Elena soltó un suspiro – te debemos dos meses, pero todo esto, suma seis meses de tu salario, ¡hiciste mal las cuentas!
La sirvienta desvió la mirada dando por hecho que todo fue un error de cálculo, por supuesto, no era el caso, desde la perspectiva de Jessica Cole, cada pieza guardada dentro de su colchón se la ganó por el simple hecho de tener que soportar los toqueteos del difunto conde, arrebatárselo de las manos era un robo y su mirada se llenó de indignación.
Una historia similar se contó con otros cuatro sirvientes y al caer la tarde Melissa se sentó en el sillón sin poder creerlo, Miranda era una vieja amiga suya y resultó ser la que más se llenó los bolsillos – no puedes despedirlos – habló resignada, no importaba que hubieran robado, sabían demasiado y sí eran despedidos, ning
