Noemí.
-No sabía que se podía hacer eso - digo aún contra su pecho.
La curiosidad me gana y abri mis ojos para mirar hacia nuestros cuerpos unidos.
Fluidos que no sabía que podían salir de nuestros cuerpos están allí.
Vamos. En una película se ve de todo, pero muchas veces ni siguiera se asemeja a la realidad.
-Debes levantarte si no quieres ensuciar todo el sillon- me dice riéndose.
Debo de ser roja, justo ahora.
Me enderezo y lo miro a los ojos. Sin dudas no fue mi primera vez, porque no me dolió tanto, solo apenas y al principio. Después solo sentí placer. Mucho placer.
Comienzo a pararme de golpe y el gime y me detiene. Por un momento siento que lo puedo haber lastimado.
-¿Te lastimé?
-Para nada- me mira con una sonrisa engreída y entiendo cada vez menos.
-¿Entonces?
-No puedes moverte así de rápido y pasar todo eso por mi rostro.
Por un momento pienso que habla de lo que hay entre nuestros cuerpos y me hago hacia atrás en sus piernas.
-Mierda, Noemí. Para.
Yo sigo moviéndome y el toma mi cintura para acercarme a el y me besa con intensidad. Puedo sentir su ser crecer aún dentro de mi. Sus labios son feroces y chupan y mueren los míos sin piedad.
Su rostro baja por mi torso y toma mi pezon en sus dientes y los tira con sus labios a la vez que me incentiva a moverme con un brazo alrededor de mi.
El fuego vuelve a nacer y no puedo creer que en verdad se pueda hacer esto dos veces en menos de media hora.
Mis manos tratan se sujerarse como puedo a medidas que recorro su cuerpo y tironeo de su cabello.
Su boca se turna con mi otro seno a la vez que hace el esfuerzo de pararse.
Cuando al fin lo logra, me lleva contra la pared y me afirma sin delicadeza. Sus manos toman las mías, mientras sus piernas son el sostén de los dos. Las guía encima de mi cabeza sujetando mis muñecas con una sola mano y con la otra aguantando mi peso. Su baiven me tiene extasiada, porque no para de moverse. Mis talones están en sus glúteos para impedir que se aleje.
De nuevo la ola me recorre el cuerpo entero y me dejó ir cuando su boca se apodera de la mía y tira de mis labios con sus dientes para volver a prenderse a mi.
Su cuerpo vibra dentro de mi, a mi par. Puedo sentir mis paredes abriese y cerrarse a su alrededor y el me toma con sus dos brazos para mantenerme ahí.
Eso fue glorioso.
Trato de bajar mis piernas porque siento que me puedo caer en cualquier momento y el niega con su cabeza en mi hombro y una mano en la pared.
-Nos vamos a caer, Matías.
-No- y sigue negando con su cabeza.
-Siento algo en mi espalda y me duele ¿Por favor?
Eso parece traerlo en sí y me retira, flexiona sus rodillas y deslizo mis piernas por las suyas mientras una se sus manos me sostiene y la otra se cuela entre nuestros cuerpos.
Me siento un poco apenada, pero el sin asco ninguno, sostiene la protección en su lugar. Cuando mis dos pies están en el piso, sin levantar su cabeza del todo, me mira por debajo de las pestañas para hablarme.
-Necesito un baño.
Los de visita están en el otro extremo y no me parece correcto usar el de mis padres o mis hermanos, por lo que lo guió al mío.
El me sigue así como esta y yo aprovecho a estar en mi cuarto para ponerme una bata y volver por mi ropa y la suya, que la dejo encima de mi cama.
Puedo sentir la ducha abrirse y las ganas de volver a sentí esto se apoderan de mí, pero debo estar tranquila y no parecer una regalada.
Unos minutos después sale con una toalla rosa envuelta en su cintura. Y me reí. Es gracioso ver su tamaño, cubierto de vello por todos lados, tratando de ser tapado por esa toalla. Su mirada me dice que a él no le causa gracia, pero no puede objetar mucho.
-Ahí dejé tu ropa. Permiso- y me meto al baño.
Lavo mi cuerpo nuevamente, pero esta vez en la ducha y regreso a mi cuarto a vestirme. Creí que el ya estaría en la sala, pero esta apoyado en el escritorio esperando por mi. Como si fuera algo normal, me visto ante sus ojos muy tranquila y después lo invito a seguirme.
-Ya limpie el sofá y la toalla que usé esta para lavar. - dice rascando su nuca.
-ok. ¿A esto viniste?
Por sus ojos pasan cosas que no logro descifrar, hasta que va al recibidor y me da unos papeles que mandó mamá. Los firmo muy tranquila, pero el sigue aquí.
-¿Podemos hablar de esto?- pregunta mirándome fijamente.
-Si, por supuesto.
-¿Hasta donde quieres llegar?
Su pregunta me sorprende
-No te entiendo.
-Lo que dije. ¿Hasta donde estás dispuesta a llegar? ¿Tienes la intención de formalizar algo, o algo así?
Pienso un momento. Formalizar implicaría tener que decirle a mis padres y eso no va a pasar. Si nos encontramos solos y se da, se da, pero formalizar ni ahí.
-No quiero formalizar. Podemos reducirlo a encuentros y ver qué pasa. Yo no tengo experiencia y no sé como se sigue.
-¿Honestamente? ¿Lo normal?- pregunta.
-Si, honestamente dime como sigue lo normal.
-Por lo general las personas comienzan a salir, se conocen, y se presentan con sus padres si todo marcha bien.
-¿Y si no?- genuinamente nunca llegue tan lejos, asique me da curiosidad.
-Y sino, cada uno sigue con su vida.
Pienso un momento y expreso mi miedo.
-No tengo experiencia y no sé qué pueda pasar. ¿Qué quieres tú?
- Yo he tenido pocas relaciones, pero podemos ver a donde nos lleva. Por lo de la experiencia yo puedo enseñarte.
-¿porque?
-¿Porque no?- y su sonrisa me convence.