CAPÍTULO VIII-1

2001 Words

Jimmy la tenía oprimida entre sus brazos. —¡Yo haré que me ames!— decía. —¡Yo te amo, te amo!— contestaba Vivian y entonces, de manera sorprendente, el rostro de Jimmy se alteraba hasta convertirse en el del Capitán Alexander. Vivian despertó forcejeando y comprendió que había estado soñando y no eran brazos humanos los que la estrechaban, sino el saco de dormir, que limitaba sus movimientos. Sonó un disparo y después otro. Con el corazón palpitante, Vivian se incorporó y se arrastró hasta la entrada de su tienda de campaña. Ya fuera, pudo ver a la luz de la luna que su padre se encontraba a poca distancia de ella, disparando hacia dos jinetes que se alejaban a galope tendido, llevándose otro caballo entre ambos. Surdar y los mozos llegaron corriendo y lanzando voces. El guía disparó

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