Muy temprano esa mañana Lady Pamela Moore llegó a la villa de Varem acompañada por su esposo el barón Benjamín Stone y sus cuatro hijas, Erin, Eliza, Lydia y Harriet. La primera en bajar fue Erin Stone seguida de su gemela Eliza, ambas de siete años, Lydia de cinco solo dio unos pocos pasos antes de esperar a su mamá que cargaba a la pequeña Harriet de tres. Pamela soltó un suspiro al mirar la inmensa villa, todavía recordaba su última visita y el intenso aroma a tabaco que se filtraba en todas las telas y paredes, fue después de esa noche que volvió a casa para vomitar y un médico le informó que estaba esperando a sus gemelas. El barón Stone sujetó su sombrero y Erin se lo arrebató de las manos – Erin, devuélvemelo. – ¿Quién?, yo soy Eliza – jugueteó la pequeña y corrió en dirección a