6. Desbalance

1069 Words
[MATEO] Al día siguiente Abro mis ojos encontrándome con que el reloj que esta en mi mesita de noche marca las 6:30AM, y al girarme con la intención de abrazarla, me encuentro con su espacio vacío y en su lugar una pequeña nota. La tomo con mi mano y la leo; “Me fui a correr al parque, Maia aun esta durmiendo” «¿Ni un “te amo”?» es la primera pregunta que se me cruza en la cabeza y como todo un paranoico, comienzo a preocuparme «¿y si se enfado por la conversación que tuvimos ayer?» Intento dejar todas mis dudas y miedos atrás, y me levanto de la cama para ir a ducharme y cambiarme y de esta manera comenzar el día sin saber muy bien lo que me espera. Pienso en como era mi vida antes y tal vez este caos me hubiera vuelto loco, pero al parecer me estoy acostumbrando a este desorden que va cambiando mis rutinas, mi agenda laboral y hasta mis sentimientos. […] Hago el nudo de mi corbata mientras voy hacia el cuarto de Maia, y al abrir la puerta, allí la veo despierta y abrazada a su Koala Gio —buenos días princesa— le digo entrando a su habitación y ella se sienta en la cama. —Hola daddy— me responde de inmediato y aún sigue emocionándome que ella me llame de esta manera. —¿Cómo dormiste? — le pregunto sentándome en el borde de su cama y ella simplemente asiente tímidamente y supongo que eso significa “bien”, —¿desayunamos juntos? — propongo. —¿Julieta? — pregunta preocupada y esto me deja ver el nivel de afecto que ha desarrollado con ella también. —Fue a correr, pero viene enseguida… mientras podemos desayunar tú y yo, ¿quieres? — insisto y niega. —Quiero desayunar con Julieta— insiste. Me acerco un poco más a ella y acaricio su cabello suavemente —hija, Julieta viene en un ratito… hagamos una cosa, tú y yo preparamos el desayuno y la esperamos, ¿te parece? — negocio y asiente levemente. —Esta bien…— dice y aprovecho que ha aceptado mi propuesta para abrir las sabanas y ayudarla a salir de la cama. —¿Te llevo a ti y a Gio en brazos a la cocina? — propongo divertido y se sonríe para después extender sus bracitos y que así la cargue —¿Gio durmió bien? — le pregunto mientras que camino con ella en brazos y asiente. —Muy bien… soñó bonito y todo— explica haciéndome sonreír. —¿Y te conto que soñó? — indago. —Con un parque— explica. —¿Y era bonito? — —¡Mucho! — exclama. —¿Y que más soñó? — averiguo y cuidadosamente la siento en una de las sillas altas que esta frente al desayunador. —Que corría por el parque con unos amiguitos— me cuenta y quiero pensar que es ella quien soñó con esto y que al menos esta soñado cosas más agradables. —¿Y sus amiguitos eran koalas como él? — —No, eran osos, conejos, perritos…—explica y podría morirme de amor ante la manera que me habla en estos momentos. —Wow… había muchos amigos ahí— comento y voy sacando el cartón de leche de la nevera y luego la caja de cereales. —Si… y comían cupcakes— añade haciéndome sonreír. —¿De chocolate? — —Si… eran grandísimos— me dice de una manera que es imposible no reírse y volteo a mirarla. —¿Acaso quieres un cupcake de chocolate? — le pregunto y me mira de manera tímida —yo creo que si…—le digo inclinándome hacia ella mientras apoyo mis brazos en el desayunador y se ríe de la manera más dulce del mundo contagiándome con ella hasta que de pronto escucho que la puerta de entrada se abre y Julieta pasa corriendo por todo el salón y se va directamente hasta nuestro cuarto —princesa, termina tu cereal, ¿sí? Ya regreso— le digo y voy detrás de Julieta. Al entrar a la habitación, me doy cuenta que ella está en el baño y que el agua de la ducha está corriendo, intento abrir la puerta, pero al parecer, la ha cerrado con llave y no entiendo que es lo que ocurre, ni siquiera ha dicho “hola” al entrar —amor, ¿estás bien? — le pregunto mientras golpeo la puerta. Ella no responde y comienzo a preocuparme, vuelvo a golpear —estoy bien— dice lo suficientemente alto para que la pueda escuchar y comienzo a creer que está realmente molesta conmigo y por eso no quiere ni verme, ¿Qué otro motivo puede haber para esta actitud? —Me llevare a Maia a la oficina— le digo y es lo único que se me ocurre para darle un poco de espacio el día de hoy, creo que lo necesita y no sé ni siquiera porque…Sin querer molestarla más, voy nuevamente a la cocina y me acerco a Maia — princesa, ¿quieres venir a la oficina conmigo hoy? — le pregunto y asiente con entusiasmo. —¿El edificio alto altooo? — me pregunta haciéndome sonreír. —Ese mismo— le respondo y su cara es de completa felicidad —bueno, entonces hagamos algo, te cambiamos de ropa, buscamos algunos juguetes y nos vamos… ah, y de camino a la oficina, podemos buscar unos cupcakes de chocolate, ¿quieres? — le propongo y se baja inmediatamente de la silla para comenzar a saltar por todas partes y a pesar de que mi hija está completamente feliz ante la idea de ir a la oficina conmigo, yo no puedo dejar de pensar en Julieta, me preocupa su actitud…. ¿será que le ocurrió algo? […] Una vez que Maia está completamente lista para irse a la oficina conmigo, voy hacia nuestra habitación con la intensión de despedirme de ella, pero para mi sorpresa aun sigue encerrada en el baño. Esta vez no escucho el agua de la ducha corriendo, pero así todo me parece sumamente extraña esta actitud —reina, me voy a la oficina, ¿de seguro estas bien? — insisto. —¡Si! — es lo único que me responde y de verdad no quisiera irme estando de esta manera con ella, pero ¿Qué otra cosa puedo hacer? —Si me necesitas o quieres ir a la oficina, me dices, ¿sí? — —Esta bien— me responde y definitivamente no me quiere ver, ¿Qué otra razón puede existir para que no me abra la puerta? “Te amo” son las dos ultimas palabras que le digo antes de alejarme e ir por Maia para después irnos a la oficina. No sé si me ha escuchado o no porque no me responde, pero lo único que sé es que no puedo irme sin decírselo porque es la verdad, y a pesar de que pueda estar molesta conmigo, eso no cambiara.
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