LEILA Dos horas habían pasado desde que llegamos a casa de Aitana que seguía inconsciente al recibir un golpe en la cabeza, la había revisado y sabia que iba a estar bien, en cuanto a mí, no estaba segura. Había asesinado a alguien, fuera o no en defensa de mi propia vida, lo había hecho, y lo peor de todo esto es que, aun teniendo mis dones no quería usarlo, por primera vez, no quise revivir a alguien, ¿eso me hace una mala persona? No lo sabía, mi mundo cambiaba muy rápidamente y no sabía si era para bien o para mal, mucho menos ahora, que él era uno de ellos, un mortífero de la muerte. ¿Cómo sucedió? ¿Cómo logro verme? ¿Qué sucederá ahora? Tenía muchas preguntas sin respuestas. —Mi niña — escuché a mi abuelo y salí corriendo abrazarlo. Lo necesitaba, mucho. —Tranquila mi niña, aqu