POV Karla
Esperaba que Ciro si regresara a la capital con nosotros, él me gustaba mucho desde la primera vez que lo vi que fue en la fiesta que Sara organizó por el cumpleaños de mi hermano Ernesto. Me cautivó su mirada profunda, sus ojos brillantes color verde aceituna, sus cabellos dorados, su espalda ancha y altura que se amoldan perfectamente a la mía ya que yo era alta al igual que él también, imaginé que mediría unos 186 centímetros un poco más alto que yo que media 179 centímetros.
Estaba recostada en la cama de la habitación que la mamá de Sara me había asignado, pensaba en el beso que nos habíamos dado el día de ayer, me frote los labios con las yemas de mis dedos índice y medio, cerrando los ojos imaginando nuevamente la suavidad de sus labios, Ciro era increíblemente apuesto y se me antojaba mucho, no podía decir que estaba enamorada de él por qué eso era muy difícil para mí. Mi mente viajo unos años atrás en los que me enamoré perdidamente de un chico que me lastimó demasiado, él y yo estudiábamos administración de empresas después de eso ya no tuve fuerzas para regresar a la escuela por eso fue que decidí cambiar de carrera a psicología. Luego decidí que el amor no era para mí, desde entonces sólo tuve relaciones abiertas que no duraban mucho, eso era muy fácil por qué no tenía que preocuparme por los sentimientos de la otra persona, solo en los míos, al principio pensé que sería divertido tratar de seducir al hermano de mi cuñada y lo es, pero lo poco que he hablado con el parece ser un hombre bastante educado, no creo que se preste a la clase de juegos a los que estoy acostumbrada. Pero siempre hay una primera vez, por eso no me importa si ama ya a alguien o no, yo solo quiero divertirme un poco que a final de cuentas él ya tiene planes para con su vida. Quién soy yo para querer cambiarlos, solté una risita lasciva pero antes que nada probaría de él, como que me llamo Karla Cazares.
El día que regresábamos a la capital me llevé la sorpresa de mi vida, porque pensaba que Ciro se iría con nosotros en el mismo auto, pues resulta que se regresó sólo, le insinúe que podía acompañarlo durante el viaje, pero el muy malo dijo “gracias Karla por ofrecerme tu amable compañía, pero preferiría viajar sólo” me mataba su forma de ser tan amable, lo peor que ya no pude decir nada porque mi hermano escuchó, después parecería que le estuviera rogando.
No tuve más remedio que entrar al auto con mi hermano y su prometida, el viaje duró poco más de cinco horas en los que la mayor parte del tiempo me la pasé como tonta viendo el fondo de mi botellín vacío en el que hubo agua a principio del viaje. Sin señal de móvil, no tuve más opción que matar mi tiempo pensando en cómo haría para que Ciro se abriera un poco más conmigo, por lo regular no me gustaban los hombres muy serios, me gustaban los divertidos, los que les gustaba salir a bailar, algo me decía que él no era ese tipo de chicos, pero me atraía mucho por eso estaba haciendo mi esfuerzo, no podía insinuármele, así como así porque de seguro eso lo terminaría asustando, necesitaba ser lo más astuta posible con él.
POV Ciro
Por un momento me sentí mal por haber rechazado la invitación de Karla para acompañarme durante el viaje de regreso a la Capital, pero quería viajar sólo, tener tiempo para pensar que es lo que haría ahora que estuviera por allá. Pensé esperar unos días para buscar a Marion, primero me iba a enfocar en instalarme en la casa de los Cazares, luego adaptarme al trabajo que me asignaría mi cuñado, luego cuando mi mente ya estuviera un poco más despejada ahora si buscaría a Marion, me acercaría poco a poco a ella, como al principio cuando éramos amigos, antes de decidir ser pareja. Por mi mente pasó de nuevo lo que Marion me dijo ese día en la plaza, sobre que nuestra relación siempre fue demasiado formal, pero es que yo la amaba demasiado, la cuidaba y respetaba, siempre traté de ser un caballero con ella, pero al parecer eso no funcionó por que se aburrió de mí, me pregunté si tal vez debí haber sido diferente con ella, tal vez más extrovertido, más aventurero.
Le preguntaría a Karla que tipos de chicos le gustan tal vez así me daría una idea de cómo ser el hombre que Marion necesita, Karla a primera vista se veía una chica frívola, traviesa, de las que les gusta divertirse por montón con los chicos, era todo lo contrario a Marion, ella era dulce y tierna, mi corazón se contrajo al pensar en ella.
- Marion... - susurré sintiendo como su abandono dolía en mi pecho.
Cuando entré a la Capital, sentí la necesidad de ver a Marion, sabía en que clínica trabajaba porque era la misma donde hizo sus residencias. Decidí hacer caso a mis instintos e ir a la clínica. Para mi sorpresa apenas aparqué el auto en el estacionamiento vi a Marion pasar por el frente de mi auto tomada de la mano de un tipo, al parecer también doctor, era un hombre alto, cabello oscuro, piel algo morena, barba tipo candado le calculé unos 26 o 27 años, tenía toda la finta de chico malo, ¿por este tipo me dejo Marion? No lo podía creer, los dos reían de algo que iban platicando. Me sentí totalmente decepcionado. ¿a eso se refería Marion al decir que yo no era tan divertido? ¿Por qué su nuevo novio si lo era?
Gruñí mientras le di un golpe al volante. Cuando alcé la vista el tipo estaba besándola, una daga imaginaria termino por destruir mi corazón, Marion le correspondía feliz el beso. Sólo había regresado a la Capital para darme cuenta que ya no tenía oportunidad con ella, que ya había encontrado felicidad en otra persona que no era yo, me había prometido respetarla a pesar de que me doliera, no la buscaría más.
Dejé salir las últimas lagrimas que derramaría por ella, me quedaría unos meses en la Capital, como dije me servirá de experiencia trabajar para empresas Cazares luego regresaría de nuevo a Montenegro, porque mi plan de vida era ayudar a mi padre con la fábrica ahora que Sara se casará con Ernesto y vivirán los dos aquí.
Llegué a la casa de mi cuñado, era enorme, me sorprendí al ver todo el jardín que había alrededor y el tamaño de la gran residencia color marfil que estaba frente a mí. No sabía dónde aparcar así que no estacioné el auto enfrente de la entrada si no un poco antes.
Cuando toqué el timbre me recibió mi hermana con una gran sonrisa.
- Donde has estado Ciro, nosotros llegamos hace más de una hora, apenas te iba a llamar – dijo mientras entrecerraba los ojos, pidiéndome una explicación.
- Lo siento, fui a hacer unas cosas antes de llegar aquí - dije un poco fastidiado, pero de cansancio, lo único que quería era dormir hasta mañana.
- Ernesto quiere verte mañana en la oficina para que empieces a trabajar de una vez, ya sabes que mi prometido es algo intenso en cuestiones de trabajo – dijo soltando una risita divertida, sonreí también.
- Por mi está bien, puedo empezar mañana - dije tratando de expresar alguna emoción - el viaje me ha dejado agotado.
Sara me mostró la habitación donde estaría durmiendo durante mi estancia en la residencia de los Cazares, ni si quiera acomodé mi ropa, solo aventé la maleta al interior del closet, luego me dejé caer boca abajo en la cama pero en manera diagonal, hundiendo mi rostro en una almohada, mis pies quedaban en el aire.
Escuché como alguien tocó la puerta.
- ¡Pasa! - dije en voz alta sin moverme de la posición en la que estaba, seguro era mi hermana que olvido decirme algo.
Sentí unos toquecitos en mi hombro derecho. Alcé la vista, perdiéndome en la vista que tenía al frente, unas delineadas y pálidas piernas se asomaban por debajo de una falda de olanes corta de color rosa, demasiado corta diría yo, tragué saliva.
- Hola Ciro - escuché su voz empalagante, alcé la vista y ella sonreía de una manera maliciosa.
Alzó una rodilla apoyándola en la cama frente a mí, a unos centímetros de mi rostro. No entendía que era lo que estaba pasando con ella, porque me provocaba de esa manera.