Capítulo 4POR la mañana, la esposa de Valou despertó a Thea. Era una mujer corpulenta, de rostro que alguna vez debió de ser hermoso y una sonrisa contagiosa. Abrió las cortinas, colocó una taza de chocolate sobre la mesilla de noche y dijo a modo de saludo, –Hace una mañana preciosa, Señorita. Más tarde hará calor. Después subió una lata de agua caliente y la depositó en el lavamanos. Más tarde, ya lista, Thea descendió a la planta baja un tanto cohibida. Se había puesto la falda y la blusa de su traje de montar, pero no la chaqueta. Tal como suponía, el desayuno estaba servido en la terraza y Nikos ya se encontraba esperándola. Cuando lo vio ponerse en pie para recibirla le pareció que estaba más atractivo que nunca. Se sentó junto a él y de inmediato Geza le sirvió café recién he