MI FUTURO SUEGRO

1188 Words
TERCERA PERSONA Unos días más tarde en la Granja avícola en las afueras de la ciudad —Esa de ahí es la que no está dando huevos... —¿La gallina sigue una dieta adecuada? ¿Hay suficiente calcio en la dieta?— preguntó Elle mirando fijamente a la gallina que señalaba el avicultor. —Sí, la dieta es la misma para todas las gallinas, el aporte de calcio es rico. —Entonces tengo que comprobarlo una vez.—dijo Elle abriéndose paso por la sala llena de gallinas hasta llegar a la en concreto. En cuanto la alcanzó, la gallina entró en una férula completa. Cualquier otro médico habría abandonado la persecución y pedido a los demás que trajeran de vuelta a la gallina. Pero estamos hablando de nuestra Elle. No esperó a los demás y empezó a perseguir a la criatura de 2 patas como una loca, con el cuidador de la granja haciendo lo mismo. —¡Póngase cerca de la puerta, señor! ¡Viene hacia usted! ¡Deprisa! Gritó, pero para su horror, la gallina escapó de entre las piernas de la persona y salió de la habitación. ¡Mierda! Ambos gritaron horrorizadas y la siguieron mientras cerraban la puerta tras de sí. Era una granja y además sin lindes, no podían esperar ni un segundo más. Elle al ser joven era mucho más rápida que la vieja avicultora y pronto corría tras ella saltando a ciegas por encima de las hortalizas del jardín y las vibrantes flores. Finalmente, la gallina se detuvo en el camino para comerse un gusano y Elle aminoró la marcha recuperando el aliento. —¡Pequeña criatura asquerosa! ¡Te mataré y cenaré pollo asado esta noche! La gallina respondió con un cacareo y Elle la cogió en brazos. Estaba tan absorta en atrapar a la gallina y reñirla que no se dio cuenta de que estaba en medio de la carretera y de que un elegante coche n***o venía hacia ella tocándole continuamente el claxon. En cuanto se dio la vuelta para marcharse, con la gallina ya segura en sus brazos, sus ojos se abrieron de par en par de miedo al ver un coche que estaba a metros de atropellarla. Se oyó el chirrido de los neumáticos e involuntariamente dio un paso atrás haciendo que sus piernas se tambalearan y la gallina se escapara de su agarre. Su cuerpo chocó contra la áspera grava y pudo sentir un dolor agudo en los codos. Al levantar la vista vio un coche n***o de aspecto caro, a pocos centímetros de ella. Suspira, aliviada y cierra los ojos. Gracias a Dios, está bien. El granjero se le acerca para preguntarle si está bien. Y ella le asiente cortésmente, pidiéndole que no se preocupe. La puerta negra del coche se abre y ella contiene la respiración un segundo. —¡Estoy condenada por hoy! ¡Me va a matar! ¡Qué estúpida he sido al quedarme en la carretera pidiendo la muerte! No soy una s*****a, por el amor de Dios. Pero todos sus pensamientos se calmaron cuando un hombre salió del coche con cara de preocupación. Tenía el pelo n***o y gris y los ojos azules, su traje de negocios le sentaba perfectamente y sus pasos largos y seguros gritaban poder y respeto. Inesperadamente, se agachó a su altura y empezó a examinarle la herida. —Lo siento, hija mía. ¿Estás bien? —No... señor... ¡Quiero decir sí, señor! Estoy completamente bien. No se preocupe, es solo un rasguño... Está bien... nada está roto... estoy bien para irme... vea… Dijo poniéndose en pie, moviendo los brazos para demostrar que estaba bien. El hombre soltó una carcajada ante su comportamiento infantil y su acto de valentía. No era solo un rasguño, la grava tenía gotas de sangre que mostraban que era mucho más profundo de lo que la chica estaba retratando y necesitaba atención médica inmediata. —Ven te llevaré a un hospital cercano, requiere algunos antisépticos y vendas. —¡No señor! No quiero molestarle. Ya le he causado bastantes problemas. —No niña está bien... ven. —¡¡Pero señor!! —Insisto señorita... —Elle. —Insisto, señorita Elle, me sentiré aliviado una vez que haya sido tratada adecuadamente. Ella se mostró reacia, pero el granjero asintió y le pidió que se fuera. Ella accedió y pronto el conductor le abrió la puerta del pasajero mientras el hombre la guiaba. Tenía plumas en el pelo, heno en la ropa y debía de apestar mucho, pero aun así, aquel caballero la ayudó. Le dio las gracias y decidió expresarse. —Lo siento señor, en realidad esa gallina se escapó y tuve que atenderla, así que la seguí y finalmente se detuvo en el camino y no escuché su bocina, oh no... qué estúpida fui... Se detuvo al oír el sonido de una carcajada y levantó la vista para ver al hombre que la miraba divertido. —He dicho que está bien... no te avergüences por ello, yo no juzgo. Te lo prometo. —Eh, está bien si usted lo dice... Señor— Dijo tímidamente y continuó mirando los árboles que pasaban junto a ellos. Moviendo las manos con incomodidad. —Por cierto, ¿qué estabas haciendo allí? ¿Por casualidad vives en la granja? —Oh no, señor... soy veterinaria y me llamaron para ver como estaba la gallina porque no ponía huevos. Él volvió a reír y ella no pudo evitar unirse a él. —Interesante trabajo el tuyo, eso explica las plumas en tu pelo al menos. En cuanto escuchó sus palabras, se llevó la mano al pelo y empezó a tirar de las plumas. Oh Dios, esto es tan vergonzoso, pensó. —Entonces, señorita Elle, ¿quiénes son su familia...? —Mi padre, mi madre, un hermano mayor que es neurocirujano, mi hermana mayor, Rosaline Harrison es una top model y luego estoy yo Elle... la más joven, una veterinaria. —Harrison... ¿Eres la hija de David?— Pregunta asombrado. —Sí, ¿conoces a mi padre?— Pregunta ahora temerosa de presentarse de esa manera delante del socio de su padre. Otra vez iba a manchar el nombre de su familia, pensó. —David y yo nos conocemos desde los tiempos de la universidad... ¡Pero últimamente ha estado tan ocupado que no tiene tiempo para mí! Dile que estoy enfadado con él. Ella asintió con una pequeña sonrisa y vio acercarse al hospital. —Muchas gracias, señor, siento causarle problemas. —Déjame llevarte dentro, niña. —No... no, señor, está bien, me las arreglaré desde aquí. —Vale... ten cuidado entonces.— Dijo con una sonrisa amable y yo se la devolví. —Por cierto... ¿Quién le puedo decir que está enfadado con mi padre? —Dile que es Henry Lander, su mejor amigo de la universidad. Con eso, él se había ido y ella se quedó allí mirando la parte trasera del coche en retirada. ¿Acaba de decir Lander? ¿Como el dueño de Industrias Lander? ¡Estoy muerta! Papá me va a matar. Pensó. Maldiciendo su destino.
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