¿Qué hacer?
En el sueño de Elena, el corazón de Cristián jamás le perteneció, ni siquiera un gramo, él fue tan abierto al hablar del amor que sentía por Amelia que lo primero que una persona veía al entrar en su estudio era el gigantesco retrato de su amante y siendo Erika su hija, se convirtió en la niña mimada y querida por todos.
Elena lo sabía, porque lo había visto con mucha claridad y al mirar a Cristián pensó – adelante, defiéndela como siempre has hecho – se lamentó, sentía que el control de su vida era una llave que pasaba de mano en mano sin que ella pudiera tocarla, en su infancia le pertenecía a su padre y tras casarse esta le fue entregada a su esposo, y si ella quedará viuda y con un hijo, sería este ser imaginario quien tomaría la llave.
Todos, menos ella.
– Mamá, habla
