Andrea.
Admiro la oscura y maravillosa luna llena alumbrar todo el cielo, mientras el castaño solo se mantiene manejando con suma tranquilidad. No sé porque siento que sus pensamientos están atiborrados de locas ideas en las que podríamos estar los dos, o solo son ideas mías que me hago.
Delineó cada una de las imperfecciones que a mis ojos no tiene, obligándome a liberar un suave suspiro que se convierte en estrepitoso llamando la atención del castaño, todo por la simple razón de que no comprendo que le está pasando a mi corazón en estos momentos, la sensación incómoda que se a acumulado en mi estómago tampoco ayuda y solo quiero pensar que solo es mi estómago procesando los camatones rebozados que deguste en aquel restaurante.
La cena fue más tranquila de lo que incluso yo me podrí
