Noemí.
Mañana es el día. Viene el tío Mauricio. Justo pudo conectar que la tía Ro iba a acompañar a mi madre a un pueblo para un proyecto y mi tío le puso de escusa venir a ver que hacíamos de sorpresa.
Estos días, sabiendo que el tío iba a hacer lo posible por ayudarnos, nos hicieron sentir más tranquilos.
Matías se abrió como nunca. La historia de sus padres es muy triste. La de la perra de su novia, simplemente absurda. Espero nunca cruzarme con ella en la vida, porque no se de lo que soy capaz.
Por otro lado, dejó entrever lo sensible que es. Es un ser humano con buenos sentimientos y me hace dichosa que nos hallamos encontrado.
-Te estoy hablando- Alfonsina pica mi brazo y me mira muy molesta- Ya se que vives en las nubes, pero vas a tener que bajar si quieres esconder lo que pasa de papá.
-Solo estaba pensando en que va a pasar ahora- me justifico levantando los hombros.
-Si, claro. Y yo soy virgen- dice sarcástica.
-Ya se que te entregaste a ese que te dije que no te conviene, pero yo si hablo enserio.
-No se porque Victor no te cae bien. Es grandioso. Tu en cambio tratas de mentirte de que te pasan cosas con Matías y haces todo lo posible por evitarlo.
-Ya te dije- trato de negarlo por devima vez esta semana, pero ella me calla con una mano abierta en frente de mi rostro.
-Ya te dije yo que cuando seas capaz de reconocerlo quizá es muy tarde, pero allá tu. Ahora lo importante es ir por mi padre. ¿A qué hora llega Matías?
Resoplo frustrada y la sigo al auto. Supongo que es hora de enfrentar las cosas.
Envío un mensaje a Matías para avisarle que mi tío viene en camino. De inmediato contesta que sale para casa.
Solo espero que halla podido modificar el video.
Cuando llegamos al aeropuerto vamos a esperarlo. Mis hermanos y primos tienen clases, por lo que nuestros padres no pueden viajar hasta las vacaciones. Esto es lo más cerca de casa que estoy en dos meses.
Verlo bajar las escaleras es un espectáculo. A pesar de estar cerca de los 50 años, su cuerpo sigue estando trabajado, su caminar es seguro y firme. Tiene ese aura de peligro que emana de los abogados y su altura de casi dos metros lo reafirma. Su rostro está perlado en canas al igual que su cabello. Canas que seguro salieron cuando el tío Javier enfermo, aumentó con el lío de mis padres y se multiplicó con los hijos y sobrinos que la vida le regaló.
Viene mirando sus pies, con esos ojos marrones escondidos hasta que levanta su rostro y las lágrimas le brillan al vernos. Sus brazos se extienden para abrazar a Alfonsina.
-Mi pequeña. Que linda que estas, muñequita. - la besa hasta que mi amiga se ríe.
-Ya papá. Nos están viendo. - Le dice apenada.
-No me avergüenza abrazar a mi hija. Estoy feliz- levanta sus hombros y la abraza antes de girarse hacia mi- mi sobrina hermosa. Princesa.
Me da un abrazo que me sabe a gloria y los tres nos largamos a llorar.
-Vamos a casa. Soy feliz de verlas, pero necesito saber en qué están metidas- nos urge.
-Bienvenido. Gracias por venir. También soy feliz de verte, tío. - Le digo antes de comenzar a caminar con mi amiga colgada en uno de sus brazos y conmigo en el otro.
En el auto, ellos se suben atrás para ir todo el camino abrazados y recibo un mensaje de Matías avisando que ya está en casa.
-Tío. Matías va a estar con nosotros en la reunión- aviso antes de buscar su mirada curiosa en el retrovisor.
-¿Qué tiene que ver el socio de tu padre, princesa?- la tensión es evidente en su rostro.
-El estaba conmigo cuando pasó lo que pasó. - es lo único que me sale.
-Ok. Cuando lleguemos hablamos. Tranquila. ¿si?
Quizá notó el temblor en todo mi cuerpo en este momento.
El viaje dura unos momentos mas, hasta que al llegar a casa lo veo como siempre, apoyado en su auto esperando por nosotros.
Al bajar, nos acercamos para saludar. Extiendo mi mano para saludarlo como si no pasara nada.
-Gracias por venir Matías. Aún más sabiendo que es tu día de descanso. - Le digo tranquila por fuera.
Sus ojos me escrutiñan sin parar.
-Buen día, Matías. Mauricio. No se si me recuerdas. -mi tío vuelve a presentarse.
-Si. Claro. Buen día y buen día para ti también, Alfonsina.
-Buenos días. Voy a preparar café. - y sale disparada a la cocina enseguida que abro la puerta de casa para entrar.
Nosotros nos sentamos en la mesa de la cocina y ninguno abre la conversación, echo que pone a mi tío de los pelos.
-Bueno. Necesito que alguien explique que hago acá. - y nos mira firme.
-¿Recuerda que fuimos a Las Vegas a hacer un negocio hace dos meses?- Matías inicia.
-Si. Un negocio exitoso por lo que me dijo mi amigo. ¿Qué más?
-Allí estaba un abogado que pertenece a la firma que representa muchos de los negocios del señor Holt. - continúa.
-Comprendo. Adelante.
-El estuvo buscándome toda la noche para ofrecerme una copa- levanta sus cejas- y yo me negué una y otra vez.
-Al grano Noemí porque mi paciencia está acabando. - dice firme.
-Como no aceptó las negativas ella dijo que era mi novia para que deje de molestarla- acota Matías al ver que no puedo hablar- y luego nos siguió toda la noche.
-¿Qué más pasó? Porque es obvio que algo más paso- mi amiga llega a dejar una tasa de café a cada uno y se sienta al lado de su padre.
-Nos drogó a ambos.- confirma Matías.
Sus facciones se endurecen y pasa las manos por su rostro repetidas veces.
-Tenemos el video que demuestra lo que decimos- aclaró.
-Ya quiero verlo. - prácticamente nos grita.- Otra vez la misma historia. - refunfuña.
Y yo solo quiero esconderme debajo de una piedra. ¡Tierra ábrete y escupeme en el ártico!