Edward Jefferson

1582 Words
EDWARD Siempre he sido una persona segura de mí, todo lo que me propongo lo obtengo a corto o mediano plazo, jamás me rindo, soy un luchador nato, desde que el bastardo de mi padre, si se le puede llamar así, nos abandonó a mi madre y a mí, tuve que trabajar y estudiar. Algunas veces solo quería darme por vencido, pero sabía que eso era imposible, no por mí, sino por mi madre. Tiempo después me enteré de que ella estaba enferma y no había nada que hacer, no podía ayudarla de ninguna manera más que haciendo mi trabajo, odie aún más a mi padre en ese momento, el muy cabrón nos abandonó a nuestra suerte al enterarse de la enfermedad de mi madre, el muy cobarde simplemente escogió la salida fácil y se largó, por un tiempo estuve resentido con mi madre, pensé que ella era la culpable de que nos hubiera dejado, pero estaba tan equivocado. Ingrese a mi madre en el hospital, yo no podía quedarme a cuidarla y dejarla sola mientras salía a la escuela o iba a trabajar, sus dolores cada vez aumentaban más, me era imposible pagar las cuentas, las medicinas y todo lo que se me vino encima, así que estuve buscando otros trabajos, pero simplemente el sueldo que pagaban no me alcanzaría para cubrir ni siquiera la mitad de la cuenta del hospital, le platique a un compañero de mi situación y me habló de un “trabajo”, dinero fácil, él lo llamó así, dinero que para mí estaba sucio, pero me hacía mucha falta. Al principio me negué, no quería hacer nada de eso, pero cuando no tuve más remedio que aceptar, le pedí que me diera más información acerca de ese supuesto trabajo, me dije que únicamente sería pagar las deudas del hospital, no quería estar metido en nada de esto, no quería hacerlo, sin embargo, era la única manera para subsistir. Después de unas semanas falleció mi madre, liquide todas las deudas del hospital y pague los gastos del departamento que usaba con mi madre, como ahora estaba solo, decidí rentar un lugar más pequeño, deje aquel trabajo y regrese a buscar un empleo normal y seguir estudiando, no podía negar que ese dinerito extra me caía de maravilla, pero me sentía sucio al seguir cobrando dinero, que sabía qué hacía sufrir a las personas. En poco tiempo mis reservas se acabaron, tenía deudas hasta el cuello, así que tuve que regresar nuevamente, pero esta vez para quedarme, me dieron un ultimátum las personas para las que trabajaba, una vez dentro no podía volver a salir, así que acepte sus términos y bueno, creo que la única forma para salir de este negocio nuevamente será enterrado diez metros bajo tierra. Seguí estudiando porque se lo prometí a mi madre en su lecho de muerte, tal vez era un maldito imbécil al seguir metido en esto, pero sería un maldito imbécil con estudios. Así que entre a la universidad, fue entonces cuando la conocí, cuando la vi, me alegre, gritaba opulencia a los cuatro vientos, observe como todos la miraban, tanto hombres como mujeres, ellos la miraban con deseo y lujuria, mientras ellas con envidia. Ella definitivamente no era ni por asomo lo que yo buscaba para mi trabajo, para empezar no sabía qué tipo de familia tenía, pero por solo mirarla sabía que tenía la familia perfecta, tal vez uno o dos hermanos, padres exitosos, y todo lo que yo alguna vez quise para mí, negué con la cabeza porque no podía seguir por ese camino, necesitaba buscar otro objetivo, alguien fácil de engañar, alguien que no importaría lo que hiciera lo aceptaría sin rechistar, alguien que estuviera en situaciones malas, alguien por quien no se preocuparan, no una maldita princesa hija de papi, que solo con estirar la mano lo tenía todo y jamás tendría que esforzarse por hacer una mierda, como yo, que tuve que hacer demasiadas cosas y al final termine por el peor camino que pude haber querido para mí. Teníamos algunas clases juntos, algunas veces llegué a notar que me observaba, pero cuando intentaba hacer contacto visual con ella, simplemente se hacía la tonta, volteaba a mirar a otro lado o comenzaba a platicar con la que parecía su única amiga, así pasaron volando los meses, hasta que un día se acercó y tuvo el valor para hablarme. Tengo que admitir que realmente me sorprendió, jamás creí ser el tipo de chico que ella se dignara a conocer o simplemente a dirigirle la palabra, pero aquí estaba yo, debatiéndome entre lo que tenía que hacer o no, seguir con esto o solo ignorarla, la verdad es que tenía cierta intriga por conocerla, pero el solo pensar lo que tenía que hacerle, no me causo alegría alguna, además sabía muy bien que si el jefe se diera cuenta de que estaba conociéndola me obligaría a hacer mi trabajo con ella, aunque fuera lo último que yo quisiera hacer. —¿Hola? —volvió a hablarme, note una pequeña sonrisa en sus labios, así que me decidí en una fracción de segundo, la quebraría, ella sería mi próximo objetivo; de todas formas ella fue la que se acercó a mí, ella sola se puso en bandeja de plata, aunque no lo supiera. —Hola —conteste, por un momento me quedé embelesado ante su belleza, ¿habré tomado la decisión correcta? —Por un momento llegue a creer que no querías hablarme —rio avergonzada, tenía la sonrisa perfecta, digna de portada de revista. —Lo siento, a veces me pierdo en mis pensamientos, pero dime ¿cómo te llamas?, aún no me has dicho tu nombre, yo me llamo Edward Jefferson. —¡Oh sí, que tonta!, yo me llamo Emily King —obviamente sabía su nombre, pero me hice el que no sabía nada, aunque al decirme su apellido no sabía si era del clan King que todos conocían. —Y bien, Emily, ¿te gustaría ir a tomar un café saliendo de clases? —ahora estaba más que intrigado. —Claro, porque no, así podemos conocernos más. La cita me cayó como anillo al dedo, pero lo que no sabía era que pronto, yo caería en sus redes, así como ella en las mías. Llegamos cada uno en su auto a la cafetería, en lo que ella aparcaba su auto, yo fui a reservar nuestra mesa, la vi entrar y buscarme con la mirada, cuando me vio se acercó caminando como si estuviera en una puta pasarela, tenía que admitir que tenía el cuerpo perfecto, aunado a eso tenía modales muy elegantes, tomo asiento frente a mí. —Y bien Emily, cuéntame más sobre ti, desde que te vi el primer día de clases, me llamaste la atención —parecía confundida ante mi pequeña revelación, en realidad ni yo sabía por qué le había revelado aquello... —¿En serio?, ¿entonces porque no me hablaste? —pregunto intrigada, alzando una ceja. —Bueno, tal vez no era el momento adecuado para conocernos —llego la mesera a tomar nuestros pedidos y a interrumpir, por supuesto. —¿Y ahora si lo es? —pregunto cuando la mesera ya se había ido. —Supongo que si —afirmé alzando los hombros, como si no tuviera importancia alguna— dime, ¿qué es lo que más te gusta hacer?, parece que todos conocemos a la Emily, estudiosa —rio ante lo último que dije sobre ella y se quedó pensando en la pregunta que le había hecho. —Supongo que lo que más me gusta hacer, aparte de estudiar es... —rio, una risa que de verdad al solo escucharla hizo que mi m*****o saltara —es bailar, sentirme libre al estar haciéndolo, no sé, me transporta a otro lugar, ¿y a ti, que es lo que más te apasiona hacer? —Observar —lo dije sin reflexionar, mientras trataba de tranquilizarme, para que mi puto pene dejara de pensar por sí solo. —¿Observar? —pregunto con curiosidad. —Si, me gusta leer a la gente exclusivamente con sus gestos, creo que soy bastante bueno en eso. Créeme que revelan más de lo que supones. —Eso en verdad debe ser fascinante —lo decía de verdad, se notaba en su forma de expresarlo— ¿me ayudarías a hacerlo? —pregunto mientras yo la observaba incrédulo. —¿Hacer qué? —di un trago a mi café, sabía a lo que se refería. —Eso que tú haces, leer a la gente —sonreí de medio lado. —Pues si te gusta el arte de observar y parecer algún tipo de acosador, te enseñaré —río ante mi comentario. —Me arriesgaré. Desde aquella “cita”, supe que estaría perdido, Emily robo toda mi atención desde aquel primer día, pero ahora parecía absorberlo como una esponja deseosa de crecer a un ritmo realmente rápido, sabía que no podría hacerle ningún daño, a no ser que me obligaran, entonces si estaría entre la espada y la pared. Después de unos meses de conocerla más y conocer el tipo de familia que tenía por detrás, supe que realmente sería difícil este trabajo, es por eso que no me involucraba con personas como ella, mis presas siempre eran fáciles de engatusar, pero con Emily era todo diferente, me suponía un reto, un reto que no estaba dispuesto a perder, por más que quisiera hacerlo y que sabía que me destrozaría una vez hecho el trabajo.
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