Antonia y Paolo tienen muy claro lo que deben hacer, y eso sin duda alguna es olvidarse de todo aquello los haga sentirse incómodos el uno con él otro. Puesto que ya no hay un nosotros y menos algo que lo vincule que no sea el amor que sienten por su hija, una hija a quien hicieron con amor en su momento así lo confundieran con la lujuria. Los días empiezan a pasar y con ellos las ocupaciones de todos se empiezan a centrar en apoyar a Paola ya que quieren que ella sea feliz y sí esa felicidad es con toda su familia, ella está más que dispuesta a aceptar el lugar que los Giordano les han dado a las dos aunque ella ya no tenga nada que ver con ellos. Además Stella, su antigua suegra se ha comportado como una verdadera madre con ella aunque siguen sintiéndose en conflicto puesto que la mayor
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