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2188 Words
Gustar: Me encanta ser lluvia porque puedo sentirme refrescante, libre, fuerte y sin miedo. Tú sabes que el tener a alguien en esta vida se ha vuelto necesario con los días. Todo parece ser tan simple y sin razón alguna. El amor. El dolor. Las personas. Yo. Sandra. Mis sentimientos por los chicos y toda esta necesidad de querer encajar con el mundo. ¡La fragilidad de una persona está en sentirse humano! Presiento que estos momentos tan difíciles son algo que a la larga me causaran cierta nostalgia. ¿Sabes que es lo que me acontece ahora? Todo el tiempo me lees y me deletreas, me tocas y me confundes, te escribo por una razón y al parecer es solo una razón por lo cual es que estoy así. ¡Maldita vida! Todo se ha vuelto un asco de repente. —¿De verdad te sientes como dices sentirte en ese escrito que entregaste para la clase de español? —Maricruz tenía mucha curiosidad por saber la realidad de mis letras. ¿Que letras? Nuestra maestra de tercer grado era una persona realmente inteligente y muy culta. Sabía un montón de cosas sobre muchas materias y gracias a ella es que logre incursionar al mundo de las letras. ¿Como lo hice? —Si, bueno todo eso es cierto. No es que me guste decirlo de forma abierta pero lo es. Yo soy el chico del que hablo en ese pequeño cuento. La maestra Marina nos había encargado escribir un cuento que hablara sobre nosotros, pero a profundidad, sobre todas esas cosas que nos hacen ser lo que somos ahora mismo. ¿Que era yo a los catorce años? Un chico de tercer año de secundaria con locura extrema y carisma simple. A esa edad no me importaba en lo más mínimo lo que los demás dijeran de mí y comencé a forjar una actitud fuerte que me ayudaría en el futuro. ¡También me obligue a aguantar todo el horror de un corazón inestable en sentido emocional! —¡La neta es que eres increíble! No puedo creer que seas capaz de poder escribir de una forma tan real y… ¿Como fue que termine escribiendo sobre mi? Fue la maestra Marina quien me habló de los libros, de lo genial que podía ser huir a esos mundos fantásticos y conocer muchos lugares con la imaginación. Mi historia con los libros comenzó visitando el INAOE, visitamos el auditorio del observatorio; recuerdo bien que esa vez un escritor mexicano llamado Antonio Ramos Revillas dio una conferencia sobre su obra más reciente y al terminar nos regalo a mi clase un ejemplar impreso de su libro La guarida de las lechuzas. —Este libro será de ustedes, espero que algún día alguien de su generación logre ser letras y hojas que la gente pueda leer —dijo él dándome el impreso con su firma. Lo increíble de los libros está en como un montón de hojas bien ordenadas te puede hacer imaginar un montón de cosas fantásticas y hasta sientes un montón de sensaciones y placeres muy distintos a los que ofrece la vida real. Es como si pudieras conocer ideales y mundos de los que no se suelen hablar con tanta facilidad en la vida real. —La neta es que me encanto este libro. Es, ha sido muy entretenido y ya lo leí dos veces —le dije a la maestra Marina. Su sonrisa hacia ver que aquel comentario mio le había hecho feliz de repente. La guarida de las lechuzas estaba entre mis manos. —¿Que tengo que hacer para poder escribir? Ella me regaló una mirada serena y muy pensativa. —Solo trata de luchar por tus sueños. Tengo confianza en que eres muy bueno con lo qué haces. De verdad, te lo digo de todo corazón, yo creo que tienes potencial. ¿De verdad era bueno con la escritura? ¿Que tan potente era mi potencial? ¡La neta es que nunca me he considerado bueno! Me esfuerzo si, pero eso significa que mis letras sean perfectas. A los catorce años de edad comencé a pensar en la posibilidad de poder convertirme en escritor. ¿Por qué? La razón era demasiado intensa y si aún sigues leyendo esto, aquí sabrás el porqué de todos mis escritos. Su presencia me resultaba muy incomoda. Neta que no sabia que hacer cuando yo estaba frente a él, como si aquella molestia que existía fuera algo que se pudiera soportar. Siempre he tratado de obligar a mi corazón para que soporte todo el dolor que me causa estar frente a él. ¿Quien era esa persona que tanto sufrimiento causaba en mi interior? Esa noche no hubo frió ni calor, no quise acordarme de nada ocurrido entre nosotros, sonreímos y comimos un poco de basura procesada. ¿Comida rápida? Más bien me comieron a mi. —¡Te necesito! —dijo aquella vez, justo antes de que el polvo blanco me hiciera viajar a la perdición. Espero, porque así es como debe de ser, que el miedo no me vuelva a consumir, que la historia pasada no se vuelva a repetir. Espero con ansias el mostrarme firme ante cualquier circunstancia desfavorable que pueda presentarse ante mi, ante mi cuerpo y a mi alma. El pudor se tiene una vez, se ha de conservar hasta el final y es lo que menos se valora. ¿A donde quedó mi pudor? —Dicen que quieres cobrar por tener sexo —me dijo Demetrio. —¿Y que dices tu? ¿Que piensas de eso? —pregunte serio. No tenía escapatoria. La vida se acuesta con muchas personas de diferentes tipos y colores, edades múltiples e ideas varias. La vida se llena de placer cuando la felicidad copula con ella. ¿Y donde está mi placer? ¿Donde quedó ese respeto que yo mismo no quise recuperar? —Me gustaría tocarte de esa manera —dijo a mi oído. El sonido de su voz parecía dulce, era sincero y tímido a la vez. Sentí un escalofrío recorrer todo mi ser y su cuerpo no estaba demasiado lejos del mío. ¿Que haría conmigo? —¡No valgo la pena! —dije—. No cobraría por tener sexo. ¡No quiero tener sexo! Ahora mismo eso no me importa. Él se sorprendió. —¡Pero quiero que seas mío! Tú puedes ser mi mujer. ¿Mujer? ¡Ahora lo entiendo! —¡Yo no soy una mujer! —Pero te gustan los hombres. ¿No es así? ¿Me equivoco? Su cuerpo comenzó a hacer presión sobre mí. —Eso no significa que me gustes tú. No todos los hombres son de mi agrado. Note que sonreía de forma incrédula. Mi corazón latía a toda potencia. —¡Si claro! Tú solo… —¿Tienes idea de lo mucho que me ha costado seguir con vida? —le dije de forma directa—. No es fácil, nada de esto es fácil. Ya estoy arto de fingir que todo va bien y de ocultar que al final me voy a morir. No quiero seguir fingiendo que todo es la misma mierda de siempre. ¡Jodete Demetrio! Su respiración me rebotaba en el rostro, íbamos en sexto grado y los demás se habían quedado en clase de educación física. ¿Por qué estábamos solos? ¡La vida también es una canija! —¿Y puedo ayudarte de alguna manera a que te sientas mejor? —pregunto él. ¡No se en que estaba pensando aquel día! Los problemas del alma no se curan con soledad, se necesita de alguna fuerza que de vigor en la fragilidad. Pero a pesar de necesitar la cura contra la soledad, no todas las personas serán lo que necesitamos para dejar de sentirnos desdichados. ¿Que pasaría conmigo entonces? Aun el mejor diseñador de ropa o decoración seguirá siendo un simple diseñador si nadie le da el reconocimiento que merece. ¡Así lo mismo con mis problemas! Si yo no he sido capaz de darles el reconocimiento de que necesito ayuda, entonces nadie me podrá ayudar. Nadie puede darle vida a las cosas, tenemos limitaciones; quitar la vida solo los asesinos y uno mismo. ¡Eso si se puede! —¿Que es lo que mas te gusta de mi? —pregunto Sandra. —Tu forma de ayudarme. Tu animo. Tus fuerzas. Todos somos fuertes hasta que conocemos a alguien que nos vuelve débiles en el sentido emocional. El resultado de la inseguridad que la mayoría de las personas tenemos, es sentirnos nada en esta vida. Es fragilidad y quebranto lo que siento, lo que hay y lo que se vive en una vida como la mía. Siento que esto es como parte de algo que debía de pasar y que por algún motivo me tuvo que pasar a mi. ¿Enfadado con las circunstancias? ¡No tengo tiempo para remordimientos! —¿Que harás el día de mañana? —aquella curiosidad suya siempre causaba cierta sensación de nervios en mi interior. —No se. La neta no se que vaya a pasar mañana. Y su rostro me miraba con intenso interés. Era de noche cuando sus ojos buscaron una parte de mi piel desnuda. —¿Quieres venir a mi casa a ver películas? Sus manos comenzaron a escurrirse por mi piel, su tacto parecía suave y comprensivo, pero al final termino siendo muy destructivo. Me hizo inhalar fuerte, el polvo se introdujo en mi de manera rápida. Sus manos me acariciaron el rostro, me hizo sentir muchas cosas en tan poco tiempo hasta el punto de sentir las emociones muy excitadas dentro de mi. —Eso suena bien, aunque, no soy muy fan de Star Wars. Su boca comenzó a sacudir mi interior, se introdujo en mi, no tardo en aprovechar la humedad de mi boca, en todo mi cuerpo y exploto en muchas formas de placer. Me hizo inhalar mas polvo blanco, me ardía la nariz y la cabeza me daba vueltas. El mundo gira y gira hasta que uno se marea y terminas en el suelo. ¿Donde termine yo? —Pues si quieres podemos ver otra película, de eso no hay problema —y sus labios formularon una sonrisa. El tiempo pasaba lento entre su cuerpo y el mio. Los minutos no se sentían con cada movimiento suyo. Me araño la espalda, hizo chupetones en mi pecho y en mi cuello. Mi cuerpo sentía la necesidad de expulsar el placer en una marea de gritos y complacencia. Su lengua parecía un arma tan suave y aguda, se resbalaba por toda mi alma hasta el punto de tocar ahí. —No se. Necesito pedirles permiso a mis padres, a ver qué me dicen —dije con voz cansada. Nuestra respiración era agitada. Subía y nos elevaba hasta donde no sientes mas que la conexión de dos seres gimiendo de placer. Se sacudía, se estremecía y me hacia sentir inútil. Me toco ahí donde me habían tocado años atrás, donde el pasado se me había olvidado. ¡Ahora estaba de vuelta! —¡No te preocupes! Yo les digo a tus padres para que te dejen venir conmigo —sus ojos parecían muy brillantes de repente. Brandon parecía ser un tipo agradable. Sus manos me apretaban a su cuerpo, su pecho se sacudía junto a mi pecho y lo único que sentía era el hundimiento de nuestros seres en un calor lleno de destrucción. Las drogas complacen al amor, así como las personas ahora satisfacemos a otras personas y terminamos follando a esta vida. —¿Que harás mañana? —su voz ya no sonaba como antes, le faltaba calor y fría. —¿Que me recomiendas hacer?- le pregunte con interés. Mi voz era un gemido sin sentido, no tenía experiencia con estas cosas. El amor te hace sentir muchas cosas, pero el alma se encarga de que las vivas. Y no importa como me sienta, creo que... nunca ha importado. He visto el amanecer mientras tu te conformabas con el anochecer. Eres tan oscura, tan sombría, tan vacía; bueno, creo que siempre has sido tu, y yo, yo solo soy yo: una simple lluvia que cae por tu ventana, que escurre desde los cielos... soy una simple lluvia que llora lo que siente. Y te he visto desde lo alto, eres tan hermosa y piensas que nadie lo sabe, pero cariño. ¡No te quiero ver triste, no un día mas! Mis gotas han recorrido tu piel un sinfín de veces y tú no has dado oportunidad a que el sol te refresque. No quieres que nadie te vea llorar, porque sabes que incluso llorar es mas fácil que no hacerlo, sabes que aguantar es mas difícil que no aguantar, y también sabes que, la lluvia es mas fácil cuando no es tormenta... ...lo fácil siempre nos saca de problemas, pero cariño.... los problemas toman otra intensidad con la lluvia y la lluvia intensa te la dedico cuando te digo que gusto de ti con todas mis fuerzas.
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