[GIANNA]
Un año después
Me veo caminando por este parque aquí de la mano con Paolo, y no puedo dejar de sonreír como una tonta —¿Dónde me llevas?— Le pregunto nuevamente y él aprieta mi mano sin dejar de mirarme a la cara.
—Ya llevamos un año juntos… creo que deberíamos avanzar, ¿no lo crees?— Responde cuando de repente veo que estamos frente a la puerta de un gran edificio.
Sé perfectamente que él se muere de ganas de que estemos juntos, tengo claro que los besos que nos damos ya no son suficientes, pero para ser sincera, tengo miedo de atreverme a más. Lo miro a los ojos y trato de no delatarme, pero es imposible —Paolo… tengo miedo… tengo 16… sé que podemos, que no te meterás en problemas, pero…— Murmuro con mi voz temblando.
Él acaricia mi mejilla con dulzura y sonríe —Yo te voy a cuidar— Dice y se acerca a mis labios —¿Quieres estar conmigo?— Me pregunta y a pesar del miedo que me da, asiento.
—Quiero— Respondo firme y me besa.
—Entonces entremos, terminemos de festejar tu cumpleaños como lo mereces— Dice sonriente y me vuelve a tomar de la mano para que entremos al edificio.
[…]
Sonrió al ver que el departamento está perfectamente decorado con globos que dicen “feliz cumpleaños” y rosas rojas —Que bonito— Comento y él me abraza desde atrás rodeando mi cintura con sus brazos.
—Feliz cumpleaños princesa— Susurra y besa mi cuello.
—No te preguntare de quien es este lugar, no quiero ni siquiera pensar que alguien sabe que estamos aquí— Digo bajito, pero Paolo no me responde, él solo continúa besando mi cuello y rozando mi cuerpo de una manera que me pone demasiado nerviosa.
—Disfrutemos del momento— Me sugiere y hace que me gire para que quedemos de frente.
El momento ya se vuelve incontrolable cuando sus besos nos impulsan a caminar por el lugar y sus manos empiezan a deshacerse de mis prendas. Por mi parte trato de seguir el ritmo, aunque claramente no sé muy bien que hacer ni cómo hacerlo.
[…]
Al día siguiente: 11 de octubre
Apenas me atrevo a levantar mi mirada cuando entro a la casa. Escucho los regaños de mis padres preguntándome donde me había metido toda la noche, y por supuesto me invento la excusa de que me quede en casa de una de mis amigas. Con mis ojos repletos de lágrimas, subo la escalera a toda prisa y me encierro en mi cuarto no queriendo que nadie me moleste, pero parece que el mensaje no ha quedado claro.
—Gianna— Escucho la voz de Dante.
—Vete… ¿Qué haces aquí a esta hora?— Me quejo —¿No tienes una casa?— Continuo y me abrazo más fuerte a la almohada.
—Si, pero tu padre me quería ver por algo de la empresa— Responde y siento como se sienta en el borde de la cama —¿Quieres contarme porque estas llorando?— Averigua y me acomodo un poco mejor para verlo a la cara.
—¿Para qué? ¿Para qué le cuentes a mi hermano lo que está pasando aquí mientras que él esta en Harvard?— Me quejo y sonríe.
—Sabes que no le estoy contando nada de lo que tú me cuentas a tu hermano, él puede ser mi amigo, pero tú también lo eres— Trata de convencerme.
Respiro profundo y lo miro con dudas —Me da vergüenza contarte, ni siquiera me atrevo a contárselo a An— Murmuro.
Él se acerca un poco más a mí y acomoda mi cabello —¿Es algo de Paolo? ¿Te lastimo?— Indaga.
—Es mi novio hace un año…— Digo como di fuese suficiente explicación.
—¿Y? Yo llevo seis meses con Giovanna, pero eso no quiere decir que le acepte todo lo que hace— Explica.
—Es diferente, tú y ella tienen la misma edad, pero Paolo me lleva dos años, las cosas que necesita son distintas— Trato de contarle.
Dante acomoda mi cabello y me mira con dudas —Gianna, ¿Qué paso?— Insiste y se sienta un poco más adentro de la cama.
Yo me arrodillo y me acomodo a su lado para así apoyar mi cabeza sobre sus piernas tal y como lo hacemos casi siempre que charlamos de nuestras cosas. Él juega con mi cabello y me mira —Anoche me llevo al departamento de un amigo— Comienzo por contarle.
—¿Y?—
—Me dijo que quería estar conmigo… tenía miedo, pero luego cedi y terminamos teniendo sexo— Resumo y noto lo tenso que se ha puesto.
—¿Y porque estas así? ¿él te hizo daño?— Averigua raspando su voz.
Muevo mi cabeza para mirar hacia arriba y respiro profundo —Fue un desastre, no me gusto— Admito y sé que está intentando no reírse —Oye, no te rías— Le regaño dándole un manotazo.
—Lo siento… es que tal vez él no era el indicado. Quizás debiste esperar un poco más. Gianna, el sexo no siempre es perfecto, sobre todo si no estas con la persona correcta— Me dice y resoplo.
—Ahora lo sé… lo que no sé es que hare con él, no quiero que lo volvamos a intentar, ¿entiendes?— Le explico.
—Claro que sí, pero no te pongas así, algún día estarás con alguien con quien lo disfrutes— Me alienta y lo miro con dudas.
—Sé que odias a Paolo, pero no seas tan evidente— Le pido haciéndolo reír.
—Tú también odias a Giovanna y no te digo nada— Se defiende y sonreímos.
—Touche…— Murmuro.
—¿Vamos al cine? Tengo ganas de ver una película— Me propone tomándome por sorpresa.
—¿De verdad? Te acabo de contar que arruine el momento más importante de mi vida ¿y me dices que vayamos al cine?— Cuestiono.
—Para despejarte— Bromea.
—Eres imposible— Me quejo.
—Vamos, cámbiate y nos vamos para que te olvides de ese mal rato—
—No lo voy a olvidar— Hablo entre dientes.
—Bueno… es una manera de decir, anda vamos— Insiste y cuando se pone en este plan es difícil de hacerlo cambiar de opinión.
—Ya voy— Accedo finalmente y me levanto.