Los rayos del sol, se filtran por las cortinas. Me quejo y murmuro, porque pese a que la oscuridad impuesta no me gusta, soy de las que ama dormir hasta tarde en una habitación totalmente oscura. Me estiro en mi placentera cama y oigo el sonido del envase de helado caer al suelo junto con la cuchara. Me levanto con muchas ganas de seguir durmiendo, bajo, adormecida de la cama y piso el estúpido envase que dejé caer hace un momento. «Mierda» El plástico se ha roto y me ha lastimado la planta del pie. Lo pateo con molestia, bufo exasperada y termino inclinándome para levantarlo. Veo mi pie y está enrojecido un poco y arde. —Mal presagio… —murmuro a desgana. Me doy cuenta de que mis maletas están todas ordenadas cerca de la puerta de la habitación, lo que me hace salir una leve sonrisa