K

3433 Words
Kevin: "La vejez es una etapa de la vida que quiero experimentar contigo". Por que los capullos se abren tarde o temprano y las flores hermosas resplandecen con su belleza en la naturaleza. Las rosas demuestran su pasión al vestir tan elegantes, las margaritas realzan el verano con su cálida decencia y tus labios iluminan mi alma cada vez que me tocas. Es como si mi piel se encontrará ante una sensación totalmente desconocida, una sensación tan estremecedora que hace retumbar todas mis sensaciones en una sola, una sensación que solo es tuya, que siempre será de tu pertenencia y que toda la vida obtuviste de mí. Primera parte. 8.01.17 Todos queremos que nos escuchen mientras todos quieren hablar. Se supone que asi va esto: Te escucho, me escuchas. Te hablo, me hablas. Y casi siempre nos conformamos con lo que sabemos acerca de alguien y ya. Pero bueno, quizas sea que alguna vez has hablado conmigo y hemos terminado juntos mirando cierta pelicula de ciencia ficcion todos juntos; o tal vez salimos al parque a caminar y luego nos sentamos a comer pizza en un Domino's. Se tu nombre y tú sabes el mio, ayer comimos perros calientes y despues, volvimos todos a casa. Cada quien llego a su habitacion y seguro que nadie imagino lo que los demás hacían esa noche. Llegas a casa, le cuentas a tus padres todo lo que ocurrio, revisas ** antes de ir a dormir y de pronto, te acurrucas en una oscuridad placentera para poder pensar en todo. ¿Que era eso en lo que deseaba pensar aquella noche? —Que tienes? —preguntó Brandon mientras sus manos batian la crema para los pastelillos. —Si! ¿Que tienes? —preguntaron las chicas—. Como que has estado muy feliz, ¿sera por algo? Toda la tarde estuviste sonriendo y hablabas de forma muy eufórica. Intente poner musica más alegre pero Adri decidio bajar el volumen. Todos estábamos ayudando a preparar la cena y en ese momento me volví el foco de atención de todos. Esas miradas esperaban una respuesta. —¡No tengo nada de nada! Solo es que me siento feliz —dije como una verdad inmensa. Ya es de noche y todos parecen dormir en sus habitaciones. Pero algunos otros abren bien sus ojos mientras mandan mensajes de texto a sus amores ciberneticos. Algunos otros solo están escuchando música a todo volumen a través de los auriculares y muy pocos tenemos la costumbre de escribir en secreto en las notas del celular. —No, yo digo que como que si has de tener algo —dijo alguien por ahí. Me gire a mirar a Eimy, su sudadera de jerga me trajo muchos recuerdos de la infancia. —¡Esta bien! —pronuncie y le guiñe un ojo a Eimy, mi hermana —. ¡Estoy enamorado! Y todos comenzaron una bulla en la cocina, mi pequeña hermana sonrio y yo por igual pues eramos complices de aquella mentira tan fantastica. ¿De verdad era una mentira? Bueno, quizá no lo era. Brandon estaba cerca de mí y me miraba de forma curiosa. El techo de la habitacion era muy profundo, parecia ser un oceano de oscuridad lo que me hacia pensar. ¿Pensar en que? ¿Eran las salchichas que hervian dentro de la cacerola o el pan con Nutella? ¿El cafe de Brandon o el refresco de Adri? ¿Que estaba pensando mientras todos cuestionaban mi sonrisa? "¡Pensaba en pedirle a esta vida que no me fuera tan mal en el amor!" —¿Y de quien te enamoraste? —preguntó Adri. —Esa sería demasiada información para ustedes y no lo podrían soportar —les dije para finalizar con su curiosidad. Aveces parece que la tarde es una simple tarde. Comienzas a caminar a toda velocidad para no llegar temprano, abordas un autobus lleno de personas desconocidas y te ven, te observan de pies a cabeza a ti y a tus amigos. Recuerdo que un dia, uno de esos dias cuando el autobus va a reventar de gente y ya nadie cabe, hubo una chica que me abrazo sin querer, queriendo atrapar mi atencion con todo el atrevimiento posible. ¡Sentí su contacto como una forma agradable de afecto por parte de una desconocida! Los días siguieron pasando. —¡Me compre un nuevo cubo rubik! —dijo Brandon con emocion en su rostro. —¿La piramide magnetica que me dijiste? —pregunte. Y se supone que una piramide no tiene forma de cubo. —Si, esa mero! —respondió—. La encontré en oferta el día de ayer que fui al centro. ¡Es lo mejor que he comprado en estos días! Me encanta. —Yo pensé que no te gustaba. Como dijiste que era algo muy complicado. —Eso era antes de que lograra armarla, ahora ya me encanta. Y hubo risas que se irían con el autobús de pasajeros hasta no se donde. ¿Y adonde ibamos nosotros? El otro día le dije a Brandon que yo no encontraba gusto por los cubos de Rubik y sin embargo el me respondio algo como "Todos tenemos gustos diferentes". Despues de ello, hubo mas platica sobre los cubos de Rubik y aunque yo no le entendía nada, estuve dispuesto a escucharlo porque de verdad me interesaba en lo más profundo de mi corazón. El autobus se detuvo frente a la iglesia y terminamos bajando con bolsas de supermercado. ¡Pura comida chatarra! —Antes vendian peliculas en ese local —dijo Adri con referencia a la Clica. —Si, era el negocio de mi primo —añadió Brandon. —Tu primo ¿el que hace rap? —pregunte— Lo tenia como amigo en f******k. —¿Lo tenias en f******k? —pregunto Brandon. —Si. Lo tenía agregado y luego veía que subía sus videos donde disque cantaba —respondí. Las farolas alumbraban bien la noche y casi no habia autos que transitaran la calle. Íbamos en camino a la casa de Adri, en esa época trabe buena amistad con ellos. —El otro dia, estaba viendo unas fotos de antes —dijo Adri— ¡Todos nos veíamos bien chiquitos! Una sonrisa aparecio en mi rostro y ella hablaba con cierta emocion nostalgica. —¡Ahora ya estamos bien grandes! —exclamé. Y no se, pero hubo cierta curiosidad en mi. Pense de pronto en ese dia del que nos hablaba Adri, cuando ella miraba las fotografias de antaño. ¿Que fue lo que había visto? ¿Habíamos cambiado tanto? ¿Por qué el tiempo tiene que avanzar tan rápido? —Antes, el Kevin era muy cerrado —la voz de Brandon me hizo pensar todavia mas. Kevin era un nombre con el que solían llamarme aquel grupo de amigos. Digamos que era como mi nombre clave. —¿Enserio? —pregunte un poco pensativo. —¡Si! Antes como que no hablabas con nadie y solo, no hablabas con nadie —decía él mientras yo le escuchaba con atención— Me acuerdo que cuando nos mudamos para Acatepec, quería socializar un poco contigo. —Es verdad —dije riendo— recuerdo cuando me invitaste a tu casa a ver Star Wars y, a mí no me gusta Star Wars. Era quizá que el viento de la noche nos hacia caminar hacia los recuerdos. —Si. Pero tú me habías dicho que te gustaba —repuso él y yo ni siquiera me acordaba de eso. —Bueno. Es que Federico y yo solíamos jugar un videojuego y veíamos una serie de Star Wars, aunque yo ni les entendía. Más que nada lo hacía por él. —¡Ah! Con razón, ahora entiendo —Brandon escuchaba mi pequeña explicación. —Y ahora ya sabes que no me gusta Star Wars, nuestra amistad no depende de qué tengamos los mismo gustos —seguíamos caminando y terminando de pensar agregué—. Aveces las personas cambian sin querer, para bien o para mal, siempre terminan haciendo cambios. ¡La neta si he cambiado demasiado! Minutos más tarde, mientras en la cocina se preparaban los Hot-Dogs, hubo cierta diferencia entre Hilary y Estefy. —¿Por qué han peleado? —pregunté con cierto interés. Era la primera vez que veía muy distanciadas a las pequeñas. —¡Por un tonto juego de cartas! —respondió Jamin con un vaso de refresco en las manos. Hilary estaba sentada en un extremo y Estefy tenía el rostro puesto en el otro extremo de la sala. Ninguna era capaz de mirarse a los ojos y si se miraban, solo era para enojarse más la una con la otra. —¡Por favor, ya maduren! —exclamé levantándome del sofá. Me sentía mal de pronto. —¡No quiero madurar! —respondió Estefy a mi espalda. ¿Qué cosa estaba pasando? Le acababa de decir a un par de "niñas mocosas" que ya maduraran, que ya era momento de que se comportarán con buen juicio y educación extrema, que ellas ya no debían pelear por algo sin sentido. ¿Eso era su inmadurez? ¡No lo sé! Comencé a caminar, me metí al sanitario y recargue mi cabeza contra la pared de azulejo a pensar en esto que había pasado. Todos estaban muy sumergidos en sus cosas: platicando en la sala, escuchando música en la cocina, reír en grupo... Y yo solo pensaba en todo. ¿En qué podía pensar? ¿Qué era todo? ¿Qué era pensar? ¡Ojalá mis traumas emocionales no me hicieran depender de la triste nostalgia que siento en ocasiones! Cuando al fin volví a casa, sentí la necesidad de estar solo. —¿Por qué todos preguntaban por mi estado de ánimo? —le pregunte a Eimy— ¿Es que no puedo sonreír al menos cinco minutos? Si estoy serio o alegre siempre quieren saber los motivos. ¡Canijos chamacos! Eimy solo me miraba como en ocasiones atrás y escuchaba mi inquietud, pero, de pronto sentí que esto estaba mal, que no era justo para ella el escuchar cosas tristes y oscuras de su hermano mayor. —¡No lo sé! —sus hombros se encogieron— Pero si preguntan por ti, es porque de alguna u otra manera les preocupa saber más de ti, conocer tus pesares y sobre todo tus emociones. Con aquellas palabras tan inocentes volví a mi habitación. Kevin tiene la costumbre de conectar los auriculares, poner play a la lista melancólica y escuchar música antes de conciliar el sueño. Mirando por encima a la oscuridad de mi habitación, al fin logre ver que mi estado de ánimo no merecía sentir la felicidad pues hay un "montón de cosas" que revolotean en alguien como yo. "Piensa que estoy pensando en cosas buenas aunque mi corazón esté pudriéndose”. Había una vez... ¿Cómo rayos se supone que debe comenzar una historia corta? ¿Con había una vez? ¿Con Caperucita y el Lobo? ¿Música clásica? ¿O simplemente debía comenzar sin pensar? ¡Bien, seré realista! Siempre que quiero hacer algo, como por ejemplo esta historia, termino haciendo nada. ¿Crees que deba empezar desde el principio? ¡Está bien! Un chico conoció a una chica guapa. El acababa de mudarse a la región y termino mudándose con el amor, pues aquella chica le robo el corazón. Terminaron casándose en un día de los inocentes, convirtiendo en una broma suprema a toda su familia que formaron con el paso de los años. Pasaron los meses, ocho meses después que al fin, en un Agosto de 1999 nació una criatura arrugada y suave que terminó llamándose "Kevin". Kevin soy yo, pero también puedes llamarme K, para menos problemas. ¡Así empezó esto! Prefiero saltar algunos detalles de mi infancia y todo ese rollo porque es un poco aburrido. ¡Además ya te he contado en parte algunos de esos detalles! —¡Sal a platicar con los demás! —dijo mi madre con voz preocupada. —Ahora voy —le dije sin ánimo alguno. El IPod alumbraba mi rostro en la oscuridad de la habitación, la idea de salir a platicar con los demás muchachos me parecía innecesaria. Alguien: ¿Qué estás haciendo? ? Kevin: ¡Nada interesante! Pienso morir de aburrimiento. ? Alguien: ¡Te he estado extrañando! ? Kevin: ¡Yo te necesito ahora! ♥️ Alguien: ¡Te amo tanto! ?♥️? Kevin: Eso ya lo sé. Alguien: ¿Estás en tu habitación? Kevin: Si. Alguien: ¿Puedo ir? ? Kevin: ¡Está bien! Ven a aburrirte a mi lado. ? ¿Y qué era esto que alumbraba la pantalla de mi IPod? Al parecer era una conversación privada que resultó ser más pública que las mujeres de la ocho y el público se había vuelto muy terrorífico a mi ser. ¡Se supone que me hice de un novio-virtual-secreto! Afuera todos parecían sonreir. Ahí estaban charlando entre risas y alegrías, con trozos de pastel en sus platos. ¿Seguro que nadie notaba mi ausencia? ¿A dónde charlar? ¿Valdría la pena salir a socializar un poco? Si todo esto era malo, si mis pensamientos eran malísimos, entonces yo quería ser el malo de la historia; por que realmente a esa edad no me sentía como un buen adolescente. ¡Que se jodan todos! Alguien: ¿Dónde estás? No he sabido de ti y eso me pone triste. ? Kevin: ¡Estoy en la escuela! ¿Te importaría dejar de molestar? ? Alguien: Ok. Esta bien, te dejare en paz. Ya no le respondí. Ese día la clase de matemáticas estaba en su mero punto de aburrimiento. La Profe Marina explicaba no sé qué ecuación en el pizarrón y yo no tenía muchas ganas de concentrarme. Alguien: Estoy afuera de tu escuela. ¿Ya mero sales? Kevin: ¡Khe! No puedes estar aquí. Alguien: ¿Por qué no? Quiero verte y tocarte con mis manos. ? Kevin: ¡Eso ya no es posible! Yo no quiero verte.? Alguien: Solo, necesitamos hablar.? Kevin: ¿De cosa quieres hablar? Yo no tengo nada que hablar contigo. ?? Summertime Sadness sonaba a todo volumen en mi cabeza. El leer aquellas conversaciones que terminaron destrozando todas mis emociones, el pensar en todo lo que salió mal y el encontrarte más solo que la luna; todo eso era una razón de mi soledad y al parecer a nadie le importaba. Pues cuando tú sientes que no tienes amigos, no sabes a qué pared le vas a contar tus problemas. —Qué significa esto Kevin? —mamá parecía alterada. Intenté bajar la manga de mi sudadera pero ya era imposible ocultar todo. Parecía que ella había descubierto su fracaso al educarme para ser un buen hijo. —¡Nada! —añadí sin saber qué hacer— Yo solo... —¿Te cortas? —sin duda alguna, la mirada de mi madre estaba puesta en mi dolor. ¿Qué excusa podría inventar esta vez? Podría haber intentado algo como "estaba rayando el queso y termine rayando mis brazos", quizás hubiese funcionado. —¡No, yo no hago eso —baje la mirada. —¿Entonces? ¿Qué está pasando contigo? —preguntó con mucha decepción en su rostro. Ella no sabía nada sobre mi pasado y yo no tenía ganas de contarle detalles sobre todo lo que he tenido que soportar estos años. De pronto, pensé en cómo es que las cosas cambian, las ideas se transforman, los sentimientos vuelan y las sonrisas mueren. —¡No volverá a pasar! —dije mintiendo y me lancé a abrazarla. Intentaba no llorar pero termine más dramático que las actuaciones de Hollywood porque esto no era dramatismo simple, esto era tan real como la vida y el dolor de mi adolescencia era netamente algo que yo mismo me había provocado por no querer pedir ayuda. 13.08.15 Seguro que hasta ese momento, ya había llegado a cometer muchos errores y los errores me comían a mi. Tenía apenas quince años y aún no lograba sentirme bien conmigo mismo, de ahí que el Kevin de quince años fuera tan cerrado como las cajas fuertes. Hubo días de bipolaridad, tan solo me sentía contento y luego, a los segundos la sonrisa desaparecía con la depresión. Me daban unas ganas enormes de llorar por las noches y efectivamente, terminaba cortando mi piel con el recuerdo. Era como si mi estupidez pidiera morir y luego quisiera sonreír. ¡Era algo irónico! —Así que tienes muchos amigos virtuales —le dije a Charly— seguro que también tienes muchos amigos reales. —Si, tengo varios amigos —añadió mirándome con cierta afirmación. Me sorprendió su altura— ¿Tú tienes amigos? ¿Cómo es que yo había terminado hablando con Charly López? —No. Realmente no tengo amigos —pronuncie con seguridad—. Por ejemplo, yo apenas y te hablo, quizá es que podría considerarte como a "un amigo superficial" pues casi no te conozco. Charly tenía una mirada sin palabras, la sorpresa le había invadido de pronto y al parecer, el tema de conversación entre nosotros desapareció. ¿Cómo eran los amigos? ¿Cómo deben de ser los amigos de verdad? Cabe destacar que a esta edad aún no lograba encontrar la confianza en alguna persona y la mayoría del tiempo, prefería estar a solas en mi habitación, intentaba no llamar demasiado la atención de los demás. Y si, al final termine siendo amigo (sin querer) de Charly López. 11.01.17 —Pienso que el estar triste empeora las cosas. Hace que estés pensando en el dolor y en todo lo malo. Terminas recordando aquellas cosas que duelen y reduelen. —Brandon parecía estar muy seguro de sus palabras— ¡Es mejor estar feliz! —¡Me temo que no concuerdo contigo! —dije—. Existen cosas que no logras superar tan fácil sea cual sea la circunstancia, sin querer te causan la tristeza porque hay dolor que no se apaga, y piensas, y le das vuelta, y por más que lo intentes habrá momentos de nostalgia y tristeza. Ya después vendrá la felicidad. ¿Y qué pasaba en mi? Si ya a los dieciséis años, el Kevin que todos conocían ya tenían un poco abierta el alma. Tengo amigos que no imagine tener, hay momentos de locura y diversión y siento que al fin puedo sentirme bien. ¿Esto va bien? Las líneas que continúan no parecen concordar con esta pregunta. —¡Kevin! —¡Hola Brandon! Él extendió su mano en un saludo cordial, y ahí, de pronto paso. El saludo se alargó más de lo normal, una sensación oscura vino a mi mente y solo reaccione de forma agresiva al apretar su mano con una fuerza inesperada. —¡¿Qué te pasa?! —exclamó con sorpresa y molestia en el rostro. —¡Nada! Yo... —yo no supe que contestar. El resto de la noche mi mente no dejaba de pensar en aquello. Hablaban de patines y pista de hielo, de sangre y manos mutiladas, pero yo, por más que lo intentaba no podía dejar de sentirme en un vacío lastimante. —¿En qué piensas? -la pregunta de Raúl capto mi atención. —¡En sangre y manos chorreando sangre! —exclamé en forma de mentira. —¡Eres un sadico Kevin! —Charly arrugo la frente en sorpresa. Por más que luchaba por no pensar en cosas negativas, también intentaba pensar en cómo yo podía dejar de pensar en tanta mamada. No me importó ser un completo grosero o ignorar a las personas, solamente era que no estaba bien esa noche, todo mi ser necesitaba inundarse de nuevo y termine más lleno de lagrimas que el mar salado. Es increíble encontrar amor de la persona que menos esperas, es increíble amar a alguien que no sabe que es el amor, es increíble poder amarte a ti. Puedo decir que soy la persona mas feliz del mundo porque he encontrado un lugar en tu corazón bello. Recuerdo aquella vez en la que tomaste mi rostro y lo uniste a tus labios. Recuerdo esa vez cuando tus labios me dijeron lo que tus palabras no podían. Recuerdo todo sobre ti, porque es increíble amar a alguien que ya no está y que siempre estará: en el alma, en todos estos años, en toda mi vejez. "Realmente no sé qué vaya a pasar mañana. Si hay amor o no, estoy dispuesto a descubrirlo y yo quiero que eso me pase contigo".
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD