—Henry, ahora en serio, te necesito —gimió Alexa. —¿Qué necesitas, bebé? —arqueando una ceja, el lado engreído de Henry había regresado y haría que la rubia rogara—. Dime lo que necesitas, bebé, y te lo daré —ronroneó, restregando su m*****o en el desnudo muslo de Alexa. —No seas imbécil, Henry —Alexa quería mandarlo a la mierda, pero estaba demasiado necesitada para eso. El maldito de Carrington era un arrogante, pero ahora lo que quería era ser follada fuerte y duro, así que lo dijo: —¡Te necesito dentro de mí! —lloriqueó. —Ahora sí, cariño —dijo Henry con una sonrisa traviesa—. Estás a punto de tener lo que tanto deseas. Henry dejó de hacer sufrir a Alexa y se levantó para quitarse el pantalón de chándal, al despojarse del pantalón, reveló su imponente figura, y su m*****o, ya erect