–Bien, bien. Esta bien.
No tuve más opción que aceptar su disculpa, al final fue él quien vino a mí.
–¿Si? –Su mirada se iluminaba más.
–Si. –Dije en tono bajo, desviando mi mirada a todos lados, solo para evitar verlo tan sonriente y quedar embobada.
En eso me abrazó como un niño chiquito. –Vale, vale. Solo no seas más así.
–Eres un sol, baby Bry. La verdad, mi novia pensó que tu y yo teníamos algo, pero ya entró en razón. Perdón por ser tan grosero, y tratarte como te traté.
–Eres un idiota, pero entiendo. No te preocupes.
Le sonreí, y le di una palmadita en su cabeza. Cuyo cabello se sentía muy suave.
–Gracias por no odiarme, y sobre lo de la moto, también me disculpó. –El buscaba mi mirada con insistencia.
–Como sea, es bueno que hayas entendido tus faltas.
En eso sonreí indicando mi despedida, tomando mis cosas y me iba, pero el otra vez me detuvo. –¿A donde vas?
–A comer... –Mi paciencia se estaba agotando.
–Comamos juntos.
¿Por qué es así? Primero, es distante y frío y luego como si nada viene y... me confunde. Pero, ¿acaso nunca ha tenido amigas? Que patético me parece.
–¿Para qué? Después tu novia te regaña. –Okay, eso no pude evitar decirlo, aún estaba molesta y... Después me dió algo de pena. –Además que ya Nick me invitó a comer, Fred. Nos vemos luego.
El no dijo ni una palabra, pero su reacción fue algo como "esta chica no le tiene miedo a nada", estaba estupefacto y confundido. Si creía que iba a caer en su encantadora sonrisa, se equivocaba.
Fui a donde Nick, quien tenía reservado un asiento para mi, junto con dos chicos más y una chica albina, bastante atractiva por cierto.
–Hola chicos, y hola, Nick. –Muy confiada me senté, y ellos me saludaron un poco extrañados.
–Hola, pensé que comerías con tus amigos.
–Dirigió su mirada al resto. –Chicos ella es Bryony, es nueva aquí y la invité a comer con nosotros.
Me presenté ante el grupo y comenzaron a entrevistarme para conocerme.
Realmente todos me agradaron, pero aunque estaba muy tranquila y entretenida, mi mente de repente me recordaba lo estúpido que se comportaba Frederick, y necesitaba hacer algo.
Así que se me ocurrió una increíble y divertida idea.
Llamé a Kill por teléfono. –¿Donde estas?
–En el patio.
–Sal que te vea, voy para allá. Llama a Tobi.
Terminé de comer; agregué a mi teléfono los números de mis nuevos amigos que hice gracias a Nick. Incluyendo a la chica albina, ella me cayó muy bien.
–Vale chicos, cuídense. Nos vemos luego.
Me fuí al patio a buscar al Kill, pero no lo vi por ningún lado. –Ese estúpido... Le dije que estuviese cerca donde pueda verlo. –Susurré.
Me sobresalte cuando me pellizcaron de ambos lados de la cintura. Me voltee al instante y mi reacción fue golpear a quien lo había hecho.
Era Kill... Pero, como ya me conocía esquivó mi golpe.
–¡Tonto! Te dije que me esperaras cerca.
Tobias estaba muerto de la risa, exagerando un poco claro, igual como lo es él.
–Hola, mi querida baby Bry. –Me saludó Tobias quien llevaba el cabello suelto, parecía un baterista de rock.
–Hola, Tobi. ¿Que tal han estado?
–Todo genialísimo.
–Les tengo una invitación. ¡Tendremos una piscinada!
–¡Oh que súper suena eso! ¿Dónde y cuándo? ¿Que podría llevar? —Tobias estaba obviamente entusiasmado.
Kill estaba sonriente e interesado. –Es una buena idea, ya extraño ir a una.
–Les pasaré la información al teléfono, ¿okay?
–¡Súper! Baby, llamaré a Fred para decirle.
–¡Eh... No! –Solté apenas escuché lo que dijo.
–¿Por qué? –Preguntaron al mismo tiempo Kill y Tobias.
–Pues... Su novia ya me odia lo suficiente como para que quiera asesinarme esta vez... Si llega a verme en la piscina, con él, bebiendo y cantando cómo locos. Pero no quiero más problemas. Así que es mejor que Fred no vaya. El no irá.
Kill me miró sarcásticamente, y empezó a reírse. –Me vas a disculpar Bry, pero a ti nadie puede asesinarte. Ni siquiera una serpiente venenosa, o sea, te muerde y tu matas por intoxicación a la pobre serpiente.
Me crucé de brazos, y no pude evitar reirme. –No sé que imágen tendrás de mi...
–Rayos, Bry. Eres agresiva... –hizo una pausa– que sexy. –Se inclinó para morderme y con la palma de mi mano alejé su boca.
–Quieto, señor coqueto. Cuando salgamos, iremos directamente a inscribirme en el concurso, así que no te pierdas.
El puso su brazo al rededor de mis hombros. –Como diga la jefa.
–Vámonos Tobias, –agregó Kill– tenemos una última clase.
Ya cuando pasaron esos largos 60 minutos de la clase que faltaba, por fin podía irme. Me gustó mucho comenzar la universidad, pero ansiaba ya inscribirme en el concurso de canto.
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Mi pie inevitablemente lo movía de arriba abajo. Miraba al profesor, y al reloj... Mis compañeros que simulaban poner atención me causaba risa, porque era notorio su aburrimiento.
Para mi era mi primer día, ellos ya estaban teniendo sus clases consecutivamente, como tuve que cambiarme de ciudad, fui transferida para terminar mis clases aquí.
Y por fin se hizo la tan esperada hora de salida. Tomé mi mochila, y me levanté bruscamente para irme, cuando me tropecé con un compañero de clases.
–Oh, disculpa.
Voltee a verlo, era un poco más alto que yo, medio rubio y con pecas. Era un poco tierno su aspecto.
–Esta bien.
Su voz grave cambió tanto el aspecto tierno con el que lo asocié al principio.
Me gusto su manera de vestir, como un chico kpoper, se veía demasiado genial, me sorprendió no haberlo notado antes.
Pero, volví a mi camino en irme a buscar a Tobias para inscribirme en el concurso. Sentía que debía hacerlo lo más pronto posible.
Agradecí a Dios que estaba justo en la entrada, sentado en los escalones.
Me acerqué lentamente y susurré a su oído sin que se diera cuenta. –Que seductor.
–Diablos, me asustaste, loca. –Él se estaba riendo.– ¿Nos vamos?
Cuando noté que se iba dirigiendo a la camioneta de Kill, me reí. –Ey... Nos iremos en mi moto, Loquillo.
–Ah. Tu moto, dices...
–Si.
–Bien, pero yo manejo.
–Como gustes.
Nos pusimos los cascos, y media insegura me monte. –Espero que sepas conducir a mi pequeño.
–Relájate, tu solo abrázame más fuerte.
Resople. –Ya vamos, parlanchin.
La verdad Tobias no manejaba nada mal, podría decirse que es experto conduciendo. Y sin previó aviso, comenzó a llover.
–¡Maldición! Me estoy mojando toda.
–Nos estamos mojando. –Corrigió Tobi, quien se estacionó rápidamente debajo de un téchito del parque. –Ahora esperemos que escampe un poco.
–No me digas... –Mi sarcasmo radiaba por todos lados.
Las inscripciones eran desde las 8 a.m. hasta las 12 del medio día... Y justo cayó la lluvia ran fuerte. Justamente hoy.
–A las 12 cerrarán... –Decía mirando el reloj.
Faltaban aproximadamente unos diez minutos... Así que no me aguanté más, y le dije a Tobias para irnos así mismo.
Pero, el me sujetó del brazo deteniendome.
–Baby Bry, es mejor cuidar tu salud que irte mojando y quizá este cerrado ya.
–¡Carajos! –sacudi mi cabeza cruzándome de brazos.
–Bry...
Pasaron los minutos, ya cerraron y no pude ir a inscribirme. Al menos podía ir mañana otra vez.
Tobias y yo nos fuimos a comprar las cosas que íbamos a llevar para la piscinada. En eso llamamos a Kill, y llegó hasta la tienda donde yo me había ido para ver los trajes de baño.
–Uy, uy. Este esta perfecto para ti, mi baby. –Me señaló un bikini azul turquesa con flores tropicales.
–Killian, no. Que mal gusto tienes. –Seguí mirando cual podía quedarme mejor.– Por cierto, que rápido llegaste.
–Estaba cerca. Y ¿Tobias?
–Esta comprando la comida que llevaremos. –Sonreí satisfecha cuando encontré el bañador de una pieza, precioso para mi– ¡Lo encontré!
–A ver... Bueno si. –Dijo apenas lo vio.– Esos colores te lucen.
Compré un bañador de una pieza, estilo coreano floral, ajustado y de colores sólidos. Tomé unas gafas de sol negras, estilo mariposa. Y un protector solar que me hacía falta.
–Bien, estoy lista.
Todos nos fuimos al auto de Kill para dejar las cosas allí, y Tobias decidió irse con el y yo en mi moto.
–Bien, entonces. ¡Vámonos de una vez!
Frederick comenzó a llamar a Kill para preguntarle que hacíamos, a lo que Kill le contestó que veníamos de hacer algunas compras... ¡Vaya que ya me estaba molestando más!
Quería que se enterara por fotos, y no porque alguien le haya dicho.
Si, quizá puedo ser un poco infantil, pero así soy yo y me encanta ser así. Media terca.
Es que sólo imaginaba la cara que haría o lo que diría el Frederick... solamente cuando viera las fotos y videos. Si, esa era mi intención.
Nos fuimos e ibamos cantando a todo pulmón, ellos en el auto y yo en la moto.
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