Encantador

874 Words
No pude apartar cierta angustia desde el fondo de mi corazón. Casi de un salto me aparté de la cama. Observé por doquier, con intención de hallarle, pero para mi sorpresa a un extremo de la cama había un sublime felino blanco, muy grande de hermoso pelaje. Asombrada me atreví a aproximarme, de pronto abrió sus ojos y me sentí atravesada en su mirada profunda y azulada. Al distinguir una gema como la amatista en la frente no me quedó duda que se trataba de Nigromante. Maulló y comenzó a ronronear pasando su cabeza en mi abdomen. Sonreí y acaricié su sedosa melena. —No tenía idea que podías tomar la forma de un gato tan grande. Pero te ves encantador. Lograste angustiarme creí que te habías ido. De pronto se echó completamente mostrándome su barriguita. Tan suave se veía que no dude en acariciarlo con cariño. Los ronroneos se volvieron más graves y guturales. No pude evitar sentirme muy complacida con tocar su suave pelaje. —¡Oh, no pensé que pudieras ser más adorable! ¡Eres tan suave! Se movió y sentí su lengua rasposa pasar sobre una de mis manos. De un salto se agazapó a la entrada, se paró en dos patas y con fuerza empujaba. Escuché pasos y no me quedó duda que alguien intentaría ingresar. Pero el felino hacía fuerza como impidiendo que pasara. Me aproximé y le sobé la cabeza una vez más. —¿Crees que alguien intenta ingresar? Pero su mirada se volvió fiera y gruñó sin dejar de ver hacia el otro lado de la puerta por el resquicio. Los pasos volvieron a escucharse, pero en esta oportunidad alejándose. Suspiré, inclinándome a la altura de las rodillas. —Tanto tú como Jon son tan asombrosos, que cada vez que los veo actuar así, sólo puedo admirarlos más. Son tan dulces ambos, pero tú… Tú eres enigmáticamente misterioso, siempre tan opuesto a todo aquello que pudiera definir. Él dejó la puerta se aproximó una vez más le mostré una sonrisa. —Creo que debemos volver. Temo cuánto pueda ocurrir. Recuerda que allá nos espera Daeven y Baal. Además, me dijiste que iríamos por Jon. Sé que no te parece la idea de que se quede allá. Pero al fijarme en sus ojos, noté que mostró cierta ternura. Parpadeó un par de veces, para luego el color de sus ojos volverse gris. Brilló tenuemente y tomó la forma de un hombre. —¡Ya despertaste! ¿Qué tal tu descanso? —Expresó con entusiasmo. Ante mi Nigromante tal cual, lo abracé. Él correspondió gustosamente. —Me hizo mucho bien descansar, tenían razón. Siento la mente más despejada. ¡Ha sido inesperado verte como un enorme gatito! Sonrió ampliamente. —Tengo mis métodos. Sabes, me sorprende que lo tomes con tanta naturalidad. Jon, aunque creció observando ciertas peculiaridades, cuando fue verdaderamente iniciado, pasó tres meses fuera de sí mismo. —¿Fuera de sí mismo? Asintió sin dejar de sonreír. —Creyó que perdería el buen juicio, pero fue porque descubrió ciertas verdades que vulneraron lo que creía. No es sencillo ser consciente, pero para serte sincero en él fue menos complicado que con su padre. Jon siempre fue más lógico e instintivo que su padre, que era más apasionado y menos maleable. Además, te confieso que al sol de hoy desconoce que fue un adepto. Creyó que simplemente aprendía cosas nuevas con respecto a éticas antiguas y gentiles. —¡Vaya! ¡Pobre Jon! —No deberías sentir compasión por él. Era muy joven sí, pero siempre demostró ser apto y muy hábil. Ahora él sabe que para asumir ciertos deberes o descubrir asombrosas facultadas son necesarias las pruebas y el exquisito suspenso hace divertido enfrentarlas. Sonreí. —Creo que se volvió un experto en eso de enfrentar pruebas. —No cabe duda que sí. —También creo que ahora tenemos mucho en común… —Por supuesto, los espíritus que buscan la misma montaña encuentran el mismo camino. Suspiré. —¿Crees que sea necesario ya sabes, empuñar la espada y luchar? —Un guerrero sabio no ansía luchar por simple ostentación de gloria, sino por el sagrado deber de asumir el amparo de aquello que protege. Por eso intentamos resguardar el reino. Asentí. —Creo que tienes razón. Estoy lista Nigromante. Tomó mi mano noté que pronunció ciertas palabras. —Antes de irnos, me permitirías saber algo… —Por supuesto Nigromante. Dime. —¿Cuándo despiertas recuerdas lo que sueñas? Rodeé con mi otro brazo su cintura, sabía que cambiaríamos de lugar en breve. —Francamente muy pocas veces. De hecho, me gustaría, pero ahora que desperté sé que soñé, pero no recuerdo nada. Sabes, también te tengo una pregunta. —Pregunta todo cuanto desees, bien conoces que no tengo prejuicios con los pensamientos menos las dudas. —¿Alguna razón para transformarte en un gatito? —En realidad nada ajeno a estar cerca de ti y mantener guardia como proteger tu espacio. —Ya veo. Pues ha sido más que encantador. Creo que así sería muy fácil dormir juntos. —Tienes razón, lo tendré en cuenta. Sonrió ampliamente y sentí todo girar. Volvimos a aparecer en el campo donde se había iniciado la batalla.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD