Noemí.
-Ya tío. Nada que tu no hubiera echo antes. Déjalo correr- le digo para que no moleste a Matías.
El se ríe de nosotros y yo no entiendo nada.
-Me asombra cuanta confianza para hablar así de las relaciones sexuales que mantienes con tu esposo ¿eh? Pero no para contarme donde terminaron después del casino. - su mirada no demuestra ninguna gracia.
-¿De qué hablas tío? - me hago la idiota.
-Siéntanse que les voy a contar una historia muy divertida. Divertidisima. - dice. on sarcasmo, nos señala las silla frente a él y tomamos asiento.
-Llegue como a las 12 a Las Vegas derecho a presentar la denuncia. Fui con los documentos que cada uno de ustedes firmó y los que firmó cada una de las chicas. Asenté la denuncia y me declaré el abogado de la parte vulnerada. Luego, me dije Ya que estas aquí deberías averiguar sobre el mesero. El dinero compra al hombre y esta vez no sería diferente.
Mis ojos viajan a Matías que solo lo mira con su rostro inflexible mientras mi tío sorbe de su café. Hago lo mismo con el mío tratando de pasar este momento.
-Llego hasta el casino, me presento con el señor Holt y le pregunto por el mesero. - continua como si nada- Cabe aclarar que el tipo proviene de un catering contratado y la ficha la tenía Daniel, por lo que sé todos sus datos. Yo me iba feliz de la vida de ese lugar hasta que me crucé al desgraciado ese. Por un momento creí que no lo iba a poder tratar civilizadamete, pero me sorprendí a mi mismo extendiendo la mano. Me presenté tranquilo y ¿a que no saben que me pregunto?
-No lo se, Mauricio. -responde Matías.
-Me preguntó como iba el feliz matrimonio- levanta su vista y nos ve firme, muy firme.
Esa palabra no me gusta. Miró a Matías que me mira como diciendo te lo dije y me Dan ganas de golpearlo.
-Yo me dije, este viejo amargado se quiere pasar de listo conmigo y yo le voy a dar su merecido. - parece a punto de reirse- Le conteste que son una pareja muy feliz, porque tampoco puedo negar lo evidente- recorre el espacio frente a nosotros con sus manos- y le aclare que eres mi sobrina y si tu eres feliz, toda la familia lo es. ¿A qué no sabes que me dijo luego?
Por lo visto lo sabe todo asique me exaspera que juegue con nuestra mente.
-No lo se, tío. Ya di lo que vallas a decir y listo. - Le digo exasperada.
Matías palpa mi pierna debajo de la mesa y lo miro enojada.
-Tranquila. Ten paciencia. - me dice.
Mi tío solo nos mira interactuar.
-Resulta que el tipo me preguntó si la familia estaba feliz con el matrimonio, que si su hija se casara en una iglesia de mala muerte en Las Vegas estaría totalmente enojado. No sabía de lo que hablaba hasta que se hizo el bueno. 'No sabía que no estaban informados del matrimonio. Me disculpo' dijo antes de irse y señalar la maldita capilla. ¿Cuando pensaban decirme que se casaron eh? Porque no puedo hacer nada si mienten.
-No mentimos. Solo no dijimos lo que no tiene importancia en esto. - justifico.
-O sea que el matrimonio va a continuar. No fue algo echo sin sus consentimientos. Fue adrede- acusa.
-Obviamente nos casamos porque estábamos drogados, no porque pasara algo. Apenas nos conocíamos tio- aclaró.
-Tienen que pensar lo que van a hacer. Si continuo con la denuncia, toda la evidencia tiene que estar sobre la mesa y se puede solicitar anulación por estado inconsciente al momento de hacerlo. Si no quieren eso y luego se arrepienten, solo queda el divorcio y queda registro por todos lados.
-Tenemos que solicitar la anulación, tío.
-¿Matías?- Le pregunta y yo lo miro con mis cejas juntas- Esto es de a dos. O lo hacen los dos o ninguno, sino todo se viene abajo.
-¿Mat?- mis ojos son inquisidores. No puede estar pensando en no aceptar la anulación. Sería muy estúpido.
-Lo que ella decida está bien- contesta con una sonrisa que es obviamente fingida.
-Bien. Mañana voy al registro. Eviten estar pegados como mocos todo el día, porque sino la anulación pierde valor. - nos dice mi tío viéndonos seriamente.
-No tiene nada que ver una cosa con la otra, tío.
-Oh si que la tiene. Si alguien demuestra que están juntos, no hay como alegar que no quieren esto. El matrimonio es sagrado. Deberían saberlo.
Se levanta y se va a las habitaciones de los invitados.
La expresión de Matías ronda por mi mente por un rato.
-¿Qué significa lo que ella decida esta bien, Matías? ¿No se supone que los dos queremos esto?
-No Noemí. Yo quiero que ese tipo pague por lo que hizo y no solo a nosotros sino a 24 chicas más.
-Pero lo de la anulación también, Matías. Lo habíamos hablado.
-Al principio. Ahora no me importa.
Lo miro con mis cejas juntas. Esta demente, muy demente.
-No entiendo como puede no importarte. - Le grito.
-¡Porque te quiero, Noemí! ¡A mi no me importa estar casado contigo porque de verdad te quiero. - se acerca a mi y toma mi rostro con sus enormes manos- No me importaría despertar contigo cada día de mi vida, cariño.
-Matias- cierro mis ojos mientras se me llenan de lagrimas- una cosa es que me quieras y otra que sigamos casados. Es diferente.
-No es diferente porque te amo. Es imposible de ocultarlo Noemi. Te amo.
Sus labios se unen a los míos en un beso suave. Me toma de la cintura y me sienta en su regazo.
-Yo te amo, Noemí y no me importa esperar a que tu también lo hagas. - pronuncia antes de volver a besarnos.
-Supongo que no hay anulacion- dice mi tio con una sonrisa.
-Tenemos que hacer esto bien. Las dos cosas. Primero denuncia y anulación y luego hablar con los padres y pasar lo que hay que pasar- es lo que se me ocurre decir.