ALANA Ver a Verónica llegar como si fuera su casa y no la intrusa que era, fue lo más descarado que he visto en mi vida. Vi de reojo a Erik que estaba tan rígido como una roca porque al parecer su plan de mantener alejada a su amante había resultado en algo fallido. Verónica se acercó a Vicente. No podía permitir lo que estaba a punto de suceder, estaba preparada para tomarla de los pelos y entonces fue Erik quien intervino antes de que yo montara una escena. — Verónica creo que estás invadiendo una cena en la que claramente no estás invitada —le dijo Erik entre dientes. Se levantó de su lugar y fue hacia ella para tomarla del brazo. — Pero yo solo quería conocer a tu papá. Creo que me he ganado ese derecho. —Lo vio a los ojos suplicante. Bufé de rabia al ver el cinismo de la muje