El cuerpo de Kath se tensó al sentir los labios de Michele sobre su piel. Igual que un pequeño cachorro indefenso ante un lobo enorme, que estaba a punto de devorarla, se estremeció sintiendo su lengua húmeda entre sus pechos y sus manos recorriendo sus muslos y espalda.
—Bebe —dijo él entregándole la copa con la mitad del licor a Katherine, quien la recibió y la bebió de un solo trago.
—Tráeme dos copas —ordenó Michele a una de las camareras y esta en seguida fue por sus tragos. Los ojos de Kath observaron a Michele y mostrando una sonrisa preguntó si solo la haría beber. —Podría hacerte muchas cosas, unas que ni siquiera imaginas, pero hoy solo beberemos una copa —espetó Michele bebiendo tranquilamente de su copa, sin retirar a Kath de su regazo, disfrutaba de tenerla ahí sobre él, mie
