El escándalo ha embargado a la familia Giordano y están de boca en boca al ser la comidilla entre sus amistades, se habla acerca de que Antonia lo sedujo hasta hacerlo perder la cabeza y abandonar a su familia, algo que está muy alejado de la realidad, pero que Paolo no se ha molestado en desmentir pues para él en esos momentos lo más importante es que Antonia esté tranquila por el bien de su bebé así como también es su prioridad el bienestar de su hijo, aunque no sabe que va a pasar con todo lo que está pasando y menos sí Pía ha cambiado de opinión con respecto a dejarlo ver a su hijo cuando él quiera.
El matrimonio se lleva a cabo contra todo pronóstico y de cierta forma ha quedado muy claro el que es un matrimonio de conveniencia por lo cual hay ciertas rencillas entre su familia y Antonia.
Diez años después:
La debilidad de Paolo sin duda son sus hijos Massimo y Paola, aunque sabe que antes de estar con él Antonia estuvo con el actor Piero Lizardi, no duda de su paternidad pues estuvo presente en dicho embarazo todo el tiempo, aunque a veces duda pues no ve muchos parecidos entre Paola y él, sin importar qué esa niña es su debilidad, resopla al recordar ciertos rumores acerca de su paternidad sintiendo que el pasado los está alcanzando de una forma en que no se imagina, las revistas plagadas de ciertos rumores de su esposa le empiezan a colmar la paciencia, ama a Antonia profundamente, pero a veces siente que ella no le corresponde; mientras espera en el semáforo intenta llamar a su mujer, pero no le contestó, su secretaria le dice que está en reunión y se siente preocupado pues será la celebración del cumpleaños de su hija, va a recoger a su hijo y habla con su exmujer.
—Hola Pía gracias por dejarme a Massimo hoy, aunque no es mi día con él —saluda a su hijo que sin duda es igual a él —lo llevo a tu casa sobre las siete —la mujer asiente —adiós Pía.
-Hola papi, disculpa la demora, pero mi mamá de nuevo se peleó con su novio y ya sabes cómo es y cómo terminan —pone los ojos en blanco. —Hola Pao ¿adivina qué? —la niña lo abraza —te compre un regalo con mis ahorros —se abrazan.
—Vamos hijos, Carina nos espera porque debo ir a firmar un papel y luego vamos a pasar por tu madre hija, —sonríe —vamos a comer hamburguesa y luego al parque que dijeron que querían ir —mira por el espejo retrovisor, llama de nuevo a Antonia, pero como para variar no contesta.
—Hola Paolo —saluda la rubia —te baje los papeles —se acerca al carro —para que no pierdas tiempo y estés con tus hijos —él asiente encantado —hola niños.
—Hola Carina —responden al unísono.
—Princesa esto es para ti —le entrega un regalo —espero te guste, disfruta tú día —la niña se baja del carro y la abraza —¡ay que delicia de abrazos! —acaricia su cabello guiñandole un ojo a Paolo —feliz cumpleaños mi niña hermosa, te quiero mucho —besa su frente —mucho.
Paolo frunce el ceño al llegar a las oficinas y no ver rastro de su esposa, se supone que iban a festejar los cuatro y por lo que ve nuevamente ha relegado a la última de sus prioridades a su hija, cuenta hasta diez mientras los niños lo esperan con la secretaria y él va en busca de su esposa.
Aprovecha que no hay quien lo detenga y se encamina a su oficina para darle la sorpresa, la escucha hablar con quien supone es Filippo uno de sus mejores empleados y les da cierto tiempo para después entrar sin interrumpir, se queda de piedra al escuchar cierto fragmento de la conversación entre ella y sus empleados:
—Antonia, Antonia — la llama su mano derecha Filippo —reina te está esperando tu hija, Paola no deja de preguntar por ti. La vi llegar con tú marido, pero se quedaron en la recepción —chasquea los dedos —reina, ¿otra vez pensando en Pablo? —Antonia hace una mueca pues, aunque lo intenta su relación con la pequeña no es la mejor —mira, está mal si lo digo yo, pero —mueve la cabeza —eres una mujer casada, dudo que a tu marido le guste saber que volviste a ver a aquel portento de hombre —ella se remueve incómoda —no te hagas, tú sientes lo mismo cuando él se cruza con Pía, entonces ponte en su lugar y respétalo como sabes que él hace contigo.
Paolo deja de escuchar, y se va en busca de sus hijos intentando no prestar atención a lo que acaba de escuchar, toma aire mientras intenta dejar de pensar en quién o qué es Pablo y qué importancia tiene en la vida de su esposa, toma aire mientras piensa en lo que debería de hacer, la ama y no quiere pensar en que lo qué rumoran en las revistas es cierto y ella tiene un amante.
—Vamos tienes razón dudo que a Paolo le guste, pero debe entender que —se muerde un labio —ni siquiera he sido capaz de contarle mi pasado ni por qué uso otro apellido diferente al mío; —ladea la cabeza —sé que debería de hacerlo, pero no estoy segura de ello, lo amo, pero la verdad es que nuestro matrimonio no va como debería de ir.
—Pues deberías reina —Antonia hace una mueca —Paolo es tu marido, ha puesto el mundo a tus pies y me parece muy ingrato que no le hayas contado mucho, más bien nada de ti, ¿cuándo le vas a decir que tu matrimonio con él no es válido por qué no existe Antonia Lizardi sino Antonia Rossi?
—Lo que dice Filippo es muy cierto —entra Gianna con su agenda. —Paolo es un hombre muy comprensivo incluso puso todo a tus pies solo para que lo aceptaras, —parece reprocharle —le dijiste, ¿qué Paola tal vez no sea suya? —Antonia pone los ojos en blanco —le has dicho muchas mentiras en diez años de matrimonio, acaso ¿no lo quieres? Y lo que rumorean ¿es verdad y solo te casaste para darle fuerza a tu empresa siendo la señora Giordano? —su amiga y confidente se cruza de brazos pues es la voz de la conciencia de la morena y la única capaz de cuestionarle cosas pues es la única que conoce ciertos detalles de su pasado.
Con la mejor de sus sonrisas Paolo vuelve, golpea la puerta y ve a Antonia pálida, intenta ignorar ello, saluda a Gianna y Filippo quienes a su vez palidecen y cruzan una mirada para luego desaparecer en silencio.
—¿Quién o qué es Pablo, el hombre portentoso? —inquiere viendo a su esposa con el ceño fruncido.