Asombrada veía la coraza de energía en color escarlata mantenerse firme incluso con todas esas guerreras intentando pasar. —¿Qué clase de hechicera eres? —Preguntó volviendo la determinación a sus ojos en lugar de esa honda tristeza. —Me gustaría poder responder, pero a penas voy en eso, me las arreglo a como puedo. Se volvió a mí y sus ojos reflejaron desconcierto. —Eso quiere decir que no sabes cómo son tus habilidades. Pero portas contigo ese poder. Asentí, pero mirándola fijamente y con desconfianza. —Creo que Jon tiene razón. Estos asuntos no son lo mío, y prefiero dejárselo a los que sí saben… Sin embargo, he aprendido a no subestimar nada. Esa seriedad se volvió de pronto inesperadamente en agrado. —Si es así, entonces puede ser verdad lo que dijo ella. —Admitió. —Que