LEILA Había llegado a casa después de acompañar a Aitana a la suya y pasar por mi respectivo postre de chocolate, y en cada uno de esos escenarios mi mente repetía constantemente. “Bajo la luz de la luna y el sol poniente, nace un hijo de vida y de muerte para mantener el equilibrio. Uniendo su sangre en las estrellas alineadas al origen del umbral, la luz y la oscuridad se cruzarán para el nacimiento del poder que traerá el origen de ambos mundos. De tres venas de vida y muerte que no se han de cruzar, corre el poder de asolar el umbral y surgir un nuevo mundo entre luz y oscuridad que han de reverenciar”. ¿Qué quería decir? Porque si algo aprendí de mi abuela era que todo en la vida debe ser leído con el doble sentido y entre líneas, pero no reconocía ese verso en el libro que yo ten