Llegar hasta la universidad, convencer a nuestros padres de dejarnos instalar en otro país a nosotras solas, costó mucho trabajo.
Ideamos todo un plan para que no se pudieran negar. Noe, sería la encargada de hablar con su papá. Es su princesa, por lo que no costaría tanto. Ella pagaría la cuota de mi carrera y yo se lo regresaría con el p**o de algún trabajo de medio tiempo.
Nosotros no tenemos dinero. Mi mamá y yo somos humildes. El que tiene dinero es Mauricio, su pareja desde que tengo 10 años. Siempre dice que también soy su hija, pero permítanme dudar.
Me da miedo la reacción de ambos si les llego a pedir la plata, por lo que nosotras, ideamos todas las estrategias posibles.
El meollo del asunto, es que Brandon se negó mucho, Noemí lloró para convencerlo y por último quedó reconocer que ya lo teníamos decidido con tiempo. Mi padrastro se ofendió "Porque no va a permitir que nadie pague mi carrera si él es mi padre, hasta por ley."
El primer día en el país, conocemos a Matías, el socio financiero de los Ferreira, quien nos va dar las prácticas pagas, autorizado por la universidad como corresponde. Está guapo, pero crecí rodeada de hombres musculosos, grandes y fuertes por las tareas del campo. No es mi tipo. El año pasado tuve un par de novios como él y paso. Con uno de ellos perdí la virginidad, un acontecimiento que recuerdo pero no fue tan especial.
Papá y mamá me acompañan a la universidad de business and investments para presentar los papeles de la beca en la oficina del rector y confirmar el horario de la mañana.
-Si presenta un examen de admisión adicional puede inscribirse a otra carrera en paralelo y haría dos carreras por el precio de una, si es que le interesa.
Mauricio me mira, mira a mamá, ambos a mi de regreso y yo no se que decir.
-Si quieres, puedes hacerlo, Alfon.- habla mamá.
-Tienes mi apoyo, muñeca- afirma quien considero un padre.
Unos minutos viendo la lista de carreras disponibles en el horario de la noche después, me decido a ingresar a contabilidad, de la cual, algunas materias coinciden con inversión y puedo hacerlas en cualquiera de los dos horarios.
La primera semana, me concentro en entrar a las tutorías y logro aprobar el examen, por lo que se confirma, que en el mismo tiempo, lograré graduarme de dos carreras universitarias. En un abrir y cerrar de ojos, ya comencé a asistir a varias materias, como matemáticas tres y cuatro, y contabilidad digital. Es importante conocer los algoritmos de los programas que se usan, por eso, es casi todo relacionado.
A su vez, después de almorzar, visitamos la oficina de Matías para leer informes, ir y venir con papeleo cada vez más importante y cargar números en el programa que usamos para registrar las altas y bajas de los activos.
Es bueno para mí el poder poner en práctica lo que estudio. De todos modos es agotador.
Dios se apiade de mi y me de fuerzas para llegar viva al verano.
Mientras yo hice todo eso, mi amiga se fue a hacer negocios a Las Vegas. No la envidio para nada.
Volvió medio rara, pero dice estar bien.
El viernes a la noche, me subo a un avión por quince horas para viajar de sorpresa a casa, ya que es el cumpleaños de Gisel, mi hermana pequeña y quiero pasarlo con ella. Estuve treinta horas en casa y volví a viajar otras quince. ¡Sólo treinta horas con mi familia!
No puedo negar que lo disfruté, pero no vuelvo a cometer esa locura, jamás. Tengo que tener al menos dos días para que yo me decida a hacerlo o que pase algo extraordinario.
Con todo eso, no me ha dado tiempo ni de respirar, por lo que la semana que le sigue, soy mas un zombi que una persona.
A la loca de mi amiga, se le ha ocurrido otra de sus brillantes ideas.
-Debes aprender a conducir, amiga. Así en la noche te llevas el auto mío o de papá y no gastan en taxis- menciona.
-No lo sé, Noe.- respondo con pocas ganas de conducir en la noche.
Por supuesto, ella es más terca que una mula y me anota. No me cuesta, a decir verdad, pero sé que va a ser un proceso largo.
Comiendo algo en la tarde, en la cafetería de la U, se me acerca un chico.
-Hola, hermosa. ¿Cómo te llamas?
-Alfonsina ¿tu?- pregunto de regreso cuando me coquetea.
-Soy Victor. Vamos juntos en algunas materias.
-No me había dado cuenta- respondo con honestidad.
-Pues yo si. De echo, vamos juntos con Samuel y te hemos visto con tu amiga- entrecierro mis ojos para recordar, pero no lo consigo- ¿Oh, vamos, hermosa! Te saludé un día con la mano y me respondiste igual.
Pego mi mano a mi frente por lo despistada que soy. Es verdad. Fue un día que iba entrando sola a la uni y me pareció lindo.
-Disculpa- sonrío apenada- No fue mi intención.
-No te preocupes. Ya vamos a tener el gusto de conocernos más.- desestima guiñando su ojo.
El sonido del timbre me llama y tomo mis cosas para ingresar a clase, con la promesa de que nos vamos a ver luego.
El viernes, Matías nos llevó a Las Vegas y le comento a mi amiga que hay un chico que me gusta y se acercó a mi. Su consejo, es invitarlo a tomar helados o ver una peli en su casa.
En la famosa reunión de negocios, tengo el disgusto de conocer a Dublin, alias el viejo verde.
Nuestro jefecito, me presentó como su hermana menor y el tipo está convencido de que Noemí y él, son pareja. Para mi que su mentira no está lejos de la realidad y algo pasa entre ellos, pero mi amiga jura y perjura que no.
Por supuesto, que yo tan barriga fría, lo dejo escapar en el momento menos propicio, frente a mi tío Brandon que es lo más celoso que hay en la tierra. Se fue tranquilo después de insultar a todos los hombres del mundo, hasta en arameo, dejándonos un poco de paz.
Lo que se puede decir paz, porque entre las clases de manejo, la oficina, la universidad de mañana y de noche, más las tareas de casa, estoy realmente exhausta.
La presentación de Victor viene a mi mente de un momento a otro y lo busco en el aula cuando ingreso. Paso la vista por los bancos colocados como si fuese un cine y lo encuentro al fondo del lugar. Me tomo un momento para analizar a todos mis futuros colegas. Hay de todas las edades. Deben de tener entre 18 y 30 años. La mayoría viste a la moda, menos un joven de lentes, que usa camisas a cuadro, zapatos de vestir y suéter de lana.
Comparado con los demás, lo único destacable son sus ojos claros. Luego parece cualquier simple mortal, no como ese dios del Olimpo que tiene a casi todas las féminas de la clase interesadas en él, yo incluyéndome, por supuesto.
Victor me saluda con la mano desde lejos y yo quedo cada vez mas encantada con su porte de chico malo que grita peligro por todos lados.
Siento su mirada quemando mi espalda y volteo a verlo cada cierto tiempo, notando que el otro chico, nos ve de reojo aunque intenta disimular. Pobre infeliz envidioso, me burlo en mi mente.
Observo a los muchachos que lo rodean en la salida de la universidad, montados en autos tuneados con colores brillantes al igual que el que supongo que es suyo y me pregunto que se sentiría ir montada como su copiloto.
Quizá debí analizarlo mejor, estar atenta a las señales que me serían mostradas de aquí en más, porque sabría en los problemas en que me metería a mi y a todos los que estuvieran a mi alrededor. Él creó miedos que nunca conocí, fuí en contra de mis valores e inmiscuí a personas que no tenían nada que ver. La culpa de ingresar a un centro reclusorio, fue y es mía, porque de haber escuchado las advertencias, nada de esto pasaría en el momento en que creía que todo estaba solucionado.