14. Que me lleve el diablo.

1029 Words
Matías. Sigo sin comprender lo que pasó en Las Vegas, pero se que lo vamos a descubrir. Ya en casa, los días en la oficina pasan con normalidad. Ellas aprenden rápido y han colaborado con la gente que tengo ayudándome. Estoy pensando seriamente en ofrecerles un sueldo y darles responsabilidades, tienen toda la capacidad y puedo notar que están echas para esto. Hoy es viernes y la jornada terminó a las 5 de la tarde. Paso por un café y me tomo uno con un tostado. No tengo ganas de cocinar. Estoy sentado como una hora, entretenido con las inversiones a distancia hasta que decido que es hora de un buen baño. Recibo un mensaje de la señora Ferreira y me llama la atención, asique lo abro. 'Discuple señor Rivero, no se si esta en la oficina aun. Le envié por correo el archivo digitalizado para que Noemí pueda operar en sus cuentas bancarias. Le recomiendo que lo firme y me lo mande a la brevedad. Gracias. ' Vuelvo a la oficina para imprimir el documento. Seguramente allá, los bancos están abiertos hasta tarde o lo hacen vía online. Mañana no creo que abra ningún banco en el mundo, por lo esto es para hoy. Le informo que su hija ya se fue a su casa y me pide si por favor puede ser hoy, así cierra el contacto con su asesora mañana temprano. Obviamente no hay problema ninguno. Paso por mi apartamento a darme una ducha. Cinco minutos no van a hacer la diferencia. Me doy una ducha rápida y tomo camino a su casa. Después de allí, pienso ir a buscar alguna amiga por ahí. Frente a su puerta, toco el timbre una vez y nada. Miró mi reloj pensando que quizá es muy tarde. Veo que son las ocho, asique vuelvo a insistir. Dos minutos después la puerta se abre. Me recibe un un pijama de dos piezas, short corto y musculosa. Puedo notar que no tiene brasier porque sus pechos me saludan. Su cuello y su rostro está rojo y nunca creí que verla así me pusiera tan duro. Muerde su labio y pienso que esta chiquilla me quiere infartar. Carraspeo para saludar. -Buenas noches, ¿interrumpo? -Hola. no, pasa. Me guía a la sala que ocupamos la primera vez que estuve aquí y lo que muestra la pantalla me deja atónito. Esta niña no puede estar mirando eso. -Yo creo que si interrumpo- le digo señalando su cuerpo y la pantalla mientras detallo su ropa. Alzo mis cejas juntas cuando veo que su ropa está desordenada. Miró su rostro aún rojo, se muerde los labios y puedo notar como presiona sus piernas. Me acerco a su cuerpo sin tener voluntad del mío y con una mano rompo el agarre de sus dientes. -Te vas a lastimar- Le digo suavemente. Y la maldita niña me besa. No quiero responder, debo ser fuerte, es una niña, me digo una y otra vez para volver en mi. No puedo evitar devolverle el beso, porque sus labios son deliciosos. Hasta que la niña muerde mi labio y tira de él. Que me lleve el diablo si me trata así y no hago nada. Tomo su cintura y la levantó en el aire haciendo que enrosque sus piernas en mi torso. Todo su cuerpo está caliente. Nos llevó directo a la pared para que no tenga oportunidad de separarse con mis manos en sus glúteos. La condenada se refriega en mi y la cargo nuevamente para sentarme en un sofá. Mis manos recorren su cuerpo sin delicadeza, pero a ella parece ponerla más caliente Se mantiene a horcajadas sobre mi mientras nuestros cuerpos buscan más y más contacto. Una de mis manos se cuela entre nuestros cuerpos y que me lleve el diablo por lo que encuentro. Su humedad me recibe y el gemido que se le escapa cuando la toco me vuelve loco. Arranco su ropa desesperado y ella lo hace con la mia. Pasa sus manos por mi pecho hasta la base de mi tatuaje. Dos minutos, dos minutos tardamos en quedar como dios nos trajo al mundo. Segundos en colocarme protección y otros tantos segundos hasta que la condenada volvió contra mi cuerpo para volver a refregarse. Esta vez, ya no había barreras en nuestras partes íntimas. Cuando sube por mi cuerpo y baja, mi m*****o entra de lleno en ella, que comenza a desacelerar, pero no se detiene. Mis brazos rodean su cuerpo para avisar que se siga moviendo. Si solo se mueve un centímetro, estoy seguro de terminar como un puberto sin experiencia. -Por favor- me dice en medio de un gemido. Busco sus labios para callarla y se mueve aún más. Quiere esto, esto le voy a dar. Posiciono mis manos en su espalda y le permito que se mueva a su antojo. Su piel caliente y suave en contacto con la yema de mis dedos, me enloquece. Su baiven y la humedad que desprende su cuerpo me tiene al borde. Esto es de dos y se lo hago saber. Tomo su cintura con una mano y echo su torso hacia atrás. Por instinto apoya sus palmas abiertas en mis rodillas. Con mi otra mano giro su rostro hacia mi. Quiero verla rostro cuando y cuerpo se deje ir. Entonces con mi mano aún en su cintura, comienzo a mover su cadera hacia la mía, entrando hasta la empuñadura. Su rostro se hace hacia atrás y tomó su mentón. No pienses que vas a escapar condenada niña. Con sus labios toma uno de mis dedos y lo muerde. Todo su cuerpo tiembla y me dejó ir cuando se hace hacia adelante y se abraza a mi. -Mierda, Matias- dice en un jadeo. Mi cabeza se apoya en el respaldo del sofá mientras trato de calmar mi respiración. Su frente se encuentra apoyada en mi pecho y sus brazos flacidos a mis costados. Mis dedos pasan por todo su contorno y veo que su piel se eriza y se ríe. -No sabía que se podía hacer eso- me dice toda tímida. 'Si supiera todo lo que puedo enseñarle a hacer', pienso en ni mente.
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