—¿Me puedes explicar por qué hoy fue un guapísimo ejecutivo a preguntar por mí? —preguntó Hellen entrando a mi habitación—, Claro que cuando le dije que yo era Hellen y lo vio en mi blusa, se sorprendió y se fue. —No tengo la menor idea—respondí. —¿Ah en serio? Qué raro, porque Claire dice que te vio muy conversadora con él—divirtió—, ¿Por qué no le dijiste tu verdadero nombre? ¡Sarah está guapísimo! —Debe ser igual de idiota que todos los hombres, Hellen—respondí—, Me invitó a tomar un café, pidió mi número y no se lo di, tampoco le dije mi nombre y como me insistió tanto se me ocurrió darle el tuyo por si regresaba. Y veo que así fue.—conté. —¿Quién eres y que hiciste con mi Sarah?—preguntó ofendida—, La Sarah que conozco, hubiese aceptado ese café con ese bombón. El traje que