Unas semanas después.
—Esta teniendo visitas de nuevo. —dejo la bolsa con las milanesas en la mesada para ir a ver.
—Déjame ver.
—Mira por la cerradura. —saco las llaves que las dejo puestas y miro, pero no veo nada hasta que una chica aparece en mi visión hablando con el muchacho que vive frente de mi casa que asiente sin decir nada—. Si, otra mujer diferente es.
—Parece que si.
—¿Serán mujeres que ofrecen sexo?. —la chica le da un beso yéndose y él entra en su casa, muchas mujeres de la casa del nuevo vecino, por lo menos dos o tres por semana, y me da risa porque susurramos.
—No sé, mientras no sean ruidosos en sus cosas todo bien, no me gustaría escucharlos.
—Yo creo que es un adicto a ya sabes.
—¿Porqué crees eso?. —la miro frunciendo las cejas.
—No sé, siempre entran mujeres a su casa.
—Pero si es por sexo es algo relativamente normal. —nos alejamos y vuelvo a la cocina a poner las milanesas en una fuente y al horno—. Tres veces a la semana para mi normal, a no ser que se meta mano a full.
—Yo creo que si, es joven, apuesto, un depravado.
—Aahhh, mira la conclusión que sacas todo por pagar por sexo Florencia.
—Seria normal si tuviera novia y no creo que lo tenga... Noooo, espera, ¿y si él vende sexo?. —la miro de nuevo porque tiene lógica—. Esas deben ser sus clientas, un prostituto.
—Que feo eso, vamos a ponerle mimosito, osito mimosito.
—Mejor... —mira a la ventana agarrándose el mentón—. Asi que vende sexo.
—No lo sabemos aún.
—Pero esa teoría pisa fuerte, no me puedes decir que no.
—Es verdad. —agarro unas papas pelándolas y no aguanto la risa, me llego a inclinar riendo.
—Dale tonta, sabes que es muy probable.
—Bueno si, ¿y a nosotras qué? si llegara a ser verdad no nos incumbe. —la miro riendo porque tiene cara pensativa—. ¿Vas a pedirle sus servicios?.
—Noooo, papá se entera me arranca la cabeza.
—¿ENTONCES LO PIENSAS?.
—Nooooo, no seas tonta. —me alejo riendo con ganas porque me tira patadas—. Sabes quién me gusta y no miro a nadie.
—Eres muy chica para Juan, mejor olvida eso. —vuelvo a ponerme seria.
—Ya voy a crecer.
—Mira lo que piensas, —niego no gustándome nada, tiene a penas diecisiete y Juan como veinticinco, la verdad que no tengo idea de cuantos pero mas grande es—. Mejor ponte a hacer la ensalada asi dejas de pensar cualquier cosa.
—No seas asi, sabes que siento cosas por él.
—Lo sé, me lo dices siempre, y vamos al caso, te pones tremendamente tonta cuando lo ves.
—Aaammm, nada que ver, sino... —abre enorme los ojos poniéndose aun mas blanca de lo que es—. Papá sabe.
—Si, por eso se pone asi, porque él Florencia, te mira, y no esta bien, eres menor.
—Hasta unos meses, ahí cumplo dieciocho y es legal. —vemos a la puerta cuando suena, va ella a abrir, se gira con los ojos enormes y señala susurrando—. Es el vecino.
—Abre.
—Noooo.
—Abreeeeee. —abre de golpe y él iba a tocar de nuevo.
—Hola.
—Hola, ¿Estará la chica de la casa? Soy el vecino del frente.
—Te buscan. —voy intentando poner buenas caras porque me hace caras.
—Hola, ¿si?.
—Disculpa que te moleste, ¿tendrás un poco de sal que me convides?. —me enseña una tacita de té que tiene en las manos.
—Si, ya te convido.
—Debe querer que seas su clienta... —le doy un golpe porque susurra riendo, reviso el estante sacando un paquete cerrado de sal, voy de nuevo a la puerta aguantando la risa porque me hace caras.
—Toma.
—Noooo, un paquete no, un poco no mas, no te molestes.
—Me enseñaron a que cuando alguien te pide algún alimento se da un paquete cerrado.
—Ah mira, entonces me pones en el aprieto a que te tengo que devolver dos paquetes.
—Noooo, para nada, un gusto poder ayudar, a parte es un poco tarde, tal vez está todo cerrado.
—Bueno, algo te voy a devolver por la molestia, porque de vago no mas, el chino está abierto pero ni ganas, estoy muy cansado para salir.
—Bueno, descansa entonces.
—Gracias. —da unos pasos hacia atrás y cuando sonríe alzando la mirada sé que Florencia está atrás y le voy a dar unas cachetadas—. Nos vemos, coman rico, huele re rico lo que sea que hacen.
—Algún día te vamos a invitar, hoy no podemos. —aprieto los labios fuerte y cuando me envuelve de los hombros la quiero patear—. Descansa bestia.
—¿Eh?.
—Nada, mi hermana es bien... Toca toca, dice puras tonteras. —le agarro la mano pellizcándola—. Chao. —cierro y la empujo dándole golpes—. Eres... Una... Tonta.
—¿Queeee? te di el empujón.
—¿Empujón de qué?. —voy a la heladera sacando la mayonesa y el limón.
—Me pellizcaste fuerte.
—Te quería arrancar la mano mira. —preparo la ensalada y reviso las papas.
—Papá mandó mensaje.
—¿Qué quiere?.
—Calmadita, fue una broma, y dice... ¿Qué hacen?, le dije que a punto de comer y me dijo que mañana vayamos a desayunar con él.
—Dile que bueno, asi de paso te llevo y paso a comprar.
—Eh buena, llévame a hacer las compras.
—Bueno.
......................
—¿Cómo vas con las costuras?.
—Re bien. —tomo el café gimiendo de lo rico que esta, con Flor pasamos a comprar todo para traer porque sino mi papá compra alevoso—. Encargué telas, me dijeron que en unos días llega.
—¿Cuándo?. así voy a recibirlas.
—Espera que me fijo. —le mando el comprobante donde dice el día y la hora.
—Ah bien, entonces ese día vamos con Anna asi estoy ahí cuando lleven y hago el p**o.
—Dale, hago una carne.
—Eeehhh, yo quiero ir.
—Y si ahora te vienes con nosotros.
—Ah, crei que me iba donde la abuela.
—Noooo, te vas con nosotros y Julián me dijo que te vayas con él.
—Bueno, voy y vengo... Total cuando me reten allá me voy para allá y asi.
—No te hagas porque estas a esto... —mi papá junta los dedos haciendo la demostración de algo pequeño y a punto de juntar los dedos—. A esto estás de que te una buena sacudida, sigue buscándome no mas.
—Si no hice nadaaaa.
—Ya... La dejamos ahí porque sino arreglamos aca no mas. —cuando queda callada me rio con ganas porque con eso se delató que algo se mandó—. Cambiando de tema y volvamos a lo de las telas, ¿Cuántos rollos compraste?.
—No mucho sino en casa no me queda espacio, pero compré mas que nada para hacerle vestiditos a las nenas, y después cosas para mi.
—Bueno, no olvides de encargar los hilos y eso, encargué un mueble que te lo llevo el viernes, para que puedas tener todos los hilos acomodados y por color.
—Buenísimo, mamá me llevó asi como está mesita una caja con un montón de colores, me encantó.
—Bien, cuando necesites algo mándame mensaje de lo que es porque yo, nada de esas cosas... —con Flor nos reímos por las caras que hace—. Y las cantidades.
—Si papi, ahora por ejemplo podrías consultar por esa maquina para poner botones. —cuando me voy mi papá me acompaña al estacionamiento y Florencia se queda con él esperando que salga de trabajar—. Bueno, me voy rapidito porque tengo las compras en el auto.
—Si, mándame mensaje cuando llegues, no tardes porque sino voy.
—No, te mando hasta foto.
—Mucho mejor. —se lo dije como burla pero ahora lo voy a tener que hacer, le doy un abrazo y un beso—. Te amo hija, ve con cuidado y contéstame.
—Si, yo también, besitos a Anni.
Llego a la casa subiendo con las compras y la verdad que me esta costando cargar con todo, subiría por el ascensor pero nunca funciona, o por ahi puede precisarlo alguien mas y yo reteniéndolo con las bolsas para que no se me vaya, lo hice un par de veces pero desistí cuando un vecino me dijo que no debería utilizarlo, que lo hacia para molestar ya que vivo en el primer piso y que las escaleras me servirían mas, y sé que no lo hizo de malo, tal vez tenia un mal día como solemos tener todos, pero cada vez que eh tenido la intención de subirme él aparece, y doy la vuelta yéndome por las escaleras.
—Te ayudo... —es mi vecino del frente y como siempre, con una mujer distinta—. Dame yo llevo, no vas a poder subir con todas esas bolsas.
—Subo de a poco, no dejes a tu compañera sola.
—No te preocupes, dame. —agarra las mas pesadas que es donde llevo la carne para hacer el pino de empanadas que Juli quiere que le haga, mas carne para dejar cocinado y frizado, otra carne para hacer al horno para cuando venga Seba con Leila, otras carne para el asadito que vamos a hacer con Flor y Kiara y muchas frutas y verduras—. ¿Tu sola querías llevar esto que pesa un montón?.
—Bueno, lo bajé del auto y lo traje hasta aca, podía subirlo. —la miro a la chica que sonríe—. Disculpa por molestar.
—No te preocupes. —subimos a nuestro piso porque es mi vecino del frente desde hace dos meses mas o menos, y me lo cruzo todo el tiempo y siempre, pero siempre, con mujeres diferentes—. ¿Lea, a dónde es?.
—Ahi, espera que te abro. —casi no puedo sacar las llaves de mi casa y él le abre a la chica—. Pasa y ve preparándote.
—Dale.
—Ya voy.
—Gracias, aca puedo sola.
—¿No quieres que entre porque tienes tipo rituales como una bruja?.
—¿Eh?.
—Es que eres tan bella que no puede ser real. —quedo con la mano en el pomo viéndolos con miedo—. Es solo un cumplido eh, no me estoy declarando ni dando a entender nada.
—Hasta aca llegas, a mi casa no pasa.
—No quise propasarme, creí que... —se aleja caminando de espaldas a su casa—. Discúlpame, no crei que era atrevido. —abro la puerta sacando la alarma y entro las bolsas que yo llevo con cosas livianas como galletitas y yogur, mi mamá me dijo, cuando vayas a hacer las compras me avisas asi no andas con tantas cosas sola, y no quise llamarla—. Sabes, no sé ni tu nombre y somos vecinos.
—Camila.
—Soy Leandro, y sabes Camila, te vuelvo a pedir disculpas, no quise asustarte o incomodar, cualquier cosa que necesites búscame.
—¿Qué podría pedirte?.
—No sé, si se te rompe una canilla, si tienes que arreglar algún enchufe, soy bueno con esas cosas... —se apoya en la puerta de su casa sonriendo—. También si tienes miedo o un novio se hace el loco y no sabes como sacártelo de encima.
—No tengo novio.
—Bueno, ya sabes que puedes pedirme, mas bien lo que ofrezco como buena persona y ciudadano honesto. —me muerdo los labios para no reir, abre su puerta y me vuelve a mirar—. Eres aun mas bella cuando sonríes.
—Gracias por ayudarme.
—Gracias tu por la sal.
—¿Ósea que no me la vas a devolver?.
—Si obvio, pero no eh salido de mi casa.
—Era broma... No te preocupes.
Entro todas las cosas sin creer lo que sucedió y que me diga como si nada que era linda, voy al baño que es el único lugar donde tengo espejo y me miro, no soy para nada bella, ojeras que me esfuerzo enormemente para tapar con maquillaje, mi pelo sucio porque no me baño hace días, no soy bella, para nada bella, y él lo decía de verdad, como si pensara eso de verdad.
Corro a la puerta dejando de picar las cebollas para el pino intentando no hacer ruidos con los pies cuando oigo que abre su puerta y veo por la mirilla como sale junto a la mujer, espero y espero a cuando vuelve y entra solo, antes de cerrar su puerta mira hacia mi puerta como si supiera que lo estoy viendo, me quedo dura pero niega cerrando y ya, no lo veo mas.
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