ERIK — ¿Que Alana qué? —dije al escuchar la noticia. Estaba con Alfredo, el asistente personal de mi esposa, luego de haberme pasado la mañana revisando algunos documentos, se me había acumulado un poco el trabajo, me había distraído debido a mis problemas personales con ella y todo lo que había sucedido desde que me sacó de tránsito. — Como lo ha escuchado señor, la señora Voinescu no vendrá a la oficina hoy tampoco. —Me dijo Alfredo. — ¿Se puede saber esta vez por qué no va a venir? —le pregunté furioso. En ningún momento me había respondido a mis llamadas, ni a mis mensajes desde la última vez que nos vimos en casa de mi padre. — Señor, la señora Voinescu acaba de vencer en juicio a Marion Storm, y está celebrando su triunfo. No podía creer lo que me estaba diciendo Alfredo.