[GIANNA]
Tres años después – 10 de octubre
Se supone que hoy es un día de celebración, hoy cumplo 15 años y al contrario de estar feliz, me siento triste porque él no vendrá a mi fiesta. Me siento en el borde de mi cama, y miro el hermoso vestido que han diseñado en la empresa exclusivamente para mí. Es largo, con una sola manga, y color rubí tal y como yo lo quería. Me costó mucho trabajo convencer a mi padre que me dejara poner ese vestido, ya que según él no era necesario que tuviera ese pronunciado tajo al lado derecho, pero lo que él no entiende es que solo quería verme hermosa para él.
Respiro profundo y sin gana alguna, me levanto de la cama para comenzar a cambiarme. De repente un golpe en la puerta hace que deba abrir, y al hacerlo, allí esta An —¡Amiga!— Exclamo feliz y la abrazo con todas mis fuerzas.
—¡Feliz cumpleaños!— Me saluda para luego ir soltándonos.
—Anahí, te ves increíble— La halago al ver el corto vestido dorado que lleva puesto.
—Gracias, pero ¿y tú porque no estas lista?— Me cuestiona entrecerrando sus ojos —Eres la cumpleañera, así que, vamos, tienes que darte prisa— Me dice entrando a mi cuarto y me toma de la mano para que vaya con ella.
—No quiero celebrar, él no vendrá— Le cuento y me mira con una media sonrisa en su rostro.
—¿Hablas de Paolo?— Indaga y asiento tímidamente.
—Si… dijo que no vendría— Murmuro.
Ella sonríe —Esta abajo esperando, si vino— Me informa tomándome por sorpresa y mi humor cambia de inmediato.
—¡¿De verdad?!— Exclamo emocionada y ríe.
—De verdad, aunque para serte sincera, no entiendo porque llevas tanto tiempo enamorada de él. Yo pensaba que tú y Dante…— Trata de decir, pero niego con la cabeza.
—¡¿Qué?! ¡No!— Respondo entre risas —Él y yo solo somos amigos, muy buenos amigos— Aclaro mientras que me siento frente al tocador donde An empieza a preparar el maquillaje, ya que ella es la que mejor lo hace de las dos.
—Yo creo que le gustas…— Murmura y sonrió.
—¿Cómo crees? Es el mejor amigo de mi hermano, además, es mayor que yo, mi padre no lo dejaría ni siquiera mirarme demás— Me quejo.
—¿Y a Paolo sí?— Inquiere y rio.
—Tampoco, pero con él no se entera de nada. Con Dante debo tener cuidado porque se cuenta todo con Deo— Digo y la miro —¿Ves lo que me haces hacer? Ya llamo a mi hermano como tú lo haces— Me quejo entre risas.
—No me hables de tu hermano que quiero llorar— Dice bajito y suspira —Se ira a Estados Unidos a estudiar— Habla triste.
—Sera después de tu cumpleaños, aun puedes decirle lo que sientes por él— La aliento, pero ella niega con la cabeza.
—Tu hermano esta cada mes con una chica diferente de la escuela, no tengo ninguna oportunidad, solo me ve como su amiga… pero, en fin, no estamos aquí para hablar de mí. Hoy es tu cumpleaños y lo tenemos que celebrar con todo— Me anima y sonrió.
—Ahora si celebrare— Anuncio y pongo algo de música mientras que me termino de alistar.
[…]
He sido bastante clara con mis padres, les dije que no quería algo muy exagerado, pero al parecer no han entendido el mensaje. La casa se ha transformado completamente con una temática arabesca con velos moviéndose por el viento, candelabros, y música a tono. Mi padre dice que soy su princesa mayor, y como tal siempre me celebrara, así que no me queda más que rendirme ante esto. Los invitados me aplauden cuando termino de bajar el último peldaño de la escalera, y allí lo veo a él. Se ve guapísimo con su pantalón oscuro y camisa blanca que resaltan sus perfectas facciones y ojos azules como el mar. Mi corazón se acelera y trato de controlar la manera que tiemblan mis piernas para así no caerme.
Mis compañeros de escuela y otros amigos se van acercando a mi para saludarme y yo solo espero que sea su turno. Luego de lo que me parece una eternidad, finalmente él está frente a mí y me saluda con dos besos —Feliz cumpleaños Gianna— Me dice con esa voz que ya suena como un adulto y sonrió.
—Gracias Paolo— Respondo nerviosa y luego él se aleja para darle espacio a los demás.
—Gianna, ¡feliz cumpleaños!— Exclama Dante y sin que me lo espere, me levanta en el aire dando vueltas conmigo.
—¡Dante!— Me quejo entre risas —Bájame— Le pido y mi hermano es quien coloca una de sus manos sobre su hombro.
—Bájala, ¿no ves que le romperás el vestido y luego la tengo que aguantar yo?— Bromea Amadeo haciéndome reír para luego fundirme en un abrazo con él —Papá dijo que no haría una escena, pero si el tonto ese que te gusta te lastima, me avisas que seré yo quien lo ponga en su lugar— Me susurra al oído y lo miro con dudas.
—¿Qué?— Pregunto sorprendida.
—No quería venir y lo fui a buscar a su casa. Dice que le daba vergüenza venir a tu casa, pero ¿Qué crees?— Me dice y lo miro con dudas.
—¿Qué?— Inquiero esperando a que continúe hablando.
—Te trajo un regalo increíble, vayan al jardín, yo entretengo a papá— Me alienta y si hay algo que no esperaba, era justamente que mi hermano hiciera de celestino.
—Te adoro hermanito— Bromeo y sabiendo lo que le molesta, lo beso en la mejilla dejando mi labial rosado en su rostro y luego yendo a donde esta Paolo.