CAPÍTULO ONCE La Reina Viuda María estaba en una de las salas del comité más pequeñas de la Asamblea de los Nobles, intentando esconder su impaciencia mientras esperaba a sus hijos. Intentando esconder otras cosas también, pues cada momento en el que esperaba era otro en el que podía toser sangre y parecer débil delante de unos hombres que no podían verla de este modo. Incluso ahora, el médico merodeaba en silencio por una de las entradas, oculto solo por la presencia de otros sirvientes y cortesanos. También había otros, tantos que podrían haber usado la sala principal de la Asamblea y la hubieran llenado: miembros de la Asamblea, nobles menores, capitanes de barco, representantes de las ciudades de los alrededores y, por supuesto, generales. En una tierra donde había más de cien compañ