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2732 Words
Eterno: "He tratado de reprimir todo lo que siento, pero ya no puedo más. ¡Ya no lo soporto! Es doloroso llorar con una sonrisa en el rostro y tener que ocultar este dolor que la gente provoca en mí". ¿Que es lo que me ha provocado tu ausencia? Si fueras capaz de estar en mi lugar, estoy seguro de que el dolor te hubiese consumido por varios días. —¿Y que piensas hacer ahora que se fue? —Federico tenía curiosidad por saber sobre mi sentir. —Pues seguir adelante. O sea ya se que él no va a regresar y que probablemente conocerá a nuevas personas en su vida. Quizá Brayan logre encontrar a alguien que pueda corresponder a su corazón. Me lanzo una mirada seria y llena de mucha curiosidad. —¿Y si hablas con él por r************* ? ¿r************* a mis doce años? —Ni siquiera tengo celular para poder escribirle mensajitos y yo aún no tengo r************* . Sus labios se pintaron con una mueca llena de picardía. —No te preocupes, déjamelo a mí. Yo te ayudaré a que logres entrar al mundo del f******k. De forma inocente entre a ese mundo, en la clase de computación Federico aprovecho para mezclarse en mi grado y así me ayudo a registrarme en el Face. —¿Te gustaría ponerte otro nombre? —¿Otro nombre? ¿Como por qué o que? —Pues para darle una pinta más genial. —Solo pon mi nombre real. —Está bien. ¿Foto de perfil? —¿De mí o de..? —Pues de ti si quieres. O bueno, creo que no vas a tener fotos porque no tienes celular. ¡Mmmmm! ¡Ya se! Te pondré una foto de perfil de Perry el Ornitorrinco. ¿Te parece bien? Y todo esto fue porque de forma inocente una parte de mí accedió a querer estar en contacto con Brayan. ¿Al menos lo logré? ¿Cómo es estar vivo? Inhala. Exhala. Inhala. Exhala. El cuerpo humano bombea sangre por todas partes y el corazón es fácil de excitar. Admito, que alguien sin experiencia en este tema no puede siquiera atreverse a juzgar que el enamorarse aveces nos es un error. Todo el tiempo, a todas horas, los pensamientos nos llevan hasta donde nosotros queramos ir. La realidad es que no todos los pensamientos se llegan a cumplir, pues algunos de todos nuestros pensamientos solo se quedaron en la mente, y pensamos que algún día llegarían a ser realidades. ¡Eso nunca pasó! Actualmente tengo casi trece años y puedo decir que esta edad me encanta en lo absoluto. ¿Por qué? Tengo varios motivos o razones, como tú quieras llamarles. 1) La edad avanza sin quererlo y esto indica que tengo que esperar menos años para cumplir la mayoría de edad. 2) He comenzado a forjar mis propios ideales acerca del futuro y las cosas que he de necesitar para cumplir con ellos. 3) Esta es la edad en la cual pienso hacer que esta vida me tenga un sentido profundo. ¿Profundidad? Por supuesto. Aún a mi corta edad, este chico de alma insegura ya tiene un profundo pasado que aveces me tira a matar. Llegue a la conclusión de que esta vida es una porquería porque yo mismo me metí a una zona donde no debía entrar. —¿Te sientes bien? —preguntó Federico. —¡Mejor que nunca! —le dije. Ambos llevábamos nuestros uniformes puestos y nuestras mochilas repletas de sueños colgaban en nuestras espaldas. Mis pensamientos comenzaban a idealizar que el venir a la escuela era realmente una obligación innecesaria. ¿Por qué llegue a pensar así? —¿Lo vas a extrañar? —me preguntó mi amigo. Siempre, en casi todo, Daniel prefería usar preguntas en vez de usar frases bien pensadas para poder sacarme la verdad de forma directa. ¡Él conocía mis sentimientos por Cristian! —Eso creo, aunque, siendo sinceros que creo nunca más lo volveré a ver después de la graduación. ¡La neta no se lo que vaya a pasar entre nosotros! —Bueno pero al menos lo tienes agregado en f******k ¿no? —Sí. —Creo que pueden hablar de vez en cuando por mensajitos. A demás recuerda que Fany y él terminaron hace casi un mes. ¡Todavía tienes oportunidad! ¿La oportunidad de que? Faltaba una semana para que se efectuara la clausura de fin de año escolar y muy en mi interior ya había asimilado que mi crush y yo no terminaríamos juntos. —No tengo ninguna oportunidad de andar detrás de él. Quizá y solo éramos pasajeros, un rato nomas y sentimientos que nunca cobraron efecto en vidas como las nuestras. —¡Hey! ¿Hablas en serio? —Si. ¿Por? —Suenas muy bien, como un poeta cargado de amor y desamores. ¿Me equivoco? Me reí, escucharlo hablar así me hizo sentir de forma curiosa. —¿Qué quieres que te diga? La neta no. —¿Te rompieron el corazón alguna vez? Aquel día volví a mi pasado, a todos esos momentos en los que no solo me había enamorado de Orlando, de Cristian o de Brayan; también volví aquel día en que dos niños jugaron a descubrir amor, intentamos ser adultos al querer besarnos sin descanso alguno. ¿Estuvo mal que quisiera recordar? Que en realidad yo sabía que todo mi sufrimiento y dolor eran el resultado de que aquel chico llamado Aldo fue el canijo que me robó mi primer beso a los seis años. —¡No seas tan entrometido! Mejor háblame de tu novia, ¿cómo está ella? Federico no tuvo opción que olvidarse de mí y mis pretendientes. Luego, como algo inevitable, el tiempo pasó y se fue volando. Casi todos los días (excepto fines de semana), me parecía que el venir a la escuela era más bien como venir todos los días a un empleo no muy bien remunerado. Levántate temprano. Ponte tu uniforme. ¿La tarea? Desayuna corriendo. El timbre sonando para el encierro. Pizarras blancas. Libros. ¡Este trabajo es un asco! Al final, todo el tiempo que inviertas en querer seguir estudiando, no te será remunerado como piensas que debería haber sido. Las oportunidades existen, los sobornos también. ¡Los malditos sobornos también existen! Y todos los esfuerzos por ser un alumno ejemplar no son tan relevantes en la vida real. ¿La vida real? ¿Que era eso? ¿Algo diferente a los sueños? Recuerdo que ese día me la pase como se supone que debía pasarla. Fui al colegio, hice tarea, estuve con mis padres, mis hermanos y también tuve tiempo para intentar dormir. ¡No pude hacerlo! ¿Qué sería de todo si este chico no despertara el día de mañana? Realmente tengo una idea y aun, a pesar de todo, no me gustaría desaparecer así de repente de la faz de la tierra. Tengo cosas planeadas, pensamientos e ideales que me gustaría defender. ¡Ojalá pueda con esto de tener vida! Mis padres están tan inmersos en que sus hijos sean ejemplares en casi todos los sentidos, que he comenzado a dudar del porqué de esta familia. ¡Dame ánimo alguno para no rendirme! Si tan solo ellos supieran por todo lo que he pasado… quizá así dejarían de presionar para que yo sea aquello de lo que ellos se puedan sentir orgullosos en el futuro. ¿Y qué cosas no sabían? ¿Como podría explicarles? ¿Me podrían entender? Mis padres eran personas que realmente se interesaban en mí y yo sabía a la perfección que ellos siempre han hecho (hasta el día de hoy) su mayor esfuerzo por educarme de la mejor manera. ¡Me educaron bien! Pero aún a pesar de tenerlos como buen ejemplo, había cosas que nunca quise decirles (hasta el día de hoy) para que ellos no se sintieran defraudados y decepcionados de mí. ¿Que era eso que yo no les dije? No les conté sobre mi primer beso que había sido con un niño de mi salón, no les conté sobre todo el acoso que sufrí, no les dije sobre cómo los mayores me usaban para hacer cosas sucias a la hora del receso y no les dije que a veces me sentía atraído por un niño de mi clase. ¿Fue un error? ¡Quien sabe! La neta lo único de lo que estoy seguro es que aprendí a ser fuerte y sutil a mi manera. Tarde o temprano, tus lágrimas iban a escurrir por tus mejillas y yo estaría ahí para consolarte. Es inevitable el querer esconder lo que sientes porque se que tus sentimientos te pesan en gran manera. Todo este tiempo has tratado de ser fuerte y mirate ahora. Estas de pie, llorando frente a mi, tratando de luchar contra tus emociones. Eso te hace más valiente aún. Eres valiente por que has demostrado ser sensible, tan frágil, tan poderosa. Las lágrimas no te hacen ver débil, que por pena llorabas en secreto y luego descubriste que el llanto es una bendición para desahogar las cargas de esta vida. Tú llorabas en secreto y se que eso te estaba debilitando, te estaba lastimando, te estaba destruyendo; y luego aprendiste a soltarlo, a dejarlo ir y no te importo en lo más mínimo el intentar querer ser eterno. Creo que todos alguna vez en nuestra vida hemos llorado silenciosos. Yo he ocultado muchas veces ese dolor que abunda mi corazón, me he sentido impotente en algunas ocasiones y he querido desear que la muerte abrace mi alma. Yo también he llorado sin llorar. He derramado gotas de agua por mi ser hasta el punto de sentirme inundado. Lo cierto es que yo estoy junto a ti, prometo estar siempre a tu lado y prometo secar tus lágrimas con mis manos. ¿Tú estás a mi lado? Pienso que cada lágrima es un sentimiento guardado y yo quiero guardar tus sentimientos en la palma de mi mano. Quiero guardar tus sentimientos dentro de mi, dentro de mi corazón y entregarlos sin pena alguna a una persona como tú. —¿Cuál es tu canción favorita? El sentir del ser humano es realmente impresionante. ¿Sabes qué es la tristeza? ¡Vale, porque ya estuvo bueno de estar hablando de esa condenada! Desconozco el sentir de un corazón enamorado, es verdad que no sé cómo definir aquel sentimiento. El corazón me impresiona a cada rato y aveces siento morir con tantas vueltas dentro de mi. ¿Cómo es el amor? Esta tarde, de regreso a casa, venía caminando por la banqueta con mi mochila tras la espalda y un montón de pensamientos alocados. Traía la música sonando por los auriculares, Pacific Air cantaba Bear mientras continuaba con mi caminata de soledad a soledad. Casi doblando en la calle que da con el parque, ahí, justo en esa mitad de la calle donde la línea blanca divide los carriles, justo en ese trozo de asfalto, una camioneta negra me golpeó contra el suelo. Me golpeé un poco, mis manos rozaron cada parte del asfalto y sentí la sangre fluir en las palmas de mis manos. Parpadee unas cuantas veces. Mi respiración estaba alterada por unos nervios gigantes que me aplastaron junto con la defensa de la camioneta. Escuché que las puertas se abrían. Unos zapatos cafés brillantes se acercaban cada vez más. ¡Soy un tarado! No me pude levantar, lo intente, lo pensé y neta que no pude. —¿Te encuentras bien? —preguntó el sujeto. Parecía que la escena no era tan grave como te pudieras imaginar cómo el lector que eres ahora mismo. —¿Le parece que estoy bien? —pregunté—. Por qué yo siento que no lo estoy. El sujeto me ayudó a ponerme de pie. Las manos me sangraban un poco. —¿Necesitas un médico? Este hombre parecía estar bobo. ¿De verdad no era consiente de lo grave que esto pudo haber sido? —¿Acaso el médico me necesita? —respondí—. Gracias a Dios que puedo caminar. Con dificultad y lentitud, pero puedo moverme. El chofer del vehículo se quedo dentro, sentado en su asiento de piel, acariciando con el tacto la suavidad de un volante como aquel. —¿Dónde vives? —Cerca de la calle, en una habitación lejos del suelo —respondí. Parecía que él no entendía. ¿Qué era lo que debería entender? Existen cosas que no logras comprender tan fácil. Hay días en los que realmente no entiendo el porque de las cosas y solamente pienso en cosas como la soledad o la depresión. ¿Me entiendes? —¿Quieres que te lleve a tu casa? Me gusta cuando la sensación es frágil. Basta con caminar un par de veces para capturar esa fragilidad de los cuerpos en movimiento. Somos de vidrio, de papel, de hielo... somos lo que nunca quisimos: desamor y soledad. Las cosas pasan y repasan por mi cabeza, los sucesos no dejan de ocurrirnos a todos, esta vida debe seguir sin detenerse. ¿Te gusta correr? Intentó escapar de estos sentimientos constantes que intentan destrozarme a todo poder. Ya hay cicatrices en piel como la mía, la sangre fluye en ríos por la tela de mi cama y los gritos son la canción de cuna para lamentarme toda la noche. Mi estómago presiente algo, lo siento, lo imagino, estos malditos recuerdos se aparecen después de tanto no pensarlos y creo no querer pensar más por ahora. ¡Es difícil vivir sin cicatrices! —¿Quieres mi numero? —preguntó él. Parecía que el suelo me abrazaría toda la vida pues yo aún no me incorporaba y este tipo solo me observaba con demasiada curiosidad. —No gracias, así estoy bien. Y sacó una tarjeta de su bolsillo. —Si necesitas algo, solo, llama —insistió él. Me rehuso a querer pensar en el futuro. Muchas veces buscas salidas fáciles para evitar los problemas, pero, esta vida no siempre será del todo fácil. ¿Cómo es la impotencia? Caminas por los pasillos de la escuela, te escudas en querer ser el alumno destacado porque tus padres así lo piden, terminas reprobando la mitad de las materias, tus problemas te carcomen hasta los huesos y nadie ve que la impotencia te está aplastando a más no poder. ¡No me gusta la escuela! El estar en un pupitre, escuchar a un viejo amargado explicando matemáticas, el sufrir la burla de todos, no vale la pena. Nada. Nada. Nada es lo que hay en mi. —¿Qué harás esta tarde?—me preguntó Maricruz. —¡No lo sé! Quizá vea una película después de hacer la tarea o tal vez visite a mi abuelita. Y siempre que llego a casa no hay nadie que pueda entenderme del todo, yo mismo había hecho que mis padres creyeran que todo iba genial conmigo aunque la realidad fuese otra. Es curioso que lo piense, pero la verdad no tiene nada de curiosa la realidad cuando te golpea: mis padres no conocían mi parte que dolía. ¿Sabes qué es el amar a una persona? La verdad es que no puedo responder esta pregunta porque sinceramente desconozco ese sentimiento que a muchos les arrastra. ¿Amor? Aún no hemos logrado entender la simpleza de un corazón humano. No puedes confiar en un músculo que bombea sangre y que en cualquier momento pudiera dejar de reaccionar. Y bueno yo solo me había enamorado fugazmente de aquellos corazones que no me correspondían. —¿Ya viste la película de Crepúsculo? No sé qué hacer con mi tiempo. —No, la neta no me llama la atención. Mis manos ya han cicatrizado, pero el alma aún no se quiere cerrar. ¿Sabes qué tengo? Existen muchos motivos sin explicar que la gente se atreve a interpretar con su simpleza. Todos tenemos errores, algunos más que otros, pero siempre todos tenemos algún problema que solucionar y luego esta toda esa gente chismosa que quiere entrometerse en sentimientos ajenos. ¿Quien se estaba entrometiendo conmigo? El otro día, vi a Sandra. Parecía guapa e inquieta a la vez. ¿Simpleza? La que nadie disimula. Somos simples corazones llenos de problemas. ¡Yo soy el problema de mi familia!
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