[GIANNA]
«¿Por qué a los hombres les gusta tanto jugar al futbol?» Me pregunto mientras que veo como todos corren detrás de la pelota de un lado a otro de esta cancha de fútbol localizada en el parque cerca de la casa.
Trato de no prestarles atención y me distraigo dibujando en mi cuaderno, pero de repente un grito hace que mire hacia adelante. Veo que Dante está tirado en el suelo tomándose la cabeza y es que al parecer ha recibido un pelotazo —¡Giulio!— grita él bastante molesto mientras que Giulio se disculpa una y otra vez.
Mi hermano ayuda a que Dante se levante del suelo y caminan hacia donde estoy yo —Quédate un rato aquí con mi hermana mientras que se te pasa el dolor, luego podemos ir a la tienda a buscar algo de hielo si es que lo necesitas— Le sugiere y él tan solo asiente.
—Si, no te preocupes por mí ya me voy a recuperar— Le asegura y mi hermano sin más vuelve a alejarse para continuar con el partido.
—¿Qué es lo divertido de sudar corriendo detrás de una pelota? además te pueden lastimar como lo hicieron ahora— Le preguntó y puedo sentir su mirada sobre mí.
—¿Acaso no eres italiana?— Me pregunta sarcástico, y ahora soy yo quien lo mira.
—Claro que soy italiana, pero eso no quiere decir que me tenga que gustar el fútbol, ¿o sí?—Le reto.
Una sonrisa se dibuja en su rostro y por alguna estúpida razón mi corazón se acelera «¿qué es esto?» me pregunto y trato de sacudir todo esto de mi mente, pero esos ojos negros profundos simplemente no se apartan de mí —El fútbol nos gusta desde pequeños, crecemos con eso y deberías saberlo. no hay un porqué, ¿a ti te gusta el gelato de chocolate?— Cuestiona y asiento inmediatamente.
—Por supuesto que sí, es lo más rico que hay— Respondo sin dudarlo.
—¿Y porque te gusta?— Averigua y encojo mis hombros.
—Ya te dije es riquísimo, no tengo una razón en específica— Reiteró y él sonríe.
—Bueno, a los chicos nos gusta el fútbol porque es divertido, tampoco hay una razón específica— responde imitando a mis palabras y sonrío.
—Eres un tramposo— Me quejo y de repente un gran silencio se hace presente cuando una chica muy guapa de cabello rubio y ojos azules se pasea cerca de nosotros con su perro. Noto como la mirada de muchos de los chicos que estaban jugando al fútbol se centran en ella y no los culpo. es muy bonita, es alta, de cabello lacio, y se viste a la moda —¿Quién es ella?— Pregunto al darme cuenta de que se ha quedado como un idiota mirándola.
—Es Giovanna, es la chica más guapa de la escuela, y por supuesto que todos queremos que nos preste atención— Explica y por supuesto que era de esperarse, no importa si los chicos tienen 12 o 15 años; todos se comportan igual si hay una niña guapa.
—¿Y qué? ¿ no te presta atención?— Averiguo, aunque la respuesta está clara.
Veo como la chica se acerca a mi hermano y él inmediatamente tira la pelota a un costado y se acerca a ella para comenzar a hablar como si se conocieran de toda la vida —Quiero creer que esto ha respondido a tu pregunta— Me dice y tan solo lo miro.
Me da un poco de lástima darme cuenta de que está enamorado de ella, pero que ella no le preste atención. Al parecer no soy la única a la que le gusta a alguien y no es correspondida —Me dieron ganas de tomar un gelato de chocolate, ¿me acompañas? ¿o te vas a quedar aquí viendo como esta chica habla con mi hermano?—Le propongo y respira profundo.
—Mejor te acompaño porque si vas sola y te pasa algo tendré problemas con Amadeo— Me deja saber y sonrío.
—Vamos entonces— Pronuncio poniéndome de pie, y rápidamente comienzo a caminar hacia la gelateria que está cerca del parque.
—¿Por qué llorabas hoy cuando te vi en la casa?—Me pregunta de repente y debo admitir que me sorprende su curiosidad.
—¿Acaso quieres que seamos mejores amigos o qué?—Cuestionó sarcástica y él sonríe.
—Tu hermano y yo somos muy buenos amigos, es mejor que nos llevemos bien ya que nos estaremos viendo bastante seguido— Explica y simplemente mira hacia el frente.
Pienso un poco en la respuesta que le voy a dar y es que no quiero que le vaya con el chisme mi hermano —¿Guardarás el secreto? ¿o le contaras todo lo que te cuente a Amadeo?— Inquiero firme.
—Todo lo que me digas quedará entre tú y yo. no te preocupes, no soy amigo de tu hermano, pero si tú no quieres que le cuente algo, te puedo guardar el secreto— Me deja saber y miro hacia el frente.
—Es por un chico, se llama Paolo y es muy guapo, pero obviamente eso no le gustó y a veces tiene algunos desplantes conmigo que me ponen triste. Si te soy sincera, odio la escuela, todo es demasiado difícil, los chicos son muy crueles, y las chicas no se quedan atrás siempre saben cómo hacerte sentir mal— Le cuento y una vez que llegamos al local de gelatos, él pide dos de chocolate y le paga al señor que lo sirve.
—Al parecer sufrimos por lo mismo—Me dice entregándome la copa.
—Eso pasa cuando no eres ni el guapo ni el popular de la escuela—Digo cabizbaja.
—A veces pasa, pero no te sientas mal, creo que los chicos somos unos tontos a veces— Me alienta haciéndome sonreír.
—¿Y tú no?—Le preguntó divertida.
—Yo puedo dejar de ser un tonto siendo tu amigo, ¿qué dices? ¿amigos?— Me propone y lo miró a los ojos.
—Amigos— Accedo y estrechamos nuestras manos mientras que nos miramos a la cara.