Su voz reflejaba su desconcierto y el Marqués sonrió para tranquilizarla. —Es lo que podía esperarse después de un golpe como el que recibió— dijo—, debe haberse caído, o tal vez golpeado con algo sin darse cuenta. Pero, cualquier cosa que haya sido, la dejó inconsciente y ahora ha perdido la memoria. —¿Cree que la recuperaré? —¡Por supuesto! Es un síntoma muy común en las contusiones. A mí me sucedió una vez cuando me caí del caballo en una cacería. No pude recordar lo que me había sucedido durante las últimas veinticuatro horas y me dijeron que estaba delirando. —Yo... no he delirado— dijo Idylla—, al menos... eso creo. Miró a Nanny mientras pronunciaba estas palabras. —No querida, ha estado tan tranquila como un ratoncito desde que llegó aquí— confirmó la nodriza. —Me informa...