Cinco

2971 Words
A la mañana siguiente de lo que había pasado, Artemisa se encontraba durmiendo plácidamente en su cama matrimonial, por lo que se encontraba ajena a lo que pasaba a su alrededor. La puerta de su cuarto se había quedado sin seguro ya que no se había acordado de hacerlo, por lo que sin dudarlo, su madre entró al cuarto con un periódico en mano.  Cualquiera que viera la forma en la que se encontraba su madre en esos momentos, se podía dar cuenta lo furiosa que estaba con su única hija.  Hera se quedó parada enfrente de Artemisa para verla dormir por unos segundos y empaparse de ese recuerdo a base de lo que iba a hacer a continuación. Cuando terminó de observarla respiró profundamente y se acercó a un lado de su cama para poder comenzar a gritarle todo lo que estaba dentro de ella. Lo primero que hizo fue tirar el periódico a unos centímetros de su rostro para que su hija escuchara el sonido de eso (algo que sí pasó).  —    No... — Isa murmuró con su ceño fruncido mientras aún se encontraba muy adormilada por lo que estaba pasando.  Hera al notar que eso no iba a ser suficiente para despertarla procedió a destaparla por completo de sus sábanas para causarle frío.  —     ¿Qué rayos? — La castaña preguntó mientras comenzaba a abrir sus ojos con demasiada pesadez. Una vez que podía observar lo que estaba pasando, frunció el ceño al notar que su madre se encontraba observándola con un semblante furioso — ¿Qué haces en mi cuarto? — Preguntó un tanto irritada por verla ahí.  —     En este momento te vas a parar de la cama, vas a caminar hacía tu armario y comenzarás a hacer tu maleta para irte de aquí — Artemisa comenzó a despertarse por completo al notar la seriedad con la que le estaba hablando — No estoy jugando Artemisa, quiero que lo hagas en este momento, tu padre vendrá por ti para llevarte con él.  —    ¿Estás jugando acaso? — Comenzó a enojarse al no saber el por qué de eso — ¿Quieres que me vaya con mi padre? — Hera asintió demasiado segura de lo que estaba haciendo — ¿De dónde rayos está saliendo todo eso? — La señaló.  —     Ve el maldito periódico Artemisa — Demandó — En serio no entiendo, ni entenderé el por qué de todo lo que estás haciendo con tu vida — La miró con desprecio y furiosa — No sé que fue lo que hice mal para que comenzaras a hacer todo lo que quieras sin pensar en las consecuencias que eso nos traería.  La castaña no había notado lo que estaba a un lado de su cama, por lo que abrió sus ojos de par en par al observar lo que decía en la portada del pedazo de papel: "La hija de los Relish la hace de nuevo"  —    Mierda — Susurró para ella misma al notar que se encontraba en un callejón sin salida — No es lo que piensas — Intentó tranquilizar el problema al notar la foto que se encontraba en la portada — Y si piensas que yo hago apropósito todo esto — Señaló el periódico — Deberías de saber que no es cierto, yo nunca me he metido en una pelea, y nunca lo haré. Claramente se podía observar a la castaña cayéndose del escenario, lo cuál hizo que su pequeña falda se subiera un poco, dejando mucho que desear para las personas que veían esa foto con sus propios ojos.  —    Lo que pasó fue que Argo y Ares comenzaron a pelearse, por lo que me subí... - Se estaba apresurando a justificar, pero su madre alzó su mano derecha para detenerla y negar con su cabeza al no querer saber absolutamente nada — Mamá, en serio no debes de... —    Ya fue suficiente Artemisa, yo ya no puedo lidiar con todo lo que estás pasando — La señaló y se pudo notar por unos segundo el dolor que estaba sintiendo al hacerle eso a su hija —    Tu padre accedió a tenerte a su lado para poder corregir todo el daño que claramente te causé.  —    Pero tú no me hiciste ningún daño Hera — Mencionó su nombre para poder intentar hacerla recapacitar — Yo soy la que ha estado saliendo, pero lo que pasó ayer no tiene nada que ver con lo que se menciona en la foto — Señaló el periódico — Le puedo hablar a Apolo o a.... - Su madre la volvió a interrumpir antes de decir el nombre de Atenea (quien claramente no salió en la foto o en las noticias del día).  —    Va a llegar en media hora, así que más te vale apurarte.  La castaña se quedó sentada en su cama con las palabras en su boca después de que su madre decidiera darle una última advertencia. Artemisa se quedó por dos minutos estática viendo a un punto de su habitación por lo que estaba pasando. Cuando se movió un poco, sintió el pedazo de periódico a un lado de ella, por lo que lo agarró con ambas manos para poder leer todo lo que le habían puesto.  —     Son unos malditos — Musitó furiosa al leer todo lo que le estaban diciendo.  Primero reiteraron el por qué Artemisa había asistido a ese lugar si era menor de edad (aunque solo le faltaba un año para cumplir los 18 años). Después de eso, comenzaron a decir que la pelea fue por culpa suya y que al no importarle, decidió subir al escenario para disfrutar de la velada y lanzarse de ahí.  Cerró sus ojos con fuerza al notar todas las mentiras que estaban diciendo, así cómo también estaba sintiendo dolor por la forma en la que se había caído ayer al piso.  —     ¿Hola? — Contestó a la llamada que había entrado en ese momento sin ver realmente quién era la responsable — ¿Apolo? — Preguntó un tanto incómoda por la situación en la que se encontraba en esos momentos.  —     ¿Todo está bien en tu casa? — La voz de Apolo Black sonó al otro lado de la llamada — Atenea y yo estábamos en un desayuno familiar, por lo que comenzaron a llegar los periódicos.  —    Me iré de la ciudad Apolo — Musitó un tanto incómoda por no creerlo del todo — Mi madre le habló a mi padre para que venga por mí  — Se paró de su cama mientras suspiraba cansada — Intenté decirle que todo eso no fue lo que pasó, pero a mi madre le importó muy poco.  —    Si quieres podemos ir a decirle lo que realmente pasó — Se apresuró a hablar, por lo que captó la atención de Atenea, quien negó con su cabeza.  —     Si mi mamá se entera que estuve en ese mismo lugar, me va a matar — Artemisa frunció el ceño al escuchar el susurro de su amiga, por lo que negó un tanto incómoda.  —    Dile a Atenea que no se preocupe – Contestó burlona mientras comenzaba a sacar la ropa de su armario — No es necesario que venga a salvarme — La susodicha abrió sus ojos de par en par al escuchar lo que dijo Artemisa — No la necesito.  —    No quería referirme a eso Isa, lo que estaba queriendo decir es que si mi madre se entera porque le diríamos a la tuya... — Su amiga la cortó de raíz.  —    Mejor cállate Atenea, no necesito nada de ti, así que más te vale quedarte callada.  —    Isa... — Apolo comenzó a hablar para intentar tranquilizarla — Debes de calmarte, Atenea no tiene nada que ver con lo que está pasando, pero si en serio necesitas algo, iremos a hablar con tu mamá, Atenea y yo — La castaña negó mientras comenzaba a sentirse furiosa.  —     Debería de irme, hablamos cuando llegue a donde mi papá decida llevarme — Apolo abrió sus ojos de par en par al notar el cambio de voz que tuvo en esos momentos — Adiós.  Colgó la llamada sin esperar que sus dos amigos pudieran despedirse de ella. Apolo y Atenea se quedaron observando el celular por unos segundos para después comenzar a preocuparse por lo que iba a pasar con Artemisa.  —    No podemos dejar que se vaya — Apolo observó a su amiga para que recapacitara el ir a hablar con Hera — Necesitamos ir a hablar con Hera. —     Si vamos a hablar con Hera ella le dirá a mi madre que yo estuve en esa fiesta — Comenzó a alterarse — No puedo arriesgarme a eso, necesito que me prometas que si vas a hablar con ella, no puedes decir que yo estuve con ustedes.  —    No puedo creerlo Atenea — Negó con su cabeza — Tu mejor amiga se irá de la ciudad y no vamos a poder detenerla si no le decimos la verdad a Hera — Atenea hizo una mueca al no querer cambiar de parecer — Olvídalo — Negó y se paró de su lugar — Yo iré  a hablar con Hera.  —    Apolo, no vas a lograr nada — Negó con su cabeza — Si Hera quiere llevarse a Artemisa, no vamos a poder hacer nada — Se encogió de hombros — Eso debes de saberlo.  —    Eres increíble Atenea — Musitó burlón y un tanto incómodo por lo que estaba pasando — Me voy, al menos puedo intentar cambiar algo.  Atenea apretó sus manos en puños al no saber lo que realmente debía de hacer, por lo que se limitó a quedarse en donde estaba. A lo lejos se encontraba el otro gemelo observando todo mientras bebía de su mojito a un lado de su padre y Anastasia.  —    ¿A dónde se fue el tonto de mi hermano? — Se acercó a ella para poder preguntárselo un tanto interesado en el tema que estaban tocando.  —     Se fue a casa de Artemisa — Musitó un tanto incómoda mientras se volteaba a verlo — Iré a mi cuarto, discúlpame con tus padres — Ares frunció el ceño.  —     ¿Qué es lo que está pasando? — La agarró del brazo con un poco de fuerza para que no se fuera del lugar — ¿Por qué mi hermano tenía que visitar a Artemisa?  —     No es tú problema — Musitó un tanto irritada — Me voy - Sentenció con fuerza.  Ares se quedó anonadado al no saber lo que estaba pasando, por lo que se acercó de regreso a su padre y a Anastasia para seguir con la conversación que estaban teniendo, pero antes de llegar a ellos se detuvo por completo al escuchar lo que estaban diciendo entre los dos.  —    Lamento mucho lo que le pasó a Hera — Ares frunció el ceño mientras observaba a su papá — No entiendo por qué Artemisa la pone contra la pared cada que sale.  —    Lo sé — Respiró profundo mientras se encogía de hombros — Hera y yo estábamos hablando sobre qué podía hacer con ella, pero pues Artemisa nos ganó.  —     Nada más porque yo conozco a mi hijo y sé que es muy extraño que comience una pelea con alguien... — Observó de reojo a Ares — Pero si yo supiera que es todo lo contrario, haría lo mismo que hizo Hera.  —    Es lo que yo también estaba pensando con Atenea; si yo supiera que ayer algo le hubiera pasado, si me hubiera preocupado y enojado con ella — Ares terminó hartándose al no conocer muy bien lo que pasaba, por lo que se terminó por acercar a los dos — Oh Ares — Anastasia cambió por completo su semblante al tenerlo cerca — ¿Te gustó la comida?  —     Claro que sí me gustó Anastasia, muchas gracias — La susodicha le sonrió — Vengo para saber lo que va a hacer Hera con Artemisa — Su padre frunció el ceño al notar que había estado escuchando la conversación — Necesito saber el por qué mi hermano salió corriendo de la casa hacía la de ella.  —    ¿Apolo hizo eso? — Su padre preguntó un tanto anonadado, a lo que su hijo asintió — Lo que salió en el periódico afectó a Hera a tal punto de mandar lejos a Artemisa hasta que se calme.  —    Pero si ella no fue la única que estuvo en el lugar con nosotros — Entrecerró sus ojos para intentar convencerlos — Así que no entiendo el por qué Hera haría eso.  —     Hijo, esta es una conversación para personas mayores — Suspiró un tanto cansando — Si quieres puedes regresar a la casa, el desayuno ya terminó.  —     Así cómo yo fui el responsable de la pelea, junto con Argo... — Se señaló a él mismo — También estuvieron Apolo y Atenea en el lugar.  Y cómo si esa hubiera sido una bomba de tiempo, Anastasia dejó caer el vaso de vidrio que tenía en sus manos por la noticia que llegó a sus oídos. El vaso no se rompió gracias a que cayó en el pasto, por lo que Ares se inclinó para poder alzarlo y dejarlo en una mesa que se encontraba enfrente de ellos.  —    ¿De qué estás hablando Ares? — Anastasia le preguntó anonadada — Mi hija se quedó en la casa desde las seis de la tarde del día de ayer,  —    Pues yo creo que deberías de hablar mucho con Atenea — Se cruzó de brazos — Ayer yo las vi llegando con mi hermano, así que no creo haberme equivocado con eso.  Anastasia subió su mano derecha a su boca para poder taparla ante la sorpresa que le dio Ares. El padre de los gemelos observó a su hijo con unos ojos de pocos amigos al notar lo que había causado en su amiga.  —    Hijo, lo mejor será que te vayas  y regreses a la casa — Demandó un tanto incómodo — Yo me quedaré aquí con Anastasia.  —    Anastasia debería de hablar con Hera para hacerla entrar en razón que su hija no fue sola al lugar — Musitó para intentar echarle la culpa a ella — Con eso de que la conciencia puede afectarte.  —     Ares — Su padre demandó por segunda ocasión para que no siguiera hablando — Vete de aquí o no dudaré en castigarte por el numerito que hicieron ayer Argo y tú.  —    Pero papá, no es justo que a Artemisa la manden lejos si su madre piensa que... — Se quedó por completo en silenció al notar el semblante que su padre había tomado — Está bien, me iré — Suspiró cansado al no haber logrado su cometido.  Ares se apresuró a salir de la casa por lo que una vez estando afuera del lugar se escuchó un grito por parte de Anastasia hacía su hija, quien supo de inmediato que algo malo estaba pasando.  —    ¿Qué mierda hiciste Ares? — Atenea le gritó por su ventana al gemelo al verlo salir — ¿Qué es lo que mi madre sabe? — Volvió a escuchar el grito de su madre a lo que hizo una mueca.  —    Tengo  que irme guapa — Se encogió de hombros y le guiñó el ojo — Tu madre te habla, lo mejor es que bajes a ver lo que quiere o se va a enojar mucho más de lo que ya está.  —    Te juro que te voy a matar — Musitó entre dientes mientras negaba con su cabeza y golpeaba la ventana de su habitación — ¡Qué mierda fue lo que le dijiste a mi madre para que me grite de esa forma!  —    Solo le dije la verdad — Le sonrió de un lado sin mostrar sus dientes — Algo que le contará a Hera para que de esta forma Artemisa no se vaya de aquí.  —     ¿Todo lo estás haciendo por la castaña verdad? — Preguntó entre dientes, por lo que el susodicho se limitó a asentir — Mierda — Su madre volvió a gritarle de una forma mucho más colérica — ¡Te odio Ares Black!  —    Pues espero que dejes de hacerlo o te quedarás sin amigos en lo que resta del año — Le recordó, a lo que ella simplemente se limitó a bufar y a cerrar su ventana con mucho más fuerza de la que utilizaba.  Ares comenzó a reírse al notar el estrés que estaba teniendo la peli negra. Con mucha tranquilidad se acercó al caballo n***o que su padre la había comprado a sus catorce años y comenzó a prepararlo para salir de ahí.  —     Ya se llevaron a tu hermano — Comenzó a hablarle a su caballo mientras comenzaba a tocar su pelaje con mucho cariño — Es hora de irnos Zeus — Le sonrió sin mostrar sus dientes — Tenemos que llegar antes de que Artemisa se vaya — Su caballo comenzó a moverse un poco incómodo al escuchar el nombre de la castaña — Así que necesitaré de tu ayuda.  Se subió a su gran caballo n***o para apresurarse a llegar a la casa de Artemisa y así detener el que se fuera de la ciudad (por algo que él y Argo habían ocasionado).  —     Ni pienses que me cae bien Artemisa — Comenzó a hablarle a su caballo mientras el viento golpeaba con su cabeza — Simplemente no es justo lo que está pasando con ella — Su semblante completamente serio comenzó a llamar la atención de las chicas que se encontraban en la calle.  Su caballo simplemente se limitó a relichar ante lo que dijo mientras seguía su camino hacía la casa de los Relish. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD