Estaba en la oficina había madrugado para terminar el cierre del mes, debía asegurarme de que todo cuadrará muy bien y que los balances quedarán alineados. El estrés me consumía, llevaba dos horas luchando porque había una falla en un estado de cuenta, había sido descontado un dinero retirado por cheque. Pero no había registro alguno, hasta que revise las copias de los cheques y divise el de liquidación de Hellen, suspire con alivio cuando por fin todo cuadro. Archive el balance y me dirigí a la cafetería que teníamos acá arriba. Me prepare un café poderoso y volví a la oficina. Tenía algunos pendientes todavía, me sorprendí cuando escuche un toque en la puerta, levanté mi vista y vi a Emilio, el repartidor. —Tiempo sin verte, Sarah—saludó—, ¿Qué tal estás?—preguntó amablemente