5. Hablarlo

970 Words
[JULIETA] Son más de las 11PM y él me tiene abrazada contra su cuerpo mientras deja tiernos besos en mi cuello, para ambos fue un día agotador y lleno de emociones. Sé que está inmensamente feliz porque Maia lo ha llamado papá, pero también sé también que se está acostumbrando a todo esto, y yo obviamente estoy igual que él —reina, ¿te encuentras bien? — me pregunta al oído en lo que es casi un susurro. —Sí, estoy bien, solo que un poco cansada— respondo sujetando sus manos para hacer que me abrace más fuerte. Él continúa besando mi cuello y baja un poco más hacia mis hombros encontrándose con el tirante de mi camisón —ya te he mencionado antes que podemos llamar a Laura para que venga a ayudarte con Maia mientras yo no estoy, realmente no quiero que debas hacerte responsable de algo que es mi responsabilidad…— murmura y si hay algo que no quiero que piense, es que Maia es un peso para mí. —Mi amor, no te estoy diciendo que Maia es un peso para mi ni nada de todo eso… me encanta cuidarla, jugar con ella y todo eso, solo que hay días que es normal que me canse, estoy aprendiendo sobre la marcha a ser madre y bueno, digamos que es una tarea agotadora, pero cuando me acostumbre todo ira mejor— intento explicarme. —¿Segura? — me pregunta y me giro entre sus brazos para poder mirarlo de frente. La luz de la luna que se cuela por los cristales me deja ver su perfecto rostro y sin poder evitarlo paseo mi dedo índice por su frente, por su nariz y bajo hasta sus perfectos labios —estoy segura, amo a Maia, y ya te dije que tú hija es mi hija, que voy a estar contigo en todo esto y que juntos vamos a hacer que ella este mejor— le repito como lo hice otras tantas veces y sonríe. —Te amo, ¿lo sabes? — me pregunta y asiento. —Claro que lo sé— rebato y a pesar de la poca luz que hay en esta habitación, puedo notar su preocupación —¿Qué ocurre? — me atrevo a preguntarle. Él hace un gesto un tanto extraño que me hace sonreír levemente —me conoces demasiado bien…— murmura. —Es que eso es lo que intento cada día, conocerte mejor— me defiendo y acaricio su cabello. —Pensaba en nosotros, en nuestros planes…— comienza a decir. —¿Y que pasa con eso? — cuestiono cuando calla. —Que la situación con Maia lo cambia todo… pensaba en que teníamos planes de tener un hijo en algún momento, y no sé… es que…— intenta decir y puedo adivinar lo que pasa por su mente. —¿Quieres pausar esos planes? ¿cierto? Piensas que, si nosotros dos tenemos un bebé, ella volverá a sentirse abandonada o desplazada, ¿cierto? — le pregunto y sus ojos se abren de par en par. —Me asusta que sepas lo que pienso— dice nervioso. Respiro profundo y decido apoyar mi rostro sobre su pecho haciendo que el deba acomodarse de otra manera para que estemos más cómodo —no es que sepa lo que piensas, es que soy consciente de la situación, un hijo nuestro no es una buena idea en estos momentos— digo intentando ser la mujer madura que debo ser en estos momentos —además de todas formas íbamos a esperar— continuo y es que lo que menos quiero en estos momentos es ponerle más presión de la que ya tiene ahora. —Reina, no quiero que siempre seas la mujer comprensiva que intentas ser, necesito que me digas si algo te molesta, de otra manera no lo sabre— me dice y decido simplemente depositar un beso en su torso. —Mi amor, estoy bien, y estoy cansada, solo quiero dormir, ¿sí? — le respondo y es no creo que sea ni la hora ni el momento para tener una conversación tan profunda como la que intenta tener en estos momentos. —Esta bien, descansa reina mía…— me dé bajito y besa mi cabello mientras me abraza y yo voy intentando conciliar el sueño. [MATEO] Sinceramente me siento muy culpable por pedirle que pongamos nuestros planes en pausa, siento que le estoy pidiendo un sacrificio tras otro y no es esto lo que yo quería ofrecerle en nuestra relación, sino todo lo contrario. Quería ofrecerle viajar por el mundo entero, disfrutarnos, ser felices y formar una familia juntos, pero de la noche a la mañana todo cambio haciendo que mis prioridades también lo hicieran. Me encantaría ser capaz de ser el hombre perfecto para ambas… el padre que Maia necesita y quien la hará salir de esos problemas y el prometido que es capaz de formar un futuro con la mujer que ama, pero tener o pensar en un hijo nuestro en estos momentos influiría demasiado en los problemas que tiene mi hija, y si hay algo que me prometí es hacerla feliz. Julieta se vuelve a girar en la cama volviendo a su lado y dándome la espalda y yo no puedo más que mirarla y pensar en que no quiero perderla… mucho menos quiero decepcionarla… «La perfección no existe» me vuelvo a repetir e intento dormirme también, pero sé que no será fácil, que siempre estaré intentando dar lo mejor de mí, pero a veces eso no es suficiente… incluso dando lo mejor somos imperfectos y supongo que lo único que puedo hacer es que Julieta y yo tengamos una conversación completamente sincera acerca de lo que nos ocurre a los dos para intentar que todo eso funcione de la mejor manera y no se vea afectado por este cambio tan grande, pero ¿y si estoy exagerando? Tal vez es eso, tiendo a hacerlo muchísimas veces y esta no seria la excepción… «igual creo que lo mejor seria conversarlo por si acaso, ¿no?» me dice mi subconsciente y aquí estoy nuevamente en una guerra conmigo mismo, tan típico de mi…  
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