CAPÍTULO V Lord Ravenscar bajó temprano a desayunar, pero no había señales de Romara y casi había terminado cuando ella entró en la habitación. —Buenos días, Romara —dijo poniéndose de pie. Pensaba gastarle una broma por haberse retrasado, cuando advirtió la expresión de su rostro. —¿Qué ha pasado?— le preguntó. Ella se acercó lentamente a la mesa y se sentó, rechazando la comida que los sirvientes le ofrecían. Entonces, cuando éstos se retiraron, dijo: —Esta mañana llegó una carta para Caryl. —¿Una carta? —Por fortuna, yo estaba con ella cuando la subieron y, como estaba alimentando al bebé no le prestó atención. Romara le entregó a Lord Ravenscar la carta que había ocultado en su regazo. —Como parecía oficial, la abrí. Vea lo que dice. El comprendió, por la expresión de su ro