Amaya —¿Cómo es que…? —Esos hombres tiene que hacer reportes para mí, sobre todo si involucran tu seguridad. Eres mi prometida, por ende, debes estar más que segura… nadie, ni siquiera yo por muy arcaicas y tajantes que sean las tradiciones, tiene derecho a tocarte. Nunca, así que no lo olvides. Ese recordatorio fue bueno para mí, fue más que excelente porque hasta cierto punto me decía que podía quedarme tranquila con él, pero de ahí a que eso fuese una realidad tangible, había un camino muy largo. —Gracias por la aclaración —le dije—, pero resolví la situación completa y para esta hora, el chico debió tener medidas disciplinarias, problemas con los que lidiar. —Seguro que los tiene… —Bueno yo… No sabía ni qué decirle, honestamente, no teníamos ningún tema de conversación, lo q