Convocar

1436 Words
(Nigromante narración) En medio de una guerra, lo ideal es no distraerse. Por eso no consentí que nos apartáramos mucho, conseguí que el ambiente fuera muy parecido a cómo suele verse en el castillo del Alba, sin embargo, seguíamos en Halvard. Desde hacía un rato que nos encontrábamos en la habitación. El castillo de Halvard tiene ciertas similitudes con el del Alba por lo que seguramente Jon sería el único a quien le permitiría la protección pasar y podría encontrarnos. Así que desde hacía un momento éramos indiscutiblemente tres en la misma habitación. Pero cómo suele ocurrir, al estar Jon y yo juntos, resultó imposible no terminar muy entretenidos, uno a cada lado custodiándola. Alexia ya dormía profundamente. De pronto se habilitó la senda en el Reino de los Sueños, lugar que Jon había dispuesto para que pudieran encontrarse. El Talismán, entre varias cosas, permitía que nadie más se inmiscuyera en sus encuentros. Jon sabía que Alexia solía soñar con él, por lo que no resultó complicado establecer la forma de encontrarse. Si bien Alexia disfrutaba de un sueño muy vívido para Jon significaba algo diferente podía estar con ella muy conscientemente y experimentar tal proximidad como si estuviera despierto y físicamente. En cuanto el Talismán fue nombrado y cercó en protección el cuerpo de Alexia irremediablemente Jon fue atraído. Me acomodé quedando tumbado sobre la cama boca abajo apoyando los codos sobre el colchón para no perderme de lo que se evidenciaría. Pronto Jon quedó desmayado, lucía muy similar a un c*****r. Esperaba entusiasmado, el talismán emitía cierto resplandor al igual que los signos bajo lo que cubría a Jon, cuyas marcas relucían los caracteres sagrados sobre su nombre y el deber como Regente. Alexia cambió de posición susurrando su nombre, para luego moverse bruscamente hasta quedar de lado. Jon comenzó a mostrar gestos, luego a respirar muy profundo, moviendo la cabeza de un lado a otro. Me parecía que pronto empezaría lo interesante, pero al cabo de un instante Jon volvió a la completa quietud. A diferencia de Alexia que reía, y movía los labios susurrando frases con palabras que gran parte de ellas podía comprender, Jon seguía en silencio y frío como un c*****r. No me extrañó tanto eso, sino ser testigo que el cuerpo de Alexia de pronto comenzó a hundirse en el colchón como si pesara mucho. Al notar tal particularidad, deseé intervenir, pero al tocar a Alexia, una descarga de potente fuerza me recorrió repeliéndome con fuerza. Aparté la mano sacudiéndola, tan asombrado como sorprendido la protección del talismán cumplía no sólo con su función principal, sino que se había vuelto mucho más fuerte con la energía de Jon y las piedras metarosa. ¡Fascinante! Mi atención siguió fija en el cuerpo de Alexia, poco a poco volvía a recuperarse, el colchón dejó de hundirse. La muestra de tal efecto no dejó duda que algo de gran magnitud había intervenido en ella, y muy posiblemente Jon lo había consentido. Me rasqué la barbilla comprendiendo que Jon condescendía a complacer o efectuar algo muy diferente de lo que solía ocurrir. Poco antes de atender la invocación del Talismán, Jon ya estaba bastante animado y ansioso por verla. Actitud y efecto que cada vez comprendía mejor ya que no era diferente a lo que ya en mí ocurría. Las pasiones no dirigidas con responsabilidad surcan la voluntad de modo que consiguen embrutecer de algún modo los pensamientos y con ello distorsionar un tanto la realidad. Y en el actual estado consentir más que lo mencionado podría tener consecuencias relevantes tanto para Jon como para mí. Al notar que el Talismán dejaba de brillar y Jon volvía a respirar supe que en breve abriría los ojos. No me quedaría con la duda de qué había permitido mientras se encontraba con ella, ya que lo efectuado se había manifestado físicamente en el cuerpo de ella. Además, impacientarlo es un placer al que usualmente no puedo negarme. Pero al acomodarme a su lado, no pude más que volver conscientemente ante la voz que me llamó con autoridad. “¿Te has fijado?” Parpadeé permitiendo la unidad para ver lo que él, se trataba de Daeven. “Lo siento, tenía mi atención un poco entretenida. ¿A qué te refieres?” Soltó una respiración profunda. “Me doy cuenta. Jon ha vuelto. ¿Está contigo no es así?” “Sí, hace un rato. Entre los tres ha sido más sencillo, hemos invalidado el acceso para el incontable ejército que sigue dispuesto en guerra” “No será suficiente, creí que harían algo mejor juntos. Este lugar es un punto que alberga un portal. ¿Jon te lo dijo? “Sí, me concedió saberlo” “Lo que pasa allá me alegra que sea asunto de ustedes. Me parece muy interesante estar aquí.” ¡No puede ser otro distraído! “Daeven por favor concéntrate. Créeme que ya tenemos suficientes dificultades de este lado. Sé que no es sencillo ignorar ciertas cualidades, pero estás habitando un disfraz. No lo olvides” “Sí, por supuesto que lo sé. ¿Puedes creer que pasé por alto que debía estar cubierto? Ustedes dos son tan estúpidos que ahora me veo afectado. No pude evitar que sus manos me tocaran” “¿Te refieres a Asídemes?” “Sí es una mujer muy tenaz como ansiosa sí. Aquel dicho es cierto: Si los que no pueden ser completamente humanos lo fueran, comprenderían sus faltas y serían más misericordiosos con ellos, aunque no lo merezcan. Entiendo ahora muy bien el significado y el caso de ustedes dos siendo tan idiotas. También puedo comprender que los ha llevado a proteger a esa criatura con peso de juramento” Veía lo que él, sonreí. “Bienvenido al clan de los idiotas entonces” Rio divertido a más no poder. “Gracias, ya lo celebro” “De acuerdo. Sólo no te embriagues tanto” “Lo intentaré” “Te estaré vigilando” “Eso espero, pero no lo creo” Abrí los ojos y me di cuenta que Jon estaba frente a mí de brazos cruzados viéndome fijamente, parecía atormentado y algo serio. Ambos de pie a un lado de la cama. —Mi querido Jon, que gusto pareces feliz… ¿Qué tal tus sueños? —Casi a punto de ser mojados. Parpadeé sin creer lo que escuché. —¿Llovió o algo parecido? Sonrió, negándolo con la cabeza. —No. De hecho, estuve a punto de sollozar de frustración. Soy un estúpido, le confesé que puede desear lo que quiera y… Me sentí un tanto asombrado, pero luego al comprender suspiré. —Ah… Ya entiendo, ella es muy inteligente. —Sí mucho. Me pidió que fuera completamente sincero sin encubrir nada. Me eché a reír. —Puedo imaginarme cómo resultó todo. —Sí entre caótico y muy tentador. —Claro, como siempre, Te creo lo noté en ella, me alegra que después de todo no hayas permitido algo lamentable. —Tragué una bocanada de aire —Pero sí eres un estúpido al preocuparte, olvidas que en cuanto despierte no recordará nada. —Empiezas a entender, Nigromante. De ahí mi frustración. Volví a reír al entender. —Ya lo creo, pero no llores. Sin duda, casi mojados es la palabra. Asintió sin dejar de sonreír. Luego volvió a ponerse un poco serio. —Pensabas en voz alta o… ¿Con quién conversabas? —Con Daeven. Frunció el ceño y distinguí cierta preocupación en su mirada. —¿Ha ocurrido algo? —Preguntó solemnemente. —No. Me explicaba que comprende muy bien nuestra situación. Admite que se siente un completo estúpido, ya sabes por comprendernos, pero sigue muy a gusto tomando tu lugar. Me di cuenta que quiso sonreír y disipar la seriedad en su mirada, pero tan sólo respiró hondo. —Sabes, olvidé mencionarle que no debe permitir que nadie lo toque, en especial Asídemes. Parpadeé un par de veces. Al fijar su atención en mí de nuevo, volvió a ponerse muy serio. —¿Te dijo algo más? —Para serte sincero sí. Asídemes ya lo hizo. Se sobó la frente con los dedos, luego suspiró. —Debo volver. —Por supuesto que debes, pero antes… Escuchamos pasos aproximarse. —¡Quédate aquí! Me cercioraré. No abras la puerta a nadie. —Nigromante, espera… —Si en caso despierta asume la forma que la habitación concede. Sé que comprenderás. Aparté una de las piedras preciosas en la daga que llevaba a la cintura. Y se la pasé a las manos, pronto la piedra se separó en varios pedazos.
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