Olivia pasó por el cajero automático, sacó dinero en efectivo. Luego se dirigió al edificio donde vivía, buscó al casero.
—Hola señor Mendels. Vengo a pagarle el alquiler—le dijo ella.
Él sonrió incrédulo, pero una vez que vio el dinero todo cambió. Lo tomó y le dio el recibo. Después de pagarle al casero lo que le debía, junto con un mes de anticipación, Olivia se apresuró a llegar a su departamento, cerró la puerta. Fue a su habitación donde se derrumbó en su cama con la vista en el techo. Su coño estaba tierno y sus sentimientos estaban por todos lados. Se sentía muy bien. Realmente lo había disfrutado. Demian era un buen hombre. Un poco áspero en los bordes para ella, pero le gustaba. Disfrutaba escuchándolo, incluso si era directo. No dejó espacio para malinterpretar lo que quería. El solo pensar en sus instrucciones de subirse a la cama y abrir sus piernas tenía una excitación renovada a la que no estaba acostumbrada. Ella había hecho todo lo que él le había pedido, y cuando él se corrió, después se había quedado ... perpleja. Respiró hondo, se puso de pie y se dio una ducha.
Al día siguiente...
Trabajó por la mañana en el supermercado. Luego debía asistir a dos clases por la tarde. Estaba estudiando Marketing y Publicidad.
—Olivia, ven te guarde un asiento—la llamó su compañera Jimena. Ella caminó hasta el asiento y se puso cómoda.
—Gracias—le agradeció.
Poco después el maestro ingresó.
—Jóvenes por favor pongan atención—les dijo—. Esta tarea la necesito para mañana tiene un valor de diez puntos—agregó comenzando a escribir en la pizarra lo que quería que hicieran.
Olivia anotó lo escrito en la pizarra. Una vez de su jornada estudiantil regresó a casa. Tomó su laptop y le envió un correo electrónico a Demian con su horario de trabajo y clases. Después se dispuso a hacer su tarea, pero pocos minutos después su celular vibró, era una llamada de Demian.
—Hola—respondió ella.
No quería hablar realmente sobre su arreglo. El sexo era fantástico, pero se sentía incómoda pensando en el lado del dinero. Si no hubiera estado en un lugar tan desesperada, ni siquiera habría estado en el sitio web. Se preguntó si Demian habría encontrado a otra mujer que lo ayudara con su necesidad de sexo sin compromiso.
—Hola—dijo él—. Quería saber cómo estabas —comentó.
Eso la sorprendió. No esperaba que él la llamara para saber como estaba
—Estoy bien—respondió ella tímidamente.
—¿Sabes? Debo confesar que no esperaba que fueras tan fría—le dijo él—.Rara vez hablas, y solo te cambiaste y te fuiste—le dijo él.
—Pensé que solo querías tener sexo—contestó ella un poco impactada por lo directo que él era, sabia que tenia que acostumbrarse a ello. Se pasó los dedos por el cabello no acostumbrada a que alguien quisiera algo más de ella.
—Quiero sexo, pero verás, Olivia, puede haber mucho más en follar que solo el acto. No quiero que te quedes ahí sin hacer nada. Quiero que esto sea fácil para los dos. No quiero que estés nerviosa a mi alrededor. Conóceme, pero nunca confundas nada con romance —le dijo—.No solo puedo enseñarte sobre follar y cómo disfrutar de ese cuerpo curvilíneo tuyo, sino que también te voy a enseñar cómo hacer una pequeña charla —agregó.
—Está bien—respondió ella apenada.
—Dime qué estás haciendo ahora mismo.
Echó un vistazo a su alrededor.
—Estoy haciendo la tarea—respondió.
—¿Qué estás estudiando?— preguntó.
—Marketing y Publicidad—contestó.
—Resulta que tengo un par de amigos que podrían darte un tour por su empresa o hacer si tu quieres alguna practica allí , podemos hacer arreglos para que hable con ellos y se familiarice más con el entorno. Ellos son Isaac Evans y su esposa Nathalia—le ofreció. Ella no supo qué decir. Pero los nombres de sus amigos le resultaron familiares, luego su cerebro le dio la respuesta, ellos eran dueños de Publicidades Evans. Una empresa muy famosa y de las mejores del país—.Olivia, ¿sigues ahí?—preguntó.
—Solo me conoces para follarme—dijo—.¿Por qué me ayudarías con algo tan importante?—preguntó.
—No soy un monstruo. ¿Por qué no confías en mí para que te ayude? Considerémonos amigos que pueden ayudarse mutuamente—respondió.
—Realmente no tienes que hacer eso—dijo ella.
—Yo quiero hacerlo. Revisé tu agenda. Noté que eres completamente libre los sábados por las tardes y domingos ¿Qué tal si nos vemos cualquiera de esos días?
—Claro—respondió ella.
—Te llamaré cuando te necesite, pero me aseguraré de no invadir tu trabajo o la universidad—comentó él.
—Ok—dijo Olivia anotando en su agendas que los fines de semana seria completamente de él.
—Me gustas, Olivia. Quiero que lo sepas—confesó.
—Tú también me gustas—respondió ella apenada.
—¿Sabes? No me gusta que la gente tenga expectativas de mí. Especialmente cuando no hice promesas —comentó él.
—No tienes que preocuparte. No tengo ninguna intención de enamorarme de ti. Tengo mi propios objetivos que quiero alcanzar—respondió ella aclarándoselo.
Hubo un silencio.
— Si necesitas algo, llámame —dijo él finalizando la llamada.
Para ella Demian sería la última persona a la que llamaría si necesitaba algo. A ella le gustaba hablar con él y parecía bastante agradable. Cuando pensó en los riesgos de involucrarse en el sitio web, estaba desesperada. El dinero que Demian le había dado ya había pagado el alquiler y ahora estaba por adelantado. No le quedaba mucho, pero podía hacer un depósito a la mensualidad de la universidad. El dinero todavía sería escaso, pero mientras tuviera a Demian y el trabajo en el supermercado antes de fin de año, debería estar de regreso donde comenzó. No tenía ninguna intención de enamorarse de Demian. Su vida ya estaba planeada y no se apartaría de ese plan.
Nota: Los Evans son los protagonista de mi historia: Cásate conmigo.