Noemí.
Papá no dejó de hablar del estado en que encontró a Matías cuando fue a verlo. Se dedicó a aclararle a mamá que se disculpó una y otra vez con él por si se había ofendido.
Claramente se había ofendido.
Terminando el receso, mis padres volvieron a casa. Su visita me hizo muy feliz. Hablamos por horas con mamá, de chicos, de casa, de las actividades que ha estado haciendo cada una, de su historia con papá, de mi niñez, de las discusiones con papá porque nos sigue viendo como niñas pequeñas. Fue muy agradable. No dejó de insistir en sí había algún chico hasta exasperame.
Con papá andamos, hicimos asado, aprovechamos a tomar unos mates y a pasear.
Con mis hermanos nos divertimos de otra manera, básicamente peleando o paseando por todos lados.
El lunes siguiente fue una agonía comenzar el nuevo semestre. Ya extrañaba a mis padres, pero yo quiero esto. Es a lo que vine.
A la tarde no fui a la oficina, como no lo he echo desde que rompimos. No estoy preparada para verlo aún.
-Preguntó por ti, Noemi. Realmente está interesado en saber de ti. - me dice mi amiga de brazos cruzados.
-Dile que estoy bien y ya. No hay mucho más.
-¿Realmente estás bien o finges que lo estás?
-Estoy bien, Alfonsina.
-Yo creo que no quieres reconocer que te pasan cosas con él y lo esquivas.
-No es así- la señaló con el dedo- no me pasa nada, por eso se terminó.
Ella apoya una mano en su cadera.
-Yo, Alfonsina, no te lo creo y si quieres que el lo crea por el motivo que tu quieras, deberías hacer algo más rotundo, Noemí. Porque algún día tendrás que volver a la oficina.
-Es así. No pasa nada - trato de convencernos. - Voy a volver la semana que viene.
-Esta bien. - levanta un hombro- si tu lo dices. Yo solo creo que eres una gallina.
Y la maldita se va. Ni siquiera me permite contestarle. Se pega media vuelta y me deja sola para irse a la U.
Sus palabras Dan vueltas en mi mente. Algo más rotundo ¿que será algo más rotundo?
No lo se. Mañana habrá tiempo de pensar.
Me acuesto temprano y me apronto rápidamente para subir al coche y partir a la universidad. Entro a mi salón y me siento junto a mi amiga. Trato de concentrarme en lo que veo alrededor, pero es imposible. Bajo mi vista a mi cuaderno y copio lo de la pizarra.
Cuando quiero ver a mi lado, mi amiga no está y hay un chico que no conozco.
-Hola, soy amigo de Victor, Samuel- hace señas con su cabeza hacia donde está mi amiga con ese tipo- la profe pidió dúos mixtos y se cambió para hacer el trabajo con el.
Por un momento solo lo miro. Si es amigo de ese tipo, ha de ser como el y una idea inunda mi mente.
-Hola. Soy Noemí. Hagámoslo. - confirmo con una sonrisa.
Nos ponemos a pactar los puntos que nos propuso la profesora. Nuestra interacción es normal, aunque soy más simpática de lo que suelo ser. Parece encantado conmigo hasta que ya es hora de irnos.
-No creo que te funcione, amiga. Samuel es un mujeriego de primera.
-No necesito casarme con el, solo fingir que me interesa. - Le contestó con suficiencia.
-O sea que reconoces que lo haces para evitar a Matías.
-Por supuesto. Si sigue preguntando por mi le contestas que bien y tranquila.
-No estoy de acuerdo con lo que haces, Noemí.
-No necesito que me apoyes, solo que seas leal a tu amiga, Alfonsina.
-Esta bien. - se resigna.
Mientras planificamos el trabajo por el resto de la semana, me muestro interesada y coqueta hasta que al fin me invita a una cita.
Se por mi amiga, que Matías se va a encontrar con un socio en el café frente a la explanada de la universidad al medio día, y ahí es donde le pido a Samuel que me recoja.
Los minutos pasan y creo que me va a dejar plantada. Levanto la vista y veo a Matías a través del ventanal, dispuesto a acercarse. Suena mi celular y lo tomo fingiendo disfrutar de la charla con Samuel, hasta que detiene su auto frente a mi.
-Hola hermosa, lamento llegar tarde- me dice.
Por encima de su hombro, veo a Matías encaminando hacia la puerta y en un impuso beso a Samu.
-Esta bien. No había apuro- le digo.
-Valla, eso me sorprendió ¿a qué vino?
-No vamos a dar muchas vueltas. Ambos nos atraemos y queríamos un beso, solo me adelante. ja ja ja- le pongo humor para camuflar lo que en verdad siento.
Pánico. Nos da la vuelta para abrirme la puerta y subo. Los cristales son negros y puedo ver como Matías está estático.
-Muy bien, hermosa. Demos una vuelta por la ciudad.
-Esta bien. Veamos que vemos ja ja
El solo conduce y yo pienso que hago esto por nuestro bien. Por el suyo más que nada. Lamento si Samuel piensa que hay más interés que esto, pero necesito sacar a Matías de mi mente.
Los días pasan volando. Salimos día por medio a dar alguna vuelta, nos damos un par de besos pero no enciende lo que Matías lograba incendiar con un solo beso.
El lunes, despues de la universidad, me hago presente en la oficina. Ahora trato de esquivar a Samu que está denso con avanzar, pero yo no tengo ganas.
Todos me reciben como si hubiera vuelto de la guerra, todos menos él.
-Bienvenida ¿Cómo te fue en los estudios? - me preguntan mis compañeras.
-Ya les dije que te fue bien, pero no me hacen caso jajaja - se burla Alfon.
Segumos bromeando hasta que decido que necesito café. Voy a la cocina a servir para todos. Matías salió y no ha regresado.
-Dime que me superaste y te dejo ir para siempre- me habla en un susurró que me sorprende.
Doy media vuelta y lo miro a los ojos.
-Si. Busco otra oportunidad y deberías hacer lo mismo, Matías. Ya superalo.