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2473 Words
Fugaz: "Tarde o temprano el recuerdo volverá y tus ojos se llenarán de estrellas". ¿Amor? ¿Qué es eso? ¡No creo tener la más remota idea! Supongo que el mirar a Sandra y pensar en ella solo se podría definir como atracción simple y pasajera. ¿Pasajera? La vida en este mundo es solo pasajera y vacía. Es simple y contamina. Mis padres están tan ocupados en querer tener y demostrar que tienen hijos perfectos, que al parecer, se han olvidado de que tienen un hijo como yo que les ha estado ocultando muchas barbaridades. La mayoría de las veces siempre están tratando de juntarnos y demostrarnos que la unidad familiar es algo bien importante. ¡La neta si es algo importante! Solo que a esa edad a mi no me importaba mucho su ideal y como a mi me tocó ser el hijo mayor, era obvio que no sabían del todo los secretos que implica el educar a un hijo adolescente. —¿Te llevas bien con tus padres? —me preguntó Maricruz. —Pues si. La neta es que ambos me quieren mucho y siempre andan tratando de darme lo mejor en todos los sentidos. Soy yo el que a veces se pasa de lanza y me equivoco cuando no quiero contarles sobre mis problemas. Maricruz se volvió una gran amiga de la escuela, resultó que cuando el ciclo escolar empezó, Federico no apreció en la escuela pues aprovechó el verano para poder convertirse en padre. ¡Se embarazo y no acabo de estudiar la secundaria! —¡Suena chido eso de que tus padres te quieren! Ojalá los míos fuesen así, pero no se puede todo en esta vida. Mi papá está enfermo y mamá tiene que trabajar para poder pagarme la escuela. ¡Eso me da ansias! Las ansias pueden tragarse a una persona por completo, se puede sentir una sensación rara y extravagante en la barriga. Pero a pesar de conocer esa parte frágil de mi amiga, yo sabía que ella era fuerte, su carácter tan directo y seguro me daba mucha confianza (hasta el día de hoy). —¿Quieres ir a comprar chicharrines antes de que toquen el timbre? La curiosidad ahora se asomó en su rostro y parecía que miraba la representación de algo estimulante. —¿Y si mejor compramos unos cheetos naranjas de esos que pican y les echamos artisima salsa? Los dos éramos amantes de la salsa picante y no era algo extraño que quisiéramos que nuestro estómago se convirtiera en zona de bombas atómicas. Después de aquellos días todo parecía ir demasiado bien. Había de todo en la escuela y las nuevas generaciones parecían estar cada vez más descerebradas. En la secundaria todo parecía ir bien mientras todos simplemente se concentraran en estudiar y sacar buenas calificaciones. Pero como buena juventud que somos, a veces nos complicamos la vida intentando hacer cosas locas. La clase de formación cívica y ética eran lo peor para mi. Historia no se diga. Educación física y gimnasia eran de mi agrado. Yo era bueno en español, matemáticas un poco, química, artes y danza. ¿Danza? —¿Que crees que nos ponga a hacer el profe de danza? ¿Lo desconocido? Aquello que nunca esperaste conocer en la vida, cosas fuertes y duras que seguramente te hicieron experimentar nervios. ¡Has aprendido a ser fuerte! Tuviste que obligar a tu alma a que aprendiera a ser dura. También tuviste que aprender a ser cordial y a disfrazar todo lo que carcomía a tu alma. Se que en tu interior, en todo lo que envuelve tú alma, él aun sigue ahí, en un rincón de tu ser, y él es el recuerdo destructor. Estabas sonriendo como siempre, era una tarde de jueves y mirábamos el cielo juntos. Tu me tomaste la mano, y yo sentí la emoción en mi cuerpo, podía escuchar tu respiración tranquila, podía sentir tu poder contra el mio, podía sentirte frágil. De pronto todo paso, por que te escuche llorar y tu quisiste correr a ocultarte. Me acerque a ti, te pedí que me contarás lo que ocurría en tu interior y entonces te fuiste de mi. Él había vuelto, yo lo podía ver en tus ojos, te estaba atormentado y tu tratabas de ocultar esa desdicha. Mirabas las estrellas, suspirabas por las noches y te quejabas por las mañanas. Tu mente luchaba por olvidarlo, por sepultar el recuerdo de su ausencia, por ser libre una vez más sin nada que te atormentara, sin nada que te lastimara, sin nada que no fuera la oscuridad, porqué el era la oscuridad de tu corazón y te había vuelto oscura y tu intentabas brillar en la soledad, porqué intentabas ser tú, intentabas ser tú pero sin él. ¡Te estaba jodiendo el presente intentando hacerte recordar el pasado! —¿Crees que nos empiece a enseñar a mover las caderas? —le pregunté. —¿Por que nos debería enseñar a mover las caderas? —Pues porque es una clase de danza y la neta si estaría chido que nos enseñara el truco. Note una sonrisa en su rostro. —Pues quien sabe. Ya ves que ese profe luego está loco y luego quiere darnos terapia. ¿Terapia? ¿De o que? ¿Cual era el propósito principal de esta clase? Las estrellas de tus ojos me dicen que nunca podrás olvidar, por que es imposible olvidar aquello que un día fue parte de tu vida y más aún cuando dejo marcas profundas. ¿Tienes marcas en el alma? ¿Te he contado la historia de cómo fue que un día..? Mi cabeza gira y da vueltas sobre un eje totalmente desequilibrado. ¡No estoy bien! Ya no puedo aguantar más. —¿Te gusta estar en casa? —sus ojos miraban mi boca esperando a que esta respondiera—. ¿No te gustaría que nos fuéramos de pinta? —Si me gustaría, solo que mis padres son algo estrictos con la hora de mi llegada. Si supiera que hay días en los que me gustaría huir de ahí y nunca aparecer de nuevo. ¡Hubo días en los que pensé en la idea de desaparecer de este mundo! ¿Y por qué pensar de esa manera? Cuando esta tarde llegue a casa y entre caminando por la cocina hasta la sala, mamá me lanzo una mirada llena de inspección e inquisición. Me tumbe en el sofá para tomar un largo y profundo sueño; no me importo en lo más mínimo lo que mis padres pensaran de mí en ese momento. —¿Le has entendido a lo qué el profe nos está pidiendo? —la voz de Sandra es dulce. —¡No realmente! —le dije—. Siento que esto es una basura. —¡La basura también se tiene que entender! —añadió ella con discreción en los ojos. —¡Eso no tiene sentido! Me sorprendía el interés que una persona puede demostrar con plena constancia de los días. —El sentido también tiene que comprenderse. Y sencillamente, después de un largo recorrido, piensas en todo lo que debió acontecer sobre aquellas cosas sin sentido y luego las comparas con todas esas vivencias que no le has dicho al mundo, que solo tú sabes y conoces a la perfección. ¡Estás fallando en algo! —¿Y qué entiendes del sentido? —le pregunte. Ella encogió ambos hombros y una mirada tranquila y serena apareció brillante en ese instante. —Entiendo que el sentido del sentido, es el que tú le quieras dar. Hasta pensar que las cosas no tienen sentido te hace pensar de alguna u otra manera en el sentido de tus pensamientos para que estos no tengan sentido. ¿Lo ves? Hasta suena confuso porque realmente lo es. ¡Nadie en este mundo va a entender a la perfección la complejidad de nuestro corazón! Nadie, ni por similar que sea a nosotros en edad va a poder llenar aquel hueco que nosotros mismos rascamos para enterrar lo que quedaba de nuestras esperanzas. ¿Te pasa algo? ¡Yo sé que si! Pero aún no eres capaz de luchar contra eso que te está haciendo daño. ¿Y que me estaba haciendo daño? ¿Qué ves en mí? ¿Cosas buenas? ¿Tengo felicidad? La realidad es una diferencia enorme de la fantasía. He comprado un par de donas de chocolate para engordar un poco, puse play a la lista independiente de música y me he duchado mientras cantaba a pleno pulmón una canción de Carla Morrison. —¿Por qué no te gusta estar en casa? —le pregunté a Federico a través de un mensaje de f******k. ¡Porque la vida no siempre es como la pintan! Siempre habrá colores sin intensidad. ¿Cómo describirías la belleza? ¿Cómo es que soy yo? ¿Resultara ser que la vida me sea arrancada sin que yo lo planeé? Recientemente todo va cambiando para todos. Somos lo que somos, pensamos como pensamos y queremos lo que queremos. Todo es frágil en esta vida, menos tú. Tú no eres de vidrio o plástico, no lloras, no sientes. Tú eres simple y de papel. Eres letras y pensamientos. Tienes mi confianza y todo lo que yo te he dado a conocer. ¿Cómo describirías a una persona como yo? —¡Tuve sexo con Cristian! —dijo Fany. Todos parecían felicitarla. ¿Tener sexo? ¿Qué era eso? Tal vez es que se acostaron juntos de cucharita. Quizás solo se besaron y se acariciaron por debajo de su ropa. ¿Sexo? Tal vez la virtud de una persona se perdió cuando los gemidos eran fuertes en camas como las nuestras. —¿Y cómo fue? Dinos los detalles de tu relación —Carlos le preguntó con intriga. ¿En que momento me enrede en querer saber los detalles sexuales de mi crush con su novia actual? Porque si no lo sabías, Cristian regreso con Fany y ambos son la pareja de toda nuestra escuela. Él solía venir todas las tardes por ella al terminar las clases, se besaban frente a todos y se tocaban de forma abierta. No escribiré exactamente lo que ella dijo sobre el sexo. Solo me limitaré a expresar que mientras ella contaba, Josué se giró a mirarme cuando Fany contaba sus anécdotas sexosas. ¿Por qué se giró a mirarme? ¿Que pensamientos atravesaban su mente en ese momento? —¿No sientes un poco de envidia? —me preguntó Josué mientras volvíamos a la escuela. Resulta que habíamos ido a un concurso de oratoria y gané. Fui el único premio de nuestra escuela aquel año. —¿Por que debería sentir envidia? —estábamos sentados hasta atrás en una Transporter— ¡No se a que te refieres! Y Josué parecía estar muy interesado mientras Fany detallaba como la zanahoria de Cristian se introducía en el refrigerador de Fany. ¡Era cómo leer uno de esos fanfics escritos por adolescentes calientes! —¿Tú lo has hecho? —me preguntó Josué. ¿Qué cosa he hecho yo? La belleza de una persona está en sus acciones, no en su cara bonita. —¡No! ¡No lo sé! —y encogí mis hombros. Daniel seguía escuchando el parloteo de alguien como Fany y yo, yo solo estaba allí sentado pa' nada. —¿Te gustaría hacerlo conmigo? —preguntó él. —¡Quisieras callarte! —le grité —. ¡El sexo solo se hace, no se platica! Todos se giraron a mirarme. Fany, David, Paty, todos estaban con sus ojos mirándome fijamente. —¡Tienes envidia! —dijo Fany— ¡Josué tal vez podría hacer una excepción para acostarse contigo! Todos en el vehículo se soltaron reír. —¡Eres una perra! —grite en mi mente. ¿Se suponía que así debía ser el volver a la escuela? Sin Sandra. Sin Brayan. Sin empatía. Sin respeto. Sin ganas. Sin nada. ¡Esto era un asco! —Tranquilo! Solo bromeó contigo, no es para que te molestes —dijo Josué en voz baja. Y solo me quedé callado sin decir nada más. ¿De verdad estaba jugando? Tantas veces habían jugado conmigo y mi cuerpo, que ahora todo me hacía sentir ahorcado en un mar de confusión. —¡Jodete! Me gusta pensar que la vida es un fragmento de una biblioteca. Todos nosotros somos como aquellos libros. Algunos viejos, otros maltratados y algunos más nuevos que otros. Los capítulos son los años. Los párrafos son los meses. Los renglones son las semanas. Las palabras son los días. Las letras son el tiempo. ¿Te parece lógico mi razonamiento? No espero que logres entenderme, la verdad es que ya no espero nada de nadie. ¡Toda ese gente que me hizo sufrir en el pasado puede joderse por completo! Mis padres siguen juntos hasta el momento. Mi casa es una lugar acogedor pero yo me siento como un completo extraño. Mi cuerpo es un desecho frágil cortado por todas partes y neta, neta que ser adolescente es algo complicado. ¿Por qué nadie me entiende? ¿Por qué esta estupidez de querer llorar? ¿Por qué tener que aguantar el acoso y las burlas? ¿Por qué me he convertido en un juguete? ¡Si quieren un juguete, entonces tendré que jugar a lo mismo que ellos! —¡Me gusta tu forma de ser!—Brandon susurró en mi oído y eso me hizo estremecer. Estábamos en una fiesta y la música no nos dejaba escuchar. —¿Por qué te gusta mi forma de ser? —pregunté. —¡Porque eres simple y no te jode lo que los demás digan de ti! No entiendo aquello ni esto. No comprendo ya para nada todo lo que la gente trata de decirme. En el colegio todo va del asco. Los pensamientos explosivos explotan con excitación adentro de mi. En casa me siento de la patada y con los amigos de mi familia comienzo a embarcarme en un mundo nuevo. —¿Puedes venir un segundo? —su voz me turba demasiado. Su ropa es formal, de color n***o y camisa blanca, con una corbata roja. —¡Está bien! Y el polvo blanco se introduce en mi. Despega lento y al final termina explotando en mil sensaciones dentro de un cuerpo agitado. El sabor es dulce, ácido y placentero. ¡Esto es una maldita utopía! La cama se sacude de golpe, se desliza como malabarista y termina como una máquina. Se siente bien, es la gloria, es estar mareado y sin cordura. ¿Donde estoy? Aquí en la cama con las piernas abiertas intentando olvidarme de todo mi pasado. La droga es la cordura de la perdición humana.
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