Capitulo II.

1396 Words
Campo de concentración de mujeres #26, Alemania. Niklaus abrió la puerta y comenzó a golpear los barrotes de las camas, mientras gritaba: - ¡Levántense! ¡Hora del trabajo! ¡No están aquí por vacaciones! ¡Arriba! Varias mujeres nuevas gimieron por el dolor de espalda que tenía. Las literas no tenían colchones y solo habían puesto grandes pedazos de madera que ellas mismas recolectaron para no herirse con los resortes. Habian tenido suerte que las dejaran hacerlo. - ¡Hagan una fila, se les entregaran los uniformes a las que vayan saliendo! - ¿Qué haremos con nuestra ropa? –pregunto alguien al final del gran salón - Sera incinerada como ustedes si no se apuran Muchas se movieron más rápido para que las palabras de Niklaus no fueran a cumplirse por ningún motivo. Aunque era algo, que les llegaría a pasar a todas en un determinado momento por desgracia y lo sabian bien. Niklaus camino hacia el tope del gran en una cama de las de abajo, vio un pequeño cuerpo en posición fetal. Gruño y juro que la golpearía con su garrote si no se levantaba. - ¿¡Estas sorda!? ¡Dije que se levantaran y eres la única aquí durmiendo como si tuvieras el derecho de hacerlo! - ¡Ya, ya, ya! ¡Detente! –ella se volteo y se quedó mirando a Niklaus –Oh, eres tu - ¿Soy yo? ¿Qué significa eso? No puedes hablarme así Ella se puso de pie y comenzó a alejarse de Niklaus a paso decidido. - ¡Respóndeme! - Eres el que me trajo aquí, el que me defendió en cierta parte - ¿Defenderte? –rio –no digas mierdas como esas a solo que quieras que te quemen viva, judía asquerosa La chica pareció impactada por sus palabras, así que apretó los labios y asintió, se volteo y se formó en la fila. Niklaus camino refunfuñando a su lado para acompañar a su compañero en la entrada. La fila se hacía cada vez menor y Niklaus no podía quitarle la vista a ella, y lo odiaba tanto. Cuando llego a su lado para recibir su uniforme, ella le dio una pequeña mirada y luego, desapareció de su vista durante todo el día. Él no quería verla, de igual forma. - ¿Revisando el área? –pregunto Heim llegando a su lado mientras las mujeres lavaban uniformes Nazis - Estaba un poco aburrido –asintió Niklaus –no siempre es divertido estar en esto - Lo sé. Me gustaría salirme ¿sabes? - ¿Hablas enserio? –pregunto Niklaus levantando su ceja - Muy enserio –asintió pero luego se encogió de hombros para restarle importancia –pero me gusta tenerlos a ustedes por aquí, tengo que estarlos vigilando para que no se metan en problemas - Aja –rio Niklaus - No te burles es la verdad - No lo hago –rio –solo estoy riendo Heim resoplo y Niklaus miro hacia otro lado, y atrapo unos ojos marrones que parecían un poco sorprendidos, pero luego toda emoción desapareció de ellos. Niklaus apretó su puño y casi le dieron ganas de darse un trompón así mismo por… - Oye, ¿estás bien? - Claro –asintió Niklaus - Estas todo distraído - Seguramente me enferme por alguna de estas - Puedo cubrirte, si quieres –le dijo Heim - No, está bien, viviré Heim rio y le palmeo el hombro. - Claro, hombre, cuando quieras. Nos vemos –y comenzó a alejarse Niklaus miro alrededor y se retractó. - ¡Heim! –se volteo a verlo – ¿Puedes cubrirme esta tarde? - Por supuesto, lárgate - Gracias –le dio una pequeña sonrisa a su amigo y se fue [•••] Niklaus cayó sobre su espalda en la cama y cerró los ojos, mientras dejaba caer su brazo sobre ellos. Era el primer día y se sentía cansado, cansado por nada y excitado aunque lo odiara admitir. Se volteo sobre su costado y miro por la ventana, el pueblo estaba en perfecto estado, todo estaba bien, ellos estaban haciendo su trabajo, defendiendo lo que es suyo. Los judíos no tenían por qué llegar y llevarse todo lo que tenían los alemanes sin razón alguna. Niklaus pensó en la judía, no debería de ser tan hermosa, no debería de atraerlo tanto, cuando estaba sobre ella se sintió perfecto, su polla se puso dura de inmediato y ahora no podía dejar de pensar en ella sobre él. Cabalgándolo. Rodo sobre su espalda y gimió. Sus manos fueron hacia sus pantalones y los bajo un poco para poder quitarse esas ganas que ya no resistía más. Comenzó a acariciarse lentamente, recordando como era su cuerpo, era tan delgada pero parecía tener un buen pecho y su delicioso culo, fue su perdición, lo tuvo tan cerca de su cara que casi se desmaya. Estaba tan jodido. Su mano se movió más rápido al imaginar que ella era quien lo tocaba. Pero entonces, recordó que era una judía ¡no podía estar haciéndose una paja por alguien como ella! Metió su pene en sus pantalones y se puso boca abajo, tal vez si dormía un rato, le pasaría la erección. [•••] Niklaus nunca pensó que podría despertarse tan tarde, lo había olvidado por completo, podían quitarle su cargo si dejaba su trabajo solo porque cargaba una pesada y dolorosa erección. Corrió por el portón mientras Baum se reía a carcajadas, burlándose de él. Schneider era el único parado en su posición y no había señales de Heim, abrió la boca para preguntar pero Schneider rodo los ojos y señalo hacia adentro. - Se está follando a una - ¿¡Que!? ‘¡Mas te vale que no sea ella!’ Niklaus abrió un poco la puerta para entrar y pudo escuchar los gemidos de Heim, pero los no muy extasiados gemidos de dolor de la chica. Niklaus pudo verlo desde donde estaba así que fue hacia él y lo quitó de encima de la chica. - ¿Qué coño haces? –le pregunto con una voz extraña - ¿Estas drogado? No puedes meter hierba al campo - Me vale una mierda –Heim se tiro de la litera y se largo Niklaus miro a la chica, pero estaba muy oscuro y no podía verla muy bien, así que encendió su lámpara y suspiro de alivio. No era ella. - ¿Te encuentras bien? -'¿Porque mierdas pregunte eso? Ni siquiera me importan' Ella asintió con lágrimas en sus ojos. - ¿Segura? - S-si - Bien –asintió y sin saber que más decir o hacer, la dejo mientras lloraba desconsoladamente En vez de regresar a la puerta, camino hacia el final, haciéndose creer que solo era para revisar que todas las mujeres estuvieran allí y que no estuvieran tramando nada. Pero eso era lo que menos le importaba, fue hasta la esquina donde estaba la litera de ella. - Sé que no estas dormida Ella abrió amplios los ojos. - Nadie lo hace aquí en realidad, tienen miedo de ser las siguientes - ¿Tú vas a…? - No, no soy de esa clase –se encogió de hombros - Eso es algo bueno, supongo –susurro - ¿Qué hacías hablando con Marlbech? - ¿Qué? - Con Rick Marlbech - Ah - ¿Y? - Solo quería saber un par de cosas sobre mí –se encogió de hombros - No tienen permiso de hablar contigo –se corrigió rápidamente –con nadie, no tienen permitido hablar con nadie - ¿Y tú si puedes hacerlo? - Es diferente - ¿Por qué? - No quiero saber cosas de ti Ella asintió. - ¿Te llamas Niklaus Gallagher, no? - Sí, creo que si –ella no pudo evitar sonreír un poco - ¿Duermes en una linda cama? - Lo hago, tiene colchón, almohadas y sabanas, es reconfortante Ella asintió. - ¿Enserio no quieres saber mi nombre? Niklaus se quedó callado pensando y después dijo: - ¿Cuáles es tu nombre? - No quiero decírtelo Niklaus sonrió y negó con su cabeza. - Sabes mi nombre, merezco el tuyo - ¿Es como un ganar-ganar? - Si así lo quieres llamar –se encogió de hombros - Avery Eizen
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