Sonriendo ante sus palabras Michele acarició el antifaz que cubría los ojos de su prometida. Sus dos hombres que tenían instrucciones de vigilar a Kath habían informado al mafioso que su prometida habías seguido a Lucian hasta el club y mientras Michele hablaba con Lucian, Katherine se debatía entre ingresar o esperarlo afuera. Kath no era una mujer a la que le gustara esperar recibir explicaciones y quería saber la razón de llevar a Lucian a ese lugar. Por lo cual fue ella misma a averiguarlo y antes de ingresar al lugar, Michele llegó hasta ella. —Si entramos es probable que ya no quiera salir, y que no permita que tú lo hagas. ¿Estás dispuesta a hacerlo de todos modos? —preguntó Michele, mantenerse ahí dentro con Kath sin hacer nada no sería algo fácil. Nuevamente Kath tragó saliva, l