CAPÍTULO II-3

2702 Words

—¿La encontraron inconsciente, tal como está ahora?— preguntó el Marqués. Mientras hacía esta pregunta observó las largas y oscuras pestañas de la bruja, que resaltaban contra su blanca piel. —Estaba durmiendo, milord, después de una orgía de sacrificios— clamó una voz entre la multitud. Era la voz de una mujer y el Marqués percibió el veneno que destilaba. Recordó que las mujeres eran más virulentas y crueles en su persecución de las brujas que los hombres. Sin duda habían sido ellas quienes cruzaron con arañazos las mejillas y los brazos de la joven y algunas de las heridas eran tan profundas que habían desgarrado la carne. Y fueron ellas, también, las que despedazaron el chal de muselina de la infortunada chica y tal vez incitaron a los niños a ensuciarle el vestido, arrojándole f

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