CAPÍTULO V-2

2001 Words

Y en ese caso, serían valiosas. Emocionada ante la idea, empezó a limpiar con cuidado una de ella y le quitó gran cantidad de mugre. Tiempo después llamaron a la puerta. —¡Adelante!— respondió ella. Como esperaba, era Watkins. Entró en la habitación y puso la bolsa de lona sobre una silla. —Hay más de cien adentro— exclamó—, ¡un centenar de monedas de oro! Thelma lanzó una exclamación de júbilo. —¡No es posible! ¡Oh, Watkins, es maravilloso! —Casi todos dieron más cuando se fueron— comentó Watkins con un guiño—, ¿todavía desea que haga lo que me sugirió, señorita Thelma? —Sí, por supuesto— asintió ella. —Sumarán entonces, ¡ciento veintidós libras! Thelma miró hacia la bolsa y en ese instante él preguntó: —¿Se lo digo yo a su señoría o lo hace usted? —Deja que se lo informe yo

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